miércoles, 5 de junio de 2019

‘Sueño rojo’: el ‘plan b’ de Huawei contra las sanciones de EE UU

EL PAÍS TECNOLOGÍA
Macarena Vidal Liy


El sistema operativo propio de la compañía china podría estar listo este otoño.


Un hombre camina junto a una tienda con anuncios de Huawei y Apple, en Pekín, el pasado viernes.  AP


La prohibición de Estados Unidos para que Huawei pueda abastecerse de componentes y software de este país ha caído como un mazazo en China, pero el gigante tecnológico ha reaccionado con relativa calma. Ante la posibilidad de que llegara en algún momento una decisión de este tipo -ha argumentado esta semana-, se ha ido preparando y cuenta con un plan B para hacer frente a la medida que, salvo acuerdo, entrará en vigor el 19 de agosto. Pero ¿en qué consiste este plan, y le permitirá de veras superar el veto de Washington?

A simple vista, el que Google vaya a retirarle la licencia para utilizar el sistema operativo Android en sus nuevos productos, o que las fabricantes estadounidenses de semiconductores cierren las remesas de chips parecería un golpe insuperable para cualquier compañía. En el caso del gigante chino, el veto “lanza una enorme sombra sobre la capacidad de la firma de seguir fabricando productos de consumo avanzados -incluidos teléfonos 5G- que en 2018 generaron el 48,4% de los 105.200 millones de dólares que ingresó la compañía”, opina la consultora Eurasia Group.
Huawei estudia medidas legales contra la prohibición del Gobierno estadounidense y admite que, desde luego, sus consecuencias no son plato de buen gusto. “Estamos dispuestos a seguir usando (software) de Google y Microsoft, pero no tenemos otra opción”, ha dicho Richard Yu, responsable de la división de productos de consumo de la compañía, en comentarios reproducidos por el periódico chino Global Times. Esa opción es la fabricación de sus propios semiconductores. Y el desarrollo de su propio sistema operativo, que según algunos medios chinos se ha bautizado como Hong Meng o “sueño rojo”.
Tener un sistema operativo propio es un proyecto en el que la compañía ya trabajaba desde hace años -desde 2012, según medios chinos- y que se ha acelerado ante el deterioro de las relaciones comerciales entre Washington y Pekín. Según Yu, el sistema “probablemente pueda lanzarse este otoño, o no más tarde que en la primavera de 2020”. Podrá utilizarse en todo tipo de terminales de Huawei y será compatible con todas las aplicaciones de Android.
Esta opción incluye la fabricación de sus propios semiconductores y el desarrollo de su propio sistema operativo, que según algunos medios chinos se ha bautizado como Hong Meng o “Sueño Rojo”
Una posibilidad es que la compañía haya optado por utilizar una base de Android - disponible en código abierto- y construya a partir de ahí su propio sistema. En cierto modo, ya funciona así dentro de China, donde la censura, por razones de seguridad nacional, no permite el acceso a las aplicaciones de Google ni otras de las más populares en el mundo occidental.
En China, esto no representa un gran revés. Los usuarios cuentan con un mundo paralelo de aplicaciones, muchas de ellas muy populares y con más funciones que sus equivalentes más allá del Gran Cortafuegos. Además del ubicuo WeChat, los internautas utilizan Weibo en lugar de Twitter, Didi en vez de Uber, el buscador Baidu o los mapas de Gaode. Si buscan recomendaciones de ocio, recurren a Dianping y no a Yelp; si quieren encargar comida, la solución es Meituan o EleMe. ¿Tinder para ligar? No, mejor TanTan.
El problema se produce en su mercado exterior. Huawei es el segundo proveedor de teléfonos móviles en el mundo y aspira a sobrepasar a Samsung para convertirse en el primero. Vendió el año pasado 205,8 millones de terminales, casi la mitad de ellas fuera de China, en Europa, Asia Oriental y América Latina. Y a estos consumidores sí les preocupa no poder acceder a Gmail o GoogleMaps. Un informe de la consultora Strategy Analytics prevé que el año próximo las ventas en el extranjero de los terminales de Huawei caigan un 24%, y un 23% en 2020, ante la incertidumbre de hasta qué punto podrá ser útil un teléfono de esta marca.
