Pata prensora para cazar conservada en ámbar. IGME
La
mantis religiosa es un insecto cuando menos inquietante.
La
cara triangular, los ojos saltones y, sobre todo, el movimiento de las patas
delanteras son de sobra conocidos por el público general. También lo es el
curioso comportamiento de algunas hembras que, durante la cópula, devoran la
cabeza del macho con el único fin de aportar nutrientes para la formación de
los huevos.
Dado que son animales depredadores es poco habitual encontrar ejemplares
fósiles. De este hecho deriva la importancia del descubrimiento realizado en
Utrillas (Teruel) y publicado en la revista Cretaceous Research:
se trata de la primera mantis religiosa fósil hallada en
España procedente del yacimiento de ámbar de San Just. Ha sido
bautizada con el nombre de Aragonimantis aenigma,
que significa "la enigmática mantis religiosa aragonesa".
Aunque el ejemplar, de unos 105 millones de años, sólo conserva la
cabeza, las patas prensoras para cazar y las patas medias, es un descubrimiento muy importante para reconstruir la evolución de este grupo
de insectos. Enrique Peñalver, científico titular del Instituto
Geológico y Minero de España y uno de los autores del estudio, afirma que el
escaso registro fósil de los animales depredadores se debe a la pirámide
trófica: por ejemplo, es mayor el número de cebras que el de leones. "Se
necesitan muchos herbívoros para mantener a un depredador".
Más
de 2.400 especies
En el momento de quedar atrapada en la resina aún no había alcanzado la
edad adulta por lo que tiene un tamaño muy reducido. Su pata prensora extendida
mide tan sólo siete milímetros y medio. "Las mantis religiosas de España
pueden tener unos siete centímetros de longitud en un ejemplar adulto. La
encontrada fosilizada en ámbar podría tener unos 12 milímetros en total",
indica Peñalver. Hay que tener en cuenta que hay más de 2.400 especies de este
insecto hoy en día y habitan en una gran variedad de
lugares. En las zonas tropicales algunas de ellas tienen muchas
peculiaridades. Peñalver explica que aquí en España tenemos la idea de la
mantis religiosa "pero es un grupo muy diverso. Lástima que en registro
fósil haya tan pocas".
Las
mantis son un grupo que se originó a partir de las cucarachas, unos insectos
también estrechamente relacionados con las termitas. Aunque, según explica
Peñalver, aún no está claro en qué momento cucarachas y mantis se
convirtieron en dos ramas distintas, lo más probable es que fuera a
finales del Jurásico o principios del Cretácico. "Si se le da la vuelta a
una cucaracha, se puede ver que la cabeza es prácticamente igual. Además, ambas
forman un 'estuchito' para poner los huevos que se llama ooteca". Aunque
las similitudes entre ambas especies son muchas más.
Este fósil está estrechamente emparentado con el género Burmantis, un grupo de mantis hallado en ámbar en El Líbano y Myanmar (antigua Birmania), algo que a los
investigadores no sorprende ya que las similitudes entre grupos de insectos de
estos lugares se habían observado previamente. "En el Cretácico los
ecosistemas de estos lugares debían de ser muy similares, y las faunas extintas
de los yacimientos de ámbar tienen muchas similitudes. Hay moscas y mosquitos
que son prácticamente iguales en los tres sitios", continúa Peñalver.
El ejemplar estudiado ahora se encontró en 2010 y
actualmente está custodiado en la Fundación Conjunto Paleontológico de
Teruel-Dinópolis (Museo Aragonés de Paleontología).
EL
MUNDO.es
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