sábado, 27 de febrero de 2016

La mayor bola de fuego contra la Tierra desde la de Chelyabinsk. 1º ESO.

    Explotó a 31 km sobre el Atlántico, cerca de la costa de Brasil, emitiendo una energía equivalente a 13.000 toneladas de TNT.
















Recreación de un meteoro acercándose a la Tierra - Archivo

El pasado 6 de febrero, una bola de fuego fue detectada cuando se desintegraba en la atmósfera a unos 31 km sobre el Atlántico Sur, a unos 1.000 km de la costa brasileña. Podría haber pasado inadvertida si no fuera porque liberó una energía de 13.000 toneladas de TNT, similar a la bomba de Hiroshima, convirtiéndose en el meteoro más grande registrado desde que hace tres años se produjera la explosión sobre la región de Chelyabinsk(Rusia), cuya onda de choque provocó más de un millar de heridos.
El científico Ron Baalke, investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA anunció el reciente impacto en su cuenta de Twitter:
A large fireball - the largest since Cheylabinsk - was detected 31km over the South Atlantic on Feb 6@BadAstronomer

Y los datos referentes al bólido pueden consultarse en la web del JPL:
El meteoro de 13.000 TNT sobrevoló el Atlántico el 6 de febrero- JPL

La Tierra está acostumbrada a encajar golpes. Desde sus orígenes, ha recibido numerosos impactos. Uno de los que han tenido consecuencias más terribles ocurrió hace unos 65 millones de años, cuando una roca de tan solo 10 km de longitud acabó con los dinosaurios. Pero eventos así, por fortuna, solo se producen cada cien millones de años. Sin embargo, objetos más pequeños llegan a la atmósfera procedentes del espacio de una forma mucho más frecuente. De la mayoría ni nos enteramos, pero algunos, como el de Chelyabinks, dejan huella.
Aunque 13.000 toneladas de TNT sean impresionantes, no son comparables a las 600.000 de la roca de Chelyabinks, unas 30 veces mayor, que rompió ventanas, derribó muros y envió a 1.200 personas al hospital. Eso sí, si hubiera caído en terreno brasileño, podría haber causado considerables daños.
El 75% de los grandes asteroides, aquellos de más de un kilómetro capaces de causar una catástrofe planetaria, están localizados y ninguno de ellos tiene una órbita peligrosa. Los que no se conocen son lo suficientemente grandes como para ser detectados si intentan acercarse. Sin embargo, los más pequeños son difíciles de descubrir y aparecen por sorpresa. Una roca de tan sólo 7 metros de ancho con una densidad media puede provocar una explosión de 4.000 toneladas de TNT en la atmósfera. Por este motivo, los investigadores se esfuerzan en reforzar la detección y advierten de la necesidad de desarrollar medidas de prevención.
ABC.es

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