Kamal Habib. FRANCISCO CARRIÓN
Fue compañero de pupitre y celda de Ayman el Zawahiri, el cirujano egipcio
que desde su guarida de Pakistán o Afganistán trata ahora de curar las heridas
de una Al Qaeda apaleada por la irrupción del autodenominado Estado Islámico. El camarada Kamal Habib es una vieja gloria del firmamento de los
yihadistas egipcios. Fue cofundador de la Yihad Islámica, la
organización que en 1981 urdió el asesinato del entonces presidente Anuar el
Sadat, y expió su culpa durante una larga década de calvario carcelario.
Reticente a desempolvar la losa de su pasado, Habib presume de haber
sobrevivido a los sueños suicidas de juventud. Hoy, rehabilitado
pero instalado en el salafismo (rigorismo musulmán), es un ávido observador de
la nueva generación que protagoniza la yihad global. "Para
entender bien lo que representa el IS hay que estar muy cerca de su psicología.
Solo así se comprende como pueden convertir a personas corrientes en
yihadistas", advierte en el preludio de la entrevista con EL
MUNDO. "ElDaesh [acrónimo en árabe del
Estado Islámico] es la reacción de los jóvenes que vieron lo que sucedió en
Afganistán e Irak. Son, a su manera, un movimiento
paralelo a los grupos anarquistas en Europa. Se consideran a sí
mismos un modo de protesta contra la opresión que padecen los musulmanes tras
los ataques de George W. Bush y los estragos del imperialismo en
Palestina", arguye Habib desde el salón de su apartamento, perdido en una
zona residencial del extrarradio cairota a la que aún no ha llegado el
pavimento ni el alumbrado público.
Es ya noche cerrada cuando, rosario en
mano y entre sorbos de té, Habib sortea las preguntas que fisgonean en aquella
época en la que se codeaba con Al Zawahiri. "La mayor parte de nuestra
generación pertenecía a la clase media o media alta. De niños nos educaron para
que nos abriéramos paso en una sociedad convencional pero no hicimos lo que
nuestros padres soñaban", ha confesado en alguna ocasión. Cuando con
desgana vuelve a aquellos años de trinchera, le sorprende haberse creído
invencible."Todos los yihadistas fantasean pensando que son más
poderosos de lo que realmente son. El IS ha llegado a la cúspide de esa máxima.
Sus militantes creen que son fabulosos y tienen poderes mágicos. Los atentados
que han golpeado Europa están perpetrados por un puñado de jóvenes que se
sintieron más fuertes que los Estados donde residían", relata el converso,
quien -tras dar portazo a su vida anterior- se doctoró en ciencias políticas
con una tesis sobre partidos políticos e islam en Turquía.
"Es cierto -admite Habib- que el
'Daesh' es hijo de Al Qaeda pero es un retoño mucho más violento y sangriento
que su progenitor. Al Qaeda cuenta con un líder maduro como Al Zawahiri, que
basa sus decisiones en la realidad y la experiencia. El IS es todo lo contrario. Está seduciendo a los más jóvenes con
ensoñaciones y falsas ofertas de felicidad, justicia social y orden diseñadas
'ad hoc' para vidas huérfanas de rumbo y expectativas". El
ex muyahidin (guerrero santo, en árabe) descarta que
"el vástago engulla por completo al padre" y advierte de que ambas
organizaciones seguirán latiendo "mientas pervivan las circunstancias bajo
las que fueron fundadas".
"Ni Al Qaeda ni el IS entienden el islam"
"La primera generación de
yihadistas -enumera- nació en Afganistán. Fue inventada por EEUU para hacer
frente a los soviéticos. La segunda surgió tras las arremetidas estadounidenses
en Afganistán e Irak y la tercera generación es la del IS. Todas crecieron porque Washington tomó la decisión de no cuidar
Oriente Próximo y dejó que los enemigos regionales se
destriparan creyendo que sus consecuencias no alcanzarían Occidente, como ahora
está ocurriendo". En cualquier caso, a juicio de Habib, los batallones que
hoy desfilan por los confines del califato o viven agazapados en sus
madrigueras europeas son "una prole mejor preparada y más capacitada que
ha aprendido de los errores cometidos por los camaradas más veteranos".
"Ni Al Qaeda ni el IS entienden el islam. Lo
interpretan a su conveniencia pero al menos los cabecillas de
Al Qaeda han estudiado la religión de la mano de jeques respetados y no son,
como el IS, jóvenes que carecen de la más leve noción de religión",
sostiene el profesor, que subraya la presencia de la vieja guardia de Sadam
Husein en la élite que rodea al autoproclamado califa Abu Bakr al Bagdadi. "Fueron
-reconoce- oficiales de los servicios de inteligencia iraquíes y, al enrolarse
en el IS, se llevaron con ellos los métodos brutales y sádicos del régimen de
Sadam".
A pesar de la insistencia del
periodista, Habib no relaja las líneas rojas que ha trazado en torno a su
biografía. Rehúsa incluso proporcionar su fórmula para sofocar el terror que
amenaza las calles del viejo continente. "¿Cómo acabar con ellos?
Pregúntele mejor a sus líderes. Yo creo que no hay ningún Gobierno -ni el
británico ni el alemán ni el español- dispuesto a declararle la guerra al IS y
dudo que quieran derrotarlo. Los países europeos no están unidos. Sus políticos
no son serios ni contundentes". Cuando la conversación y el
forcejeo decae, Habib -quien una vez soñó cambiar el planeta a golpe de una
"yihad malentendida"- murmura: "Los acólitos del 'Daesh' aún se
consideran imbatibles porque el mundo no ha podido acabar con ellos. Fantasean
todavía con la idea de conquistar Al Andalus, difunden su Apocalipsis de muerte
y destrucción y creen que son la mano de Alá que reparte justicia y acaricia la
victoria. Puede que vivan unos cuantos años más pero no tienen futuro. Estarán
muertos cuando los Gobiernos de Europa y Oriente Próximo lo quieran".
ELMUNDO.
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