Una de las niñas secuestradas, en el vídeo grabado por Boko Haram en el bosque de Sambissa.
- Nigeria trata de confirmar la identidad de la niña, que ha confesado a los militares cameruneses ser una de las secuestradas en 2014.
- Las niñas perdidas de Nigeria.
Una de las dos niñas suicidas detenidas por fuerzas locales de
autodefensa camerunesas en el norte del país este viernes dice ser una de
las 219 niñas secuestradas en la escuela de Chibok en 2014 según
fuentes militares y locales.
Las dos
niñas llevaban explosivos y pensaban detonarlos cuando
fueron detenidas por los milicianos en la localidad de Limani,
cercana a la frontera nigeriana y objetivo habitual de los terroristas de Boko
Haram.
Las niñas fueron entregadas al
ejército camerunés, que forma parte de un conglomerado de
fuerzas que luchan contra este grupo perteneciente al autodenominado Estado Islámico,
según informa Anne Mireille Nzouankeu a la agencia Reuters.
Camerún
intenta en estos momentos confirmar
la identidad de la menor con las autoridades nigerianas. Si
fuera una de las secuestradas, sería
la primera pista tangibledel paradero de al menos una de ellas. Desde
que se consumó el secuestro y se publicó un vídeo con su imagen, han
corrido varios rumores sobre su destino, que incluía la venta como esclavas o
la muerte en una ejecución masiva.
Paralelamente,
el ejército de Nigeria anunció este jueves la liberación
de 800 personas secuestradas por Boko Haram que vivían
encerradas en zonas controladas por los yihadistas, sin que se sepa si alguna
de ellas guarda relación con ese secuestro, ya que se producen este tipo de
acciones a diario. Ayer retuvieron a otras 19 mujeres y niñas en otra aldea del
norte del país.
Hace casi
dos años, la elección de Chibok no fue casual. Se trata de una localidad mayoritariamente cristiana en medio del territorio sin
ley de Boko Haram. Además, atacando un colegio mal defendido
conseguían un objetivo simbólico contra el que luchan: la educación, una
especie de criptonita para todo movimiento radical que se precie.
Los yihadistas
tenían planeado el ataque y lo ejecutaron con celeridad: saquearon todo aquello
de valor que hubiera en las aulas, reunieron a las niñas en el patio y quemaron
el edificio mientras disparaban sus armas al aire. Llenaron los camiones con las niñas, de entre 16 y 18 años, y el
resto fueron obligadas a continuar a pie hasta la frontera
del bosque de Sambissa, una zona forestal del tamaño de Andalucía a 150
kilómetros de la escuela usando pequeños campamentos de tránsito, como la
cárcel de Ngoshe, donde desde el principio fueron adoctrinadas en su 'sharia'
retorcida y preparadas para el matrimonio forzoso.
A Sambissa
no llega el Estado. Es una región sin ley. En
ese trayecto nocturno lograron escapar algunas de las 270 menores
raptadas. Otras lo harían días después. En total, 41
consiguieron regresar a sus casas. Su testimonio habla de "violaciones, trabajos forzados y esclavitud
sexual" en los campamentos de la secta de Abubakar
Shekau, el sanguinario líder de la secta salafista.
El
Gobierno nigeriano sufrió la misma parálisis que su ejército. Tardó dos semanas
en reaccionar y admitir el ataque. Cuando llegó la ayuda internacional (China,
Israel y EEUU mandaron drones y satélites para buscarlas) quizá ya era
demasiado tarde. Goodluck Jonathan, el anterior presidente de Nigeria prometió
varias veces su liberación, a
sabiendas de que su ejército hace años que no domina esa zona,
un pequeño califato a imagen y semejanza del grupo al que rinde pleitesía, el
autoproclamado Estado Islámico.
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