jueves, 30 de mayo de 2019

Más allá de Huawei Washington y Pekín inician una guerra global por la hegemonía tecnológica

EL PAÍS OPINIÓN
El País

Ren Zhengfei, consejero delegado de Huawei FRANCE PRESS


La decisión de Donald Trump de vetar a la compañía tecnológica china Huawei por razones de seguridad nacional —una acusación velada de espionaje— y la celeridad con que Google se ha sumado al veto son señales alarmantes de que el enfrentamiento entre Pekín y Washington ha cruzado la frontera de la guerra comercial para adentrarse en el terreno de un conflicto por la hegemonía del mercado tecnológico mundial. Estados Unidos, de la mano de Donald Trump, está aplicando sin disimulo estrategias políticas y económicas defensivas para impedir que China domine la tecnología global de comunicaciones; y, por su parte, China avanza sin frenos democráticos internos hacia la autarquía tecnológica. De ahí que Ren Zhengfei, consejero delegado de Huawei, haya desdeñado la moratoria de tres meses que el presidente norteamericano ha ofrecido para mitigar los efectos de un veto radical que ha desestabilizado los mercados de valores.

Es pronto para saber si la negociación comercial abierta entre Washington y Pekín conseguirá conjurar la amenaza de guerra fría tecnológica. Pero sí se puede asegurar que el juego de desafíos mutuos conducirá inevitablemente a una desconexión tecnológica de pésimas consecuencias para la economía mundial y para los sistemas integrados de defensa común. Cada ataque y cada represalia de Washington y Pekín confirman que estamos ante una confrontación política. Trump utiliza todos los medios a su alcance de la política exterior para frenar la pujanza china de la misma forma que Pekín ha utilizado un modelo de dictadura política combinado con liberalización económica para acrecentar la expansión de Huawei y otras sociedades chinas en el mercado global.
Pero mientras avanza el conflicto surgen los damnificados, sean las empresas implicadas, como Huawei de un lado o Qualcomm, Texas Instruments o Micron Technologies, suministradores de chips a Huawei, de otro. En el centro del huracán está Europa, destinataria de intensas presiones de Washington, para que se sume a la política de vetos a las empresas chinas. Varios países europeos han optado por Huawei para desarrollar las tecnologías 5G, entre ellos España. Abandonar el compromiso y volverse atrás en esa decisión a instancias de la Administración de Trump implicará miles de millones de euros en costes para estos países y un retraso de dos años —según estiman los expertos— para encontrar un nuevo operador. Por otra parte, el mercado tecnológico mundial está dominado por no más de seis compañías estadounidenses, como Google, Facebook, Amazon o Apple, que pueden tomar decisiones desagradables sobre el desarrollo tecnológico europeo. Bruselas y todos los países de la región están entre la espada y la pared. Solo una decisión firme y, en lo posible, mancomunada, sacará a la eurozona del atolladero. No es prudente descartar que la negociación entre la Administración de Trump y el Gobierno chino calme el caos de amenazas y represalias que empieza a hacer mella en la economía global. Pero hay que recordar que los últimos movimientos sobre el tablero exceden la naturaleza comercial y se parecen más a una batalla sin cuartel por la hegemonía tecnológica.

La gran mentira nacionalista de que los catalanes fueron marginados en la Conquista de América

ABC HISTORIA
César Cervera


El monopolio comercial no fue un privilegio de Castilla frente a la Corona de Aragón, sino de un puerto de la península, Sevilla, elegido por sus condiciones geográficas y sustituido más adelante por el de Cádiz por los mismos motivos.