El propio fundador de Huawei ha reconocido en una entrevista con los medios chinos que no es fácil. “Crear un nuevo sistema operativo no es una tarea difícil, pero es difícil construir un ecosistema para él”, ha dicho Ren Zhengfei. Los desarrolladores tendrían que crear versiones de sus aplicaciones específicas para Hong Meng, además de la que ya producen para Android o Apple. Conseguir la paridad no es un trabajo nimio: la canadiense Blackberry, o Windows Phone, sufrieron para dotar a sus plataformas de una oferta respetable de apps, algo que tuvo un impacto directo en sus ventas. Y, en cualquier caso, las aplicaciones sustitutas para Huawei necesitarán tiempo para estabilizar su funcionamiento.
También dependerá de si los desarrolladores pueden o quieren trabajar con Huawei. No está claro aún si la orden estadounidense podría afectarles, o si preferirían no arriesgarse por no incurrir en posibles problemas con las autoridades en Washington.
Otros quebraderos de cabeza para la compañía pueden llegar por el lado de los semiconductores, un componente vital. Huawei, según Ren, se abastece aproximadamente al 50% de chips de diseño propio, creados por su subsidiaria HiSilicon y producidos por la taiwanesa TSMC. El otro 50% los recibe de fabricantes extranjeros, y ese suministro se ve amenazado. Los gigantes estadounidenses, como Qualcomm, acatarán la orden de Washington. Esta semana, la británica-japonesa ARM, que provee a Huawei de chips para sus procesadores, también ha anunciado que asume la prohibición.
“Huawei parece lo suficientemente avanzada con su generación actual de chips (Kirin 985) para garantizar el suministro para el próximo año, aproximadamente. Dependiendo de los rápido que el conflicto comercial y estos vetos a las exportaciones puedan resolverse, muy probablemente Huawei tendría problemas para desarrollar la próxima generación de chips”, explica en un correo electrónico Kristin Shi-Kupfer, directora del área de investigación sobre Política Pública y Sociedad del centro de estudios alemán MERICS.
Sin embargo, en una comunicación interna divulgada por Reuters, HiSilicon asegura que lleva preparándose “un largo tiempo” para la posibilidad de una interrupción en los suministros, y sus esfuerzos permiten garantizar la “seguridad estratégica” de la mayor parte de los productos.
De momento, los 90 días dan aún un margen a las partes para intentar llegar a una solución. Estados Unidos ya amenazó con imponer una sanción similar a la competidora china de Huawei, ZTE, para acabar retirándola en abril. Y en la montaña rusa que son las negociaciones comerciales entre Washington y Pekín, tres meses son mucho tiempo para que la situación dé un giro radical, o varios. A finales de junio el presidente de EEUU, Donald Trump, y el de China, Xi Jinping, se verán las caras en Osaka (Japón) en un encuentro que puede resultar clave para las negociaciones comerciales. Y, como ha reconocido el propio Trump, “es posible que si hacemos un pacto, Huawei sea parte de ese trato".

El problema no está en tu móvil Huawei, el problema se llama 5G

EL PAÍS ECONOMÍA
Ramón Muñoz/Amanda Mars

La quinta generación de telefonía móvil se ha convertido en la nueva arma de destrucción masiva en la guerra declarada por Trump a China.


Un hombre maneja un móvil en una feria tecnológica en China. REUTERS 



“El 5G no es una bomba atómica; es algo que beneficia a la sociedad. No deberíamos ser el objetivo de Estados Unidos solo porque estemos por delante de ellos en 5G”. Con estas solemnes palabras, Ren Zhengfei, fundador y presidente de Huawei, advertía esta semana al mundo de que la quinta generación de telefonía móvil, llamada a revolucionar la industria y la vida cotidiana de los ciudadanos del planeta, no puede convertirse en un arma de destrucción masiva como, a su entender, pretende la Administración de Donald Trump, al incluir en una lista negra la firma china.

