- Ruth Beckermann aborda en el documental «El caso Kurt Waldheim» la infame campaña presidencial austríaca de 1986 y obtiene una reflexión mucho más actual de lo que podría esperarse.
Kurt Waldheim,, en el centro de la imagen
El día 14 de junio de 2007, la bandera austriaca ondeaba a media asta en el Hofburg vienés, sede de la Presidencia de la República. Había muerto Kurt Waldheim, que fue secretario general de Naciones Unidas entre 1972 y 1981 y presidente de Austria de 1986 a 1992.
El duelo y el luto oficial no sirvieron, sin embargo, para enterrar el pasado nazi del dignatario, acusado de haber participado en crímenes durante la Segunda Guerra Mundial. Unos documentos publicados por el diario «Profil» en 1986, durante la campaña para las presidenciales, evidenciaron la participación del que fuera cuarto presidente de la ONU en las SA, la fuerza paramilitar del partido de Hitler antes de la guerra.
Durante el conflicto, el expresidente sirvió como soldado de la Wehrmacht en los Balcanes entre 1942 y 1945 y durante meses estuvo estacionado a pocos kilómetros de Tesalónica, desde donde miles de judíos griegos fueron deportados. Gran parte de su servicio fue bajo las órdenes del general Alexander Lohr, condenado por crímenes de guerra y ejecutado en 1947. El Congreso Mundial Judío lo acusó de haber participado en el envío de 40.000 judíos a campos de exterminio.
Pese a las acusaciones, Waldheim ganó las elecciones como candidato del conservador Partido Popular y aguantó las críticas y la presión internacional manteniéndose en el cargo hasta 1992. Su mandato estuvo marcado por el aislamiento. Estados Unidos le declaró persona non grata, muchos países le negaron permiso de entrada y sus únicas visitas oficiales fueron al Vaticano y a varios países árabes. Aunque siempre negó haber estado al tanto de asesinatos colectivos o de la deportación de judíos, su argumento de que durante la guerra sólo «cumplió con su deber» azuzó la polémica y despertó el debate sobre el pasado nazi de Austria, que siempre se había reivindicado más como víctima que como colaboradora. El propio Waldheim se preciaba de haber propiciado un acercamiento de la sociedad austriaca a su propio pasado aunque «al precio de haberle dañado personalmente», escribió en su día Antonio Sánchez Solís, por entonces corresponsal de ABC en Viena.
Ahora, la directora Ruth Beckermann recuerda la controvertida historia del dignatario en el documental «El caso Kurt Waldheim» que se estrenó ayer en el Atlàntida Film Fest y que está disponible en Filmin. El largometraje repasa las incoherencias del exsecretario de la ONU durante su periplo televisivo cuando concurría a las elecciones presidenciales.
Pese a su defensa, que justificó con la frase «era una actividad totalmente correcta y honesta», su caso nunca ha estado claro.
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