Vista de la ciudad de Sevilla, a finales del siglo XVI


El reinado de los Reyes Católicos, con la consiguiente unión de las coronas de Aragón y Castilla y León, es señalado por el nacionalismo catalán como el origen de todos los males históricos de Cataluña. Según apunta una guía turística que se distribuía hasta hace poco en Barcelona, la región fue «privada de oportunidades comerciales con América y se convirtió en una tierra empobrecida». Una versión victimista y manipulada de la historia, frente a la que el hispanista Henry Kamen dice «no saber si reír o llorar ante tanta insensatez» en su libro «España y Cataluña: Historia de una pasión» (La Esfera de los Libros).
Bien es cierto que durante el siglo XV tuvo lugar un claro declive económico en la ciudad de Barcelona –enclave comercial de la Corona de Aragón y sus territorios en el Mediterráneo–, pero éste se produjo antes de la llegada de los Reyes Católicos. Entre 1462 y 1472, la ciudad de Valencia alcanzó un mayor desarrollo y superó por primera vez comercialmente a Barcelona. Fue una crisis pasajera motivada por razones demográficas y por epidemias, que no remitió definitivamente hasta el siglo XVIII, ya con los Borbones.

La ciudad de Valencia alcanzó un mayor desarrollo y superó por primera vez comercialmente a Barcelona

La unión dinástica de los Reyes Católicos inició un periodo de gran efervescencia económica para la península con la asociación entre reinos hispánicos. Cataluña y toda la Corona de Aragón giraron definitivamente su vista hacía Castilla, que protagonizó un gran auge tras el Descubrimiento de América en 1492. Pronto, Castilla adquirió un papel preeminente en esta asociación por el peso de su población, el 80% de España, y el hecho de que su territorio ocupaba tres cuartas partes del peninsular en el momento de la unión dinástica.


El falso mito de la prohibición sobre Aragón

Hasta 1520 muchos puertos españoles tuvieron libertad de comercio con el Caribe, incluidos los aragoneses, pero posteriormente se creó un monopolio estatal controlado desde Sevilla. El monopolio no fue un privilegio de Castilla frente a la Corona de Aragón, sino de un puerto de la península, Sevilla, elegido por sus condiciones geográficas y sustituido más adelante por el de Cádiz por los mismos motivos. Cientos de catalanes se desplazaron hacia estas ciudades, donde pudieron comerciar libremente desde 1524. Cabe mencionar que el monopolio nunca fue excesivamente restrictivo, ni siquiera para los comerciantes ingleses, holandeses o franceses.

Estatua de Pere Bertran y Margarit en el Monumento a Colón (Barcelona)
Estatua de Pere Bertran y Margarit en el Monumento a Colón (Barcelona)

La Monarquía hispánica buscaba con esta medida el traslado seguro de la conocida como Flota de Indias, así como evitar que la dispersión en muchos puertos facilitara los ataques piratas. Entre 1540 y 1650 (periodo de mayor flujo en el transporte de oro y plata), de los 11.000 buques que hicieron el recorrido América-España se perdieron 519 barcos, la mayoría por tormentas u otros motivos de índole natural. Solo 107 lo hicieron por ataques piratas, es decir, menos del 1 %, según los cálculos de Fernando Martínez Laínez en su libro «Tercios de España: Una infantería legendaria». Un daño mínimo que se explica por la gran efectividad de este sistema de convoyes que encontraba su estación final en Sevilla.
El origen del mito sobre la exclusión de los catalanes en el comercio con América nace de las cláusulas restrictivas incluidas en el testamento de Isabel la Católica, que daban preferencia a los comerciantes castellanos en varios asuntos, puesto que la Reina consideraba que el descubrimiento y su explotación pertenecía a Castilla. Sin embargo, en los siguientes años, bajo el reinado de Fernando «el Católico, se revocó la mayoría de las limitaciones sobre los aragoneses y se clarificó que la orden dada por Isabel y Fernando, en 1501, a Nicolás de Ovando de que «no haya extranjeros de nuestros reinos y señoríos» se refería a los flamencos de la corte de Felipe el Hermoso y estaba destinada a prohibir el comercio de las Indias con y desde puertos de Flandes, no a los súbditos de los Reyes Católicos.

