César Cervera
- Junto a su marido, uno de los hijos del último Rey de Francia, la Infanta española financió la revolución que en 1868 destronó a su hermana Isabel II. Cuando su marido estaba cerca de alzarse como el nuevo Rey, su implicación en un duelo que terminó con la muerte de otro Borbón echó al traste sus opciones.
Retrato de Luisa Fernanda de Borbón.
Los problemas de Fernando VII para dejar descendencia, motivados sobre todo por su macrosomía genital, llegaron a su fin con su cuarto y último matrimonio. La Reina María Cristina de las Dos Sicilias dio a luz a la futura Isabel II en 1830 y a una segunda hija, María Luisa Fernanda, en 1832. Lejos de conformarse con ser un simple adorno en la Corte de su hermana, la Infanta Luisa Fernanda maniobró para alcanzar el trono de un eventual Reino de Ecuador y, durante la Revolución Gloriosa de 1868 que destronó a Isabel II, la hija menor de Fernando VII y su marido Antonio de Orleans hicieron todo lo posible para ser coronados. Un desafortunado duelo terminó con sus aspiraciones.
María Luisa Fernanda de Borbón nació el 30 de enero de 1832 en el Palacio Real de Madrid. Lo hizo cuando el Rey ya se encontraba gravemente enfermo de gota y veía impotente cómo su hermano Carlos María Isidro amenazaba los derechos dinásticos de sus hijas. A la muerte de Fernando VII en 1833 se consumó la amenaza. Carlos María Isidro emitió el Manifiesto de Abrantes pocos días después del fallecimiento del Monarca, donde declaró que no reconocía a sus sobrinas como herederas y anunciaba su ascensión al trono con el nombre de Carlos V. El conflicto militar que se desencadenó a continuación entre carlistas e isabelinos, conocido como Primera Guerra Carlista, vertebró la infancia de las dos niñas.
Tras pasarse siete años al frente de la regencia, la Reina Madre se exilió a París en 1840 a causa de las presiones políticas y dejó a Isabel y Luisa Fernanda, de 10 y 8 años, a cargo del general Baldomero Espartero. No obstante, su regencia apenas duró tres años, hasta que Isabel II fue nombrada Reina de España con 13 años. Como muestra de que la infancia de los miembros de la realeza termina al primer chasquido de dedos de la política, las dos hermanas contrajeron matrimonio en una boda conjunta el 10 de octubre de 1846. María Luisa Fernanda de Borbón, que no había cumplido todavía los 15 años de edad, tomó por marido al Príncipe Antonio de Orleans, duque de Montpensier, el menor de los diez hijos del último Monarca que tuvo Francia.
Un plan para crear un reino en Ecuador
En adelante, los caminos de las dos hijas de Fernando VII tomaron rumbos muy diferentes. Antonio de Orleans y Luisa Fernanda se trasladaron a París para vivir en la Corte francesa. La tranquilidad de la pareja, que engendró al primero de sus nueve hijos en aquel periodo, quedó interrumpida con el estallido de la Revolución de 1848. En medio de una grave crisis financiera, política e industrial, una insurrección popular obligó a Luis Felipe I, conocido como «El Rey de las barricadas» a partir de ese día, a abdicar y dar paso a la Segunda República Francesa. Porque precisamente las barricadas en torno al palacio de las Tullerías desencadenaron la huida desordenada de la familia real del país y separó a la pareja durante una temporada.
Custodiada por el caballero Julio de Lasteyrie, la Infanta de España fue trasladada a Bruselas tras muchas dificultades, donde pudo reunirse de nuevo con su esposo y emprender su regreso a España. La dispersión de la Familia Real francesa por Europa terminó con una vieja aspiración compartida por el Rey de Francia y María Cristina de las Dos Sicilias, madre de Isabel II y de la Infanta: poner a un Rey europeo al frente de un eventual reino de Ecuador.
En 1845, el general Juan José Flores, un caudillo ecuatoriano que se había visto obligado a exiliarse a Europa, había contactado con otra ilustre exiliada, María Cristina de las Dos Sicilias, para presentarle el plan de invadir Ecuador y convertirlo en un reino. «El general Flores se halla organizando en Madrid unos batallones que deben servir de base a una expedición que prepara ostensiblemente contra el Ecuador. Los periódicos de aquella capital aseguran que la expedición enunciada amenaza también al Perú y procede de un acuerdo hecho entre el Gobierno Español y dicho General para invadir ambas Repúblicas y formar de ellas una monarquía», escribió el ministro del Perú en Londres en una carta fechada el 16 de septiembre de 1846.
El plan sopesado por María Cristina de las Dos Sicilias era enviar al general irlandés Ricardo Wright al frente de una fuerza de mercenarios y de varios batallones españoles a invadir Ecuador. Posteriormente, se crearía un reino bajo el protectorado de España que debía estar encabezado por alguno de los hijos de María Cristina, quien originalmente pensó como candidato en su hijo Agustín Muñoz y Borbón, procedente de su segundo matrimonio. Sin embargo, el interés francés por participar en el plan situó a la pareja formada por Antonio de Orleans y María Luisa Fernanda como los aspirantes de consenso a portar la nueva Corona.
Cuando todo parecía listo para la operación, las gestiones de los embajadores iberoamericanos forzaron al gobierno británico a confiscar las naves que se congregan en Inglaterra para la invasión e iniciar un juicio contra los responsables de la empresa. La inestabilidad política en España y en Francia dio el golpe final al plan de Juan José Flores.
A la conquista de la Corona de España
De regreso a España tras la revolución de 1848, Antonio de Orleans y María Luisa Fernanda sufrieron el recelo de su hermana Isabel, quien veía en la pareja una peligrosa oposición a su poder y siempre trató de apartarlos de los cargos de responsabilidad. Por esta razón, tuvieran que abandonar la Corte para trasladarse a vivir a Sevilla. Con el gran legado económico de la Infanta, que había vendido a su hermana la mitad de la colección del Museo del Prado –recibida en herencia por su padre–, el matrimonio compró el Palacio de San Telmo y se elevó como una de las familias más influyentes de Andalucía.
Sabedora de que había una serie de conspiraciones en marcha, María Luisa Fernanda fue a Madrid para advertir a su hermana, pero el encuentro de las dos hermanas desembocó en una fuerte discusión exigiendo Isabel a su hermana que ni ella ni su marido se entrometieran en su reinado. Al estallido de una nueva revolución en 1868, «La Gloriosa», que destronó a Isabel II, los Duques de Montpