Anna Cabeza
- El fondo inversor adquirirá la mayoría accionarial del grupo catalán, en una operación que permitirá impulsar la internacionalización de la firma.
Igual que ya pasó hace unos meses en Freixenet, el grupo Codorníu Raventós, el otro gran grupo del cava en España, pasa a manos extranjeras. Tras meses de exploración, el fondo inversor The Carlyle Group ha firmado un acuerdo para comprar la mayoría accionarial de la firma, en torno a un un 55% según algunas fuentes. La operación, valorada en 390 millones de euros, se cerraría a finales de año.
Codorníu, fundada en 1555 y que el pasado octubre traladó su sede a La Rioja a raíz del conflicto político catalán, tenía hasta ahora el control de la familia Raventós, que ha intentado por todos lados evitar la compraventa al grupo norteamericano. El consejo de administración ha buscado, sin éxito, un socio minoritario que facilitara la salida los accionistas descontentos y conseguir así una inyección de capital.
Desde la firma, han reiterado en un comunicado emitido este mediodía que después de haber analizado varias opciones "hemos llegado a un buen consenso con mucho potencial y larga perspectiva de liderazgo".
Con todo, la estrategia de la compañía de seguir con su expansión internacional sigue en marcha, como reitera Mar Raventós, presidenta de la compañía, que ha mostrado su satisfacción con el cambio de manos. "Este acuerdo permitirá impulsar la internacionalización, además de consolidar y dar continuidad a la estrategia del grupo centrado en la construcción de marcas de valor y prestigio".
Desde Carlyle, Alex Wagensberg, su managing director, destaca que Codorníu Raventós "es una compañía excepcional, con gran potencial para liderar el mercado mundial de vinos y cavas" y se abre a "dar un impulso a la compañía a través del crecimiento internacional, tanto orgánico, como a través de nuevas adquisiciones".
Ahora, en los próximos días, los actuales gestores deberán convocar un consejo de administración para oficializar la situación y reconocer la mayoría en el capital de Carlyle, y también se abre un plazo para que el fondo norteamericano haga la correspondiente 'due dilligence'.
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