Gran parte de los comerciantes catalanes, no en vano, estaban poco interesados en América a principios del siglo XVI, ya que estaban ocupados tratando de recuperar su posición en los mercados tradicionales, es decir, en el Mediterráneo

La realidad fue que los aragoneses y los catalanes participaron desde el principio en la empresa americana. Prueba de ello es que el jefe militar del segundo viaje de Colón fue el ampurdanés Pedro de Margarit al frente de doscientos soldados catalanes o que el primer vicario apostólico en las nuevas tierras fue Bernardo Boil, benedictino de Montserrat. El historiador catalán Jaume Vicens Vives cita, en años posteriores, el envío de franciscanos catalanes a América en 1508 o la expedición de Juan de Agramonte (Joan d’Agramunt) a Terranova. Además, Jaime Rasqui fue uno de los conquistadores del Río de la Plata. Juan Orpí fundó Nueva Barcelona en Venezuela. Y el leridano Gaspar de Portolá conquistó California.
Gran parte de los comerciantes catalanes, no en vano, estaban poco interesados en América a principios del siglo XVI, ya que estaban ocupados tratando de recuperar su posición en los mercados tradicionales, es decir, en el Mediterráneo y en Europa del norte. Asimismo, Fernando «el Católico» otorgó, en las Cortes de Montsó de 1511, total libertad a los catalanes para negociar con las plazas del norte de África. Las cesiones en los mercados africanos, cuya conquista y defensa corría a cargo de las arcas castellanas, contribuyeron a que Barcelona recuperase poco a poco el pulso económico tras la crisis sufrida en el siglo XV.
En 1522, Carlos I de España rechazó una petición expresa de Barcelona para obtener permiso de comercio directo con América desde sus puertos, y remitió a los comerciantes catalanes –como al resto de habitantes de España– a trasladarse a Sevilla (más tarde a Cádiz) y hacer uso de sus infraestructuras. Desde el punto de vista legal no había ninguna restricción, tan solo las exigencias que cualquier castellano también debía obedecer.

A la conquista de privilegios reales

«Los comerciantes del Principado procedieron primero a la conquista de posiciones sólidas en la plaza de Cádiz para más tarde obtener una serie de innegables privilegios todavía en el marco del monopolio andaluz y finalmente conseguir la ruptura del régimen implantado en 1503», explica el historiador Carlos Martínez Shaw, en su estudio «Cataluña y el comercio con América: el fin de un debate» sobre el ascendente protagonismo de los mercaderes catalanes en el puerto andaluz.
Entre 1509 y 1534, el número total de comerciantes procedentes del Reino de Aragón se elevó a la cifra de 121, contando a aragoneses (46), valencianos (26), mallorquines (11) y catalanes (38). Número exiguo en relación a los 2.245 andaluces embarcados entre las mismas fechas, pero superior a los 48 naturales del reino de Murcia o a los 23 de Navarra, según las estimaciones del historiador Pérez Bustamante en «Las regiones españolas y la población de América» («Revista de lndias», número 6).

Puerto de Barcelona, grabado francés del siglo XVIII.
Puerto de Barcelona, grabado francés del siglo XVIII.

A principios del siglo XVIII, coincidiendo con la expansión económica de Cataluña tras la Guerra de Sucesión, el comercio de este territorio incrementó de forma acelerada su presencia en las rutas transatlánticas. La Real Compañía de Barcelona –«una empresa privilegiada» financiada por la burguesía mercantil del Principado con el objetivo de dar salida a la producción catalana hacia los mercados ultramarinos– dominaba la mayor parte del comercio de Cádiz a mediados de siglo. Y, por presión de esta compañía, se publicaron los decretos de 1765 y 1778 que terminaban con el monopolio andaluz y permitieron la participación directa de los distintos reinos de la Monarquía en el tráfico colonial, siendo Barcelona uno de los puertos habilitados para el libre comercio.
Tampoco es cierto el mito de que la población aragonesa tenía restringida la migración al nuevo continente. Carlos I estipuló la igualdad de derechos entre los súbditos de Castilla y los de Aragón en las Leyes de Indias. Una célula real en tiempos de Felipe II evidencia que los catalanes contaban con la misma consideración legal que el resto de españoles para circular por las posesiones hispánicas en América, donde los extranjeros tenían prohibida su presencia: «No residan en las lndias y salgan luego de ellas todos los extranjeros, que no fueren naturales de los reinos de Castilla y Aragón». Sin embargo, y aunque el goteo migratorio fue constante, los problemas demográficos que sufría Cataluña y su escasa población en el siglo XVI hicieron que el mayor número de españoles que colonizó América procediera de Castilla.