El veto del Gobierno estadounidense primero a las redes y ahora a los móviles del fabricante asiático es una declaración de guerra que va mucho más allá de las hostilidades arancelariasEl anuncio de Google de que dejará de dar soporte a los smartphones de Huawei ha sido un golpe de efecto mundial. Millones de usuarios se levantaban el pasado lunes azorados al enterarse de que su móvil podía convertirse en un cascarón vacío porque Android, el sistema operativo con el que funcionan, ya no dispondría de actualizaciones del sistema de Google.
Siendo gravísimo el hecho de que una decisión gubernamental condene a la obsolescencia a millones de dispositivos, en realidad, es solo el primer aviso del volcán. La mayor erupción, la definitiva, está por venir bajo las siglas 5G. Esta tecnología no es solo un avance más. Gracias a la quinta generación del móvil funcionarán los coches autónomos y los robots industriales podrán procesar en tiempo real cualquier orden, lo que les convertirá en máquinas eficientes y casi humanas, capaces no solo de sustituir a operarios de una fábrica sino a un cirujano en un quirófano para realizar una operación a distancia.

El inicio de la era de la invención

“El 5G marcará el comienzo de lo que llamamos la era de la invención. Es mucho más profundo que lo que vimos antes con el paso al 4G o cualquier avance anterior. Y no es una exageración. El 5G y la inteligencia artificial significarán miles de millones de elementos conectados, enormes cantidades de datos y todos ellos en la nube. Cambiará la forma de compartir archivos, las compras online o la reproducción de contenidos”, según dijo Cristiano Amon, presidente de Qualcomm en el Congreso Mundial del Móvil (MWC19) de Barcelona.
El 5G dará paso a la cuarta revolución industrial gracias a saltos de innovación, que suponen una disrupción tecnológica total. Las conexiones 5G son 10 veces más rápidas (aunque en laboratorios se han alcanzado velocidades 250 veces superiores) que las 4G actuales. Gracias a esa inmediatez se podrá ver contenidos con calidades inimaginables en realidad virtual o en la televisión en 8K.
Fuente: statista.com, IPlytics GmbH y Eurasia Group. 
En segundo lugar, esta tecnología multiplica por 100 el número de dispositivos conectados con el mismo número de antenas. Se resuelve así el problema de la cobertura en grandes aglomeraciones, como estadios de fútbol y conciertos. Además, reduce también a una décima parte el consumo de batería de los dispositivos (alarmas, células o chips), lo que les da mucha más autonomía.

Permitirá la conducción autónoma

No obstante, el mayor avance del 5G será la reducción de la latencia, el tiempo de respuesta que tarda un dispositivo en ejecutar una orden desde que se le manda la señal. Cuanto más baja, más rápida será la reacción del aparato que accionemos a distancia. El 5G reduce ese retardo a un milisegundo. Esa repuesta instantánea es la que permite que la conducción autónoma sea segura, pero también dirigir a distancia los sistemas de comunicación, seguridad o defensa. De ahí que Trump haya centrado toda su artillería en Huawei, porque domina la construcción de redes 5G.
NÚMERO DE CONTRIBUCIONES TÉCNICAS* AL ESTÁNDAR 5G
Diciembre de 2018. Aportaciones por compañía
* Patentes, licencias, innovaciones y dispositivos para el desarrollo de la tecnología.

Fuente: statista.com, IPlytics GmbH y Eurasia Group. 
Lo que subyace en el pulso tecnológico entre EE UU y China tiene que ver con la más honda preocupación estadounidense por una primacía china en la carrera militar y el 5G figura en el centro de esa inquietud. El Pentágono advierte de ello en un informe al Congreso, en el que destaca el desarrollo de firmas como Huawei y ZTE y señala que el esfuerzo de Pekín por “construir grandes grupos empresariales que logren un rápido dominio del mercado con un amplio abanico de tecnologías complementa directamente los esfuerzos de modernización del Ejército y trae consigo implicaciones militares serias”.

