Moncho Veloso
- La teleco podría obtener entre 3.000 y 4.000 millones con la colocación en Bolsa y en varias etapas antes de verano del 40% de su filial británica, según los analistas de Bankinter.
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete - REUTERS
El futuro a largo plazo de Telefónica quizá esté más próximo de lo que es un gigante digital como Google que de una compañía tradicional de telecomunicaciones. Sin embargo, parte del futuro inmediato de la multinacional española pasa ahora mismo por la adquisición de un activo físico: red de telefonía móvil. El grupo presidido por José María Álvarez-Pallete debe pujar fuerte en las subastas públicas de espectro para 4G y 5G en Reino Unido y México, pues gran parte del futuro de sus filiales en esos países depende de que adquiera o no esos activos. El efectivo acumulado en los últimos años se lo debería permitir: al cierre de 2017, según las cuentas que acaba de presentar, acumulaba casi 5.000 millones de euros en caja libre.
Solo en los dos últimos años y gracias en parte precisamente al menor gasto en inversión en espectro, Telefónica ha generado más de 1.430 millones de euros netos de caja, sumando a día de hoy 4.947 millones. Esto le da músculo para afrontar la oleada de subastas de frecuencias para desplegar el 5G que se abrirán a partir de este año y durante el próximo trienio.
La primera de esas pujas es la de Reino Unido. El regulador de ese país (Ofcom) ha convocado a los operadores a la subasta de las bandas de 2,3 GHz, destinada a los servicios móviles de cuarta generación (4G), y de 3,4 GHz, pensada para la telefonía móvil de quinta generación (5G). Pese a que el gigante local British Telecom (BT) y Three, propiedad del grupo asiático Hutchison, trataron de pararlo judicialmente, el concurso sigue adelante.
Telefónica y otras cinco compañías (Airspan Spectrum, BT-EE, Connexin, Three y Vodafone) participan en la puja, según acaba de confirmar Ofcom. El proceso formal de ofertas se abrirá a finales de este mismo mes y, según las fuentes consultadas, podría alargarse durante aproximadamente unas seis semanas, de forma que en torno al próximo mayo el regulador británico podría cerrar la adjudicación de esas frecuencias.
Un activo de valor
«La prioridad es acudir a la subasta del espectro para presentarnos ante los inversores con los deberes hechos», dijo el pasado día 22 durante la presentación de los resultados anuales del grupo José María Álvarez-Pallete. El primer ejecutivo de Telefónica vinculaba así la futura venta de su filial británica, Telefónica O2, a la adquisición de esas frecuencias para 4G y 5G.
Hace casi dos años la Comisión Europea vetó la venta de O2, primer operador de telefonía móvil de Reino Unido, a Hutchison por 13.500 millones alegando motivos de competencia. Esa transacción era clave en la estrategia del grupo español para reducir su nivel de deuda, que al cierre del año pasado ascendía a 44.230 millones. Tras ese varapalo, Telefónica puso en marcha el plan B: sacar su filial a Bolsa.
Al igual que hicieran anteriormente con su negocio en Alemania, la intención de la compañía sería hacer una oferta pública de venta (opv) por hasta el 40% del capital, lo que le permitiría seguir consolidando O2 e ingresando sus dividendos al tiempo que obtiene caja con la que reducir deuda. Los planes del operador siguen siendo los mismos y no han cambiado.
La opv, a la espera del mercado
Sin embargo, la inestabilidad de los mercados y la presión en precio de los inversores —esto ya le llevó a aplazar tanto la opv de O2 como la de parte Telxius, de la que luego vendió un 40%— ha llevado a la dirección de Telefónica a quitarse presión temporal y tratar de incrementar el valor de su filial. La teleco no venderá hasta que el momento del mercado sea el mejor.
Una de las vías para dar lustre a Telefónica O2, a pesar de que es ya el primer grupo de móvil de la isla, es conseguir más frecuencias, sobre todo 5G, pues la dejaría preparada para los servicios futuros. Las redes de quinta generación son fundamentales no tanto para los servicios de voz y SMS como para el internet de las cosas.
«No hay urgencia, no hay plazos. Lo haremos cuando el mercado tenga las mejores condiciones», insiste Álvarez-Pallete sobre la fecha para esa posible salida a Bolsa de una participación de hasta el 40% de O2. En este sentido, los analistas consultados explican que hay dos factores que estarían jugando en contra de Telefónica: uno, la ausencia de grandes opv, lo que dificulta el diagnóstico del apetito del mercado en Reino Unido y obliga al consejo de administración de Telefónica a tomar la decisión de ser o no la primera empresa en probar a salir al parqué. El otro es la incertidumbre derivada del Brexit.
Como fuere, el desbloqueo de la subasta de espectro parece haber abierto un nuevo horizonte para Telefónica en Reino Unido. «La desinversión en O2 es cada vez más factible, especialmente tras el desbloqueo de la subasta de frecuencias en Reino Unido. Con ello, la operación podría producirse antes de verano», afirman los analistas de Bankinter en un informe publicado el pasado miércoles, en el que estimaban que con la colocación en Bolsa en varias etapas del 40% de los títulos de la filial el grupo podría obtener entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Esto supone una valoración un 26% inferior a la que se daba a la filial cuando Telefónica pactó en 2015 su venta a Hutchison.
Dominio de Slim en México
«En Latinoamérica, en los próximos años habrá licitaciones de espectro, con posibles salidas de caja asociadas tanto para obtener espectro adicional como para hacer frente a las obligaciones de cobertura asociadas a dichas licencias», explica Telefónica en sus cuentas consolidadas de 2017.
México ha iniciado ya la subasta de espectro en la banda de 2,5 GHz. Previsiblemente el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) mexicano recibirá ofertas de Telcel (América Móvil, compañía propiedad de Carlos Slim), la estadounidense AT&T y Movistar.
En un mercado en el que las compañías de Slim acaparan casi el 70% del mercado, a Telefónica le urge obtener nuevo espectro propio para tratar de competir. Más aún desde que AT&T entró con fuerza en México, lo que sumado a la presencia dominante de América Móvil ha complicado la operación de la teleco española en ese país.
Es más, a pesar de los planes del Gobierno mexicano de abrir más este sector a la competencia recortando el poder de América Móvil, lo cierto es que al final esas expectativas han quedado muy rebajadas. De hecho, y pese a la petición de otros operadores de que Slim no pudiese participar en esta subasta de red, al final lo hará con un tope.
La agenda de Telefónica contempla subastas también en Colombia, Alemania y España, donde el Gobierno prepara el espectro para el 5G. Un calendario de pujas intenso para el que Telefónica prepara la caja, pues según un informe de Barclays podría desembolsar por estos activos unos 3.500 millones de euros hasta 2019, la mayor inversión de entre todas las telecos europeas.
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