VETO DE GOOGLE A HUAWEI. Huawei asegura que actualizará sus equipos pese al veto de Google

EL PAÍS ECONOMÍA
Macarena Vidal Ly

El Gobierno chino promete apoyar a sus empresas “en la defensa de sus derechos legítimos mediante vías legales”.


Google rompe con Huawei, cuyos móviles se quedarían sin ‘apps’ ni actualizaciones. 

VETO A HUAWEI. ¿Y si China se venga con el iPhone? Todo lo que Apple puede perder en la guerra de Huawei

EL PAÍS TECNOLOGÍA
Pablo G. Bejerano

Tras las sanciones de EE UU a la firma asiática, el iPhone podría sufrir las represalias de Pekín.


Tienda de Apple en Shanghái. 

Letterone y el Santander firman un acuerdo in extremis para salvar a Dia

EL PAÍS ECONOMÍA
Javier Salvatierra

El pacto entre Fridman y los acreedores incluye no pagar deuda hasta 2023 y nuevas líneas de liquidez. La CNMV analiza el tuit de Botín sobre DIA antes del cierre de la Bolsa.


La presidenta del Santander, Ana Botín, en el acto del 'Financial Times'.  EFE


Al límite del tiempo para verse abocada a instar el preconcurso de acreedores, Dia encontró finalmente una tabla de salvación. El máximo accionista de la cadena de supermercados, el fondo Letterone, alcanzó un acuerdo con el Banco Santander sobre la deuda del grupo, despejando el camino para que el inversor ruso inyecte el dinero que saque a la empresa de la situación de quiebra técnica en la que está y ponga en marcha su plan de rescate. El acuerdo financiero incluye aplazar la deuda hasta 2023 y nuevas líneas de liquidez por 380 millones.
Un día más, un aire de culebrón impregnó los acontecimientos en torno a la maltrecha cadena de supermercados. Ayer era el último día para que el grupo distribuidor resolviese la situación de patrimonio negativo en que se hallaba tras presentar a cierre de 2018 unas pérdidas de 352 millones de euros. Si no lo hacía, estaba abocada al preconcurso de acreedores. El máximo accionista, el fondo Letterone, era el encargado de inyectar el dinero necesario –al menos 174,9 millones de euros- una vez que había logrado con una opa el control del 70% de las acciones. Pero el fondo supeditaba esa inyección a un acuerdo con los bancos. Y ese acuerdo solo llegó en la tarde de ayer.
Para no restarle un ápice de drama a la crisis, fue la presidenta del Santander, Ana Botín, la que oficializó el acuerdo, pocas horas antes del fin del plazo y no sin suspense. En su cuenta de Twitter, Botín afirmó que "finalmente el Presidente de LetterOne se ha comprometido a trabajar para eliminar la discriminación entre bonistas y bancos de Dia, lo que creemos es un tratamiento justo. Santander, de manera responsable, ha decidido apoyar a Dia y sus empleados", unos 40.000. Esa intervención en la red social antes del cierre de mercado motivó que la CNMV afirmase que abriría lo analizaría.
La discriminación de la que hablaba Botín se refería al plan que les había puesto delante Fridman y que el viernes habían aceptado 16 de los 17 acreedores de Dia. Según dicho plan, entre otras cosas, las entidades debían aplazar a 2023 el vencimiento de un préstamo sindicado de 912 millones, sin recibir ni un euro ni de la ampliación de capital de 500 millones que promete Fridman ni de la venta de las perfumerías Clarel y los mayoristas Max Descuento. Sin embargo, este plan no ponía ningún impedimento para que los bonistas recuperen el importe de los bonos corporativos de Dia que vencen a primeros de julio.
El Santander, tenedor del 22,5% de esa deuda, no estaba dispuesto a permitir que los bonistas tuviesen preferencia. De hecho, Botín calificó esa propuesta de "injusta" en un acto en Madrid, lo que hizo pensar que el pacto no llegaría. Durante las negociaciones con los hombres de Fridman, el Santander reivindicaba que anteriormente ya había logrado un acuerdo con el consejo de administración de Dia según el cual, la venta de Clarel y Max Descuento y parte de la ampliación de capital iría destinada al pagar parte de esa deuda.