El control de los sistemas de comunicaciones y defensa

En un lenguaje mucho más crudo se expresaba el general retirado James L. Jones: “La tecnología 5G de Huawei es la versión siglo XXI del mitológico Caballo de Troya”, advertía en un documento de recomendaciones publicado el pasado febrero por el Atlantic Council, uno de los grandes laboratorios de ideas de Washington.
“Si China controla la infraestructura digital del siglo XXI —razonaba— explotará su posición para sus propósitos de seguridad nacional y tendrá una influencia coercitiva en EE UU y sus aliados, ya que estas redes procesarán todo tipo de datos, y China desde luego las usará para llevar a cabo espionaje”. Y agregó: “la expansión del 5G chino amenazará la interoperabilidad de la OTAN, ya que EE UU no podrá integrar su red 5G segura con ningún elemento de los sistemas chinos”.
INGRESOS DE HUAWEI POR SEGMENTOS
En 2018, millones de euros
Fuente: Huawei. 
El presidente estadounidense cree que Huawei puede instalar en las redes una capa oculta (lo que se conoce como puerta trasera) con la que el Gobierno chino controlará las comunicaciones de todo el mundo, incluyendo EE UU. Huawei insistió una y otra vez esta semana en que esa acusación es falsa y ofrece a cualquier autoridad el acceso a sus redes para que puedan comprobarlo por sí mismas.

Liderazgo en tecnología

En Europa, Huawei tiene una cuota de mercado del 35%, que en España se dispara hasta el 60% en las redes de nueva generación. Más de 2.500 patentes relativas al 5G llevan su nombre y tiene contratos con unos 40 operadores. Si estos, incluyendo los españoles (Telefónica, Vodafone y Orange), secundan el bloqueo a Huawei, les sería imposible desplegar a tiempo una red 5G. De hecho, Europa ya va con retraso respecto a países como EE UU, Japón, China o Corea. Solo Nokia y Ericsson le hacen sombra, pero la tecnología y despliegue de la firma china son más avanzados y menos costosos.
“Nuestras tecnologías 5G van al menos dos años por delante y serán líderes mundiales durante mucho tiempo. Nuestras estaciones base de 5G se pueden instalar a mano. No hace falta torres ni grúas ni cortar carreteras para construirlas, ya que tienen el tamaño de un maletín. Por eso es precisamente el departamento de 5G el que ha sido objeto de los ataques de los EE UU”, dijo esta semana Zhengfei en declaraciones recogidas por medios chinos.
VENTAS POR FABRICANTE
Millones de teléfonos inteligentes en 2018
Fuente: statista.com, IPlytics GmbH y Eurasia Group. 
El fundador de Huawei, cuya biografía arranca como militar del ejército rojo, calmó a una audiencia enfervorecida, y les pidió que no recurrieran al nacionalismo ni al populismo en respuesta al bloqueo estadounidense.

Respuesta de China al desafío de Trump

China tiene muchas armas tecnológicas y comerciales en su arsenal para responder al desafío. La primera es que es el primer inversor mundial en innovación y su retirada de los países occidentales causaría daños considerables. También puede cortar el grifo de las exportaciones de los metales raros, imprescindibles para los teléfonos móviles. Pero sin duda, la más temible es que aplique los planes de contingencia que dice tener para esquivar el aislamiento estadounidense (el plan b del que habla Huawei) y desarrolle un sistema operativo que reemplace a Android y acabe con el cuasimonopolio de Google, con una cuota de mercado del 85%.
El plan pasa por avanzar también en el desarrollo de sus propios chips de procesamiento y de memoria, rompiendo el cerco que le han impuesto los fabricantes como Intel, Qualcomm, Xilinx, Broadcom, Micron Technology y Western Digital o la británica ARM. Los conglomerados industriales chinos como Huawei pasarían una larga travesía del desierto pero al final estarían en disposición de destronar a los gigantes norteamericanos como Google, Cisco, Microsoft o Qualcomm, cuyo dominio nadie discute ahora.
Está en juego algo más que la desilusión de millones de usuarios de Huawei. El 5G representará el 15% de las conexiones móviles globales en 2025, cerca del 30% en mercados como China y Europa y del 50% en EE UU, según la GSMA. En ese año, la cantidad de conexiones globales del Internet de las cosas se triplicará hasta los 25.000 millones. Ahora toca decidir si quien controla esas redes inteligentes y maneja a distancia los dispositivos tendrá su despacho en Pekín o en Washington.

TRUMP, ENTRE LA GUERRA FRÍA Y EL ACUERDO COMERCIAL

El temor a que China controle las comunicaciones y los datos en el futuro es lo que convierte lo que parecía una guerra comercial en una liza trascendental en la industrial tecnológica y, en el fondo, en la génesis de una posible carrera armamentística. Es decir, que el problema no es el móvil, ni el 5G a secas, sino todo lo que Pekín pueda llegar a desarrollar con esa red más allá de los usos civiles. Por eso, Washington también se plantea vetar a la compañía china de video vigilancia Hikvision.
La tensión no nace con la Administración de Trump. Sin embargo ha sido esta, nutrida de halcones en materia comercial la que ha apretado las tuercas a Pekín de un modo que Barack Obama, pese a compartir el diagnóstico, no se atrevió.
Eso sí, se trata de una presión contradictoria, marca de la casa en el estilo negociador de Trump, que pese a la escalada de las últimos días pugna por sellar un gran acuerdo comercial con China.
Las proporciones de una guerra económica entre Estados Unidos y China son mayúsculas. El flujo comercial entre ambas potencias mueve unos 2.000 millones de dólares diarios y el actual grado de interconexión entre producción, suministro y finanzas provoca que el pulso, en realidad, afecte a medio planeta. Para Washington, la complicidad de la Unión Europea y el resto aliados en la presión contra Pekín resulta básica, pero la respuesta es mucho más fría de lo que la Casa Blanca querría.

La historia de Roma que cuenta el Tesoro de Tomares

EL PAÍS HISTORIA
Amalia Bulnes


La Junta de Andalucía tasa en casi medio millón de euros las cerca de 50.000 monedas halladas hace tres años en el municipio sevillano.


Una de las ánforas con monedas romanas halladas en Tomares (Sevilla). 

Pablo Isla elige a Carlos Crespo como consejero delegado en Inditex

EL PAÍS ECONOMÍA
Javier Salvatierra

El hasta ahora director de operaciones del grupo textil será el 'número dos' de la empresa y se centrará en áreas como la tecnología, la logística y la asesoría jurídica.


El nuevo consejero delegado de Inditex, Carlos Crespo (izquierda), y el presidente de la compañía, Pablo Isla (derecha).


Carlos Crespo se convertirá en consejero delegado de Inditex y ejercerá oficialmente como número dos de Pablo Isla, presidente ejecutivo del grupo textil dueño de Zara o Massimo Dutti. El propio Isla ha propuesto a Crespo para el cargo, un directivo formado en la casa que hasta ahora ejercía como director general de operaciones. Isla fue el último que ocupó el cargo de consejero delegado, al que accedió en 2005, y desde que fue nombrado presidente ejecutivo en 2011, no existía en el organigrama esta figura.
Con el nombramiento de Crespo, que reportará directamente a Isla, la empresa hace oficial lo que ya era una realidad de facto, puesto que el nuevo consejero delegado ya ejercía de mano derecha de Isla. Isla propone así el ascenso de quien ha dirigido las operaciones de la compañía en un periodo muy relevante de transformación, con el proceso de digitalización e integración de los stocks de tiendas físicas y online de todas las marcas, gracias a la identificación de todas y cada una de las prendas que produce con tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID). Esta tecnología, que ahora están poniendo en marcha otras multinacionales, permite que cada artículo esté localizado en todo momento y lugar de la cadena logística, por lo que se puede tener un mismo inventario para la venta online o física. Según los planes de Inditex, ese proceso debería estar terminado en 2020.
En esa fecha, la empresa prevé ser capaz de vender onlinetodas las marcas del grupo en todos los países del mundo, gracias precisamente a ese inventario unificado. Además, todas las tiendas del grupo deberían haber pasado a un modelo más eficiente con menos consumos de energía y agua. Según Inditex, la reforma de las tiendas al modelo ecoeficiente está ya completada al 86% de las 7.490 tiendas. La sostenibilidad era y seguirá siendo otra de las áreas de responsabilidad de Crespo. Además de la mejora de la eficiencia de las tiendas, dentro del área de sostenibilidad se enmarcan también los esfuerzos de Inditex por el reciclado de prendas para la producción de nuevas fibras y de disminución de la huella ambiental de la firma.
Por todo ello, fuentes de Inditex han precisado que el nombramiento de Crespo es de alguna forma “natural”, puesto que como responsable de tecnología, operaciones, logística o compras era uno de los principales responsables de la transformación digital y de la integración de los inventarios de la empresa.
En una nota de prensa, Isla destaca precisamente la labor de Crespo como director de operaciones, y afirma que su aportación será muy valiosa “en el momento estratégico actual de transformación digital y de compromiso con la sostenibilidad de la compañía”. Crespo reportará directamente a Isla y con él definirá la estrategia de la compañía, además de ser el responsable de Tecnología en un momento muy importante de transformación tecnológica, de Seguridad de la información, Logísitica y Transporte, así como obras, asesoría jurídica, compras y contrataciones y sostenibilidad.
Crespo, de 48 años, ocupará en julio un puesto vacante en Inditex desde que Pablo Isla, que lo ocupó desde 2005 hasta 2011. Entonces, lo dejó para convertirse en presidente de la firma textil gallega, ante la retirada de su fundador, Amancio Ortega, de la primera línea, aunque nunca ha abandonado la empresa y, de hecho, sigue teniendo su escritorio en la sede de Ateixo. Por tanto, es el movimiento más importante en el organigrama de la dueña de Zara o Massimo Dutti desde el ascenso de Pablo Isla a la presidencia ejecutiva.
Crespo lleva en Inditex desde 2001, cuando entró como responsable de políticas contables dentro del departamento financiero. Desde ahí pasó a gestionar las existencias de los centros logísticos del grupo y en 2005 pasó a dirigir la auditoría interna, hasta que fue nombrado director general de operaciones en 2018. En la nota, Crespo se dice “muy ilusionado de poder participar en este momento de la compañía, donde tanto la transformación digital como la sostenibilidad en todas sus vertientes suponen retos apasionantes para cuyo desarrollo son imprescindibles innovación, espíritu emprendedor y trabajo en equipo, aspectos intrínsecos a la cultura de nuestra empresa”.

Ampliación del consejo

El nombramiento de Crespo será efectivo tras su aprobación por el consejo de administración, una vez sea designado consejero por la junta general de accionistas, que se convocará en julio, donde se procederá también a la reelección de Pablo Isla como presidente ejecutivo de la firma. En ese momento, además, el consejo de administración de la empresa pasará a contar con once miembros —dos ejecutivos, tres dominicales y una mayoría de seis consejeros independientes— pues además de Crespo se propondrá el nombramiento de un nuevo consejero independiente, cuyo proceso de selección se inicia ahora.
Inditex sigue así el camino que han emprendido la inmensa mayoría de las grandes compañías globales, que han realizado un reparto de poderes entre dos ejecutivos en la cúpula, para cumplir los estándares de buen gobierno que reclaman supervisores, fondos y grandes inversores.