Vicente G. Olaya
Fotografías: Santi Burgos
En el año 578, el monarca visigodo Leovigildo se encontraba en la cima de su reinado. Para reflejar su poderío indiscutible en la mayor parte de la Península y sureste de Francia, ordenó levantar una ciudad palatina junto al río Tajo, en la actual provincia de Guadalajara. La urbe, con palacios, basílicas y casas nobiliarias, fue destruida por un incendio a finales del siglo VIII. Más de un siglo de investigaciones arqueológicas permiten recrear su antiguo esplendor.
1. Arquería de la iglesia medieval que se levantó sobre los restos de la basílica visigoda de Recópolis.
2. Restos de la fachada principal del palacio del conjunto monumental de Recópolis, que ardió por completo a finales del siglo VIII.
3. Acceso lateral de la iglesia de Recópolis, donde se halló en los años cuarenta del siglo pasado un tesoro visigodo con monedas de oro que se guarda en el Museo Arqueológico Nacional.
4. La ciudad palatina de Recópolis se alzaba a orillas del río Tajo, en la actual provincia de Guadalajara, lo que permitía su conexión fluvial con la capital visigoda, Toledo.
5. La basílica de Recópolis nunca tuvo obispo porque el monarca visigodo Leovigildo no deseaba que nadie hiciese sombra a su poder.
6. Un arqueólogo camina entre los restos de los comercios y casas nobiliarias que flanqueaban la vía principal de la ciudad visigoda de Recópolis.
7. Las paredes de la iglesia de Recópolis estaban recubiertas por una especie de estuco blanco que aún es visible en algunas zonas.
8. Para construir los edificios más importantes de la ciudad visigoda se utilizaron grandes sillares, pero la gran mayoría fue transportado por los musulmanes a la cercana alcazaba de Zorita de los Canes.
9. La ciudad musulmana de Zorita se alza a menos de dos kilómetros de Recópolis, a orillas también del Tajo. Comenzó a ser construida en el año 855 por el emir Mohammed I.
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