Sin vencimientos hasta 2023

Finalmente, los términos del acuerdo incluyen la mayoría de las peticiones de Fridman, es decir, el aplazamiento de los pagos de la deuda hasta el 31 de marzo de 2023, nada de amortizar deuda con la venta de Clarel y Max Descuento, con la ampliación de capital o con cualquier otro dinero que inyecte Letterone y nuevas líneas de financiación por 380 millones para que Dia pueda seguir operando. Además, la cadena se libra de algunos compromisos relativos a su ratio de deuda. A cambio, los bancos logran que Dia cree una filial donde agrupe sus tiendas más rentables y que será la titular de las deudas. En cuanto a los bonistas, se autoriza a Dia "obtener" 400 millones de euros con el objetivo de refinanciar los bonos con vencimiento en 2021, aunque se aclara a continuación que Dia "no asume una obligación de refinanciar" dichos bonos. ES decir, se abre la puerta a alguna medida respecto a los bonos.
Con todo ello, Letterone da por cumplidas las condiciones que había puesto para proceder a la ampliación de capital de 500 millones aprobada en la junta del 20 de marzo. Solo queda hacerse con la mayoría de los puestos del consejo, para lo cual pide a los actuales dirigentes "con carácter inmediato los nombramientos oportunos [de consejeros nombrados por Letterone] que le han sido comunicados" y que no tome ninguna iniciativa relativa al concurso de acreedores.
Una vez logrado el acuerdo, Letterone tiene ya vía libre para poner en marcha su plan de rescate de la cadena de supermercados, que se halla en situación crítica, con caída de las ventas y los beneficios y una deuda de 1.700 millones. El primer paso será cerrar el agujero patrimonial, de 175 millones de euros a día de hoy, lo que evita el preconcurso. Letterone habla en su nota de inyectar al menos 490 millones a través de una "ampliación de capital o préstamos participativos", una vez se liquide la opa, es decir, se pague a los accionistas que decidieron acudir a ella.

LA CNMV ANALIZA EL TUIT DE BOTÍN

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) asegura que no le han pasado "inadvertidas" las declaraciones de este lunes de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, sobre la cadena de supermercados DIA con los mercados bursátiles en España abiertos, por lo que está analizándolas.
A las 16.15 horas, tras intervenir en un acto en Madrid, Botín manifestó a un grupo de periodistas, sobre las negociaciones para evitar el concurso de DIA, que el Banco Santander había tratado de llegar a un acuerdo que fuese "bueno para todos". "Como hemos dicho desde el principio, (con la propuesta planteada por el principal accionista, Mijaíl Fridman) los bonistas extranjeros reciben el 100 % y a los bancos españoles les están ofreciendo algo que realmente es muy inferior", ha explicado Botín.
La sociedad LetterOne -controlada por el magnate ruso- reveló el viernes que había llegado a un consenso con 16 de las 17 entidades financieras acreedoras de DIA para que acepten aplazar hasta 2023 el vencimiento de toda la deuda del grupo, por lo que sólo faltaba la firma del Santander, dueño del mayor porcentaje de deuda de DIA con cerca de 300 millones.
Apenas una hora después, a las 17.20 horas, Botín anunciaba en Twitter que la entidad había decidido "apoyar" a la cadena de supermercados después de que Fridman se haya comprometido a trabajar en eliminar la "discriminación" entre los bancos y los bonistas.
"Santander de manera responsable ha decidido apoyar a DIA y sus empleados", añadía la presidenta del Banco Santander, que con ese mensaje anunciaba con los mercados bursátiles aun abiertos un principio de acuerdo después de semanas de intensas negociaciones.
DIA ha caído hoy en Bolsa un 0,641% y el Banco Santander un 1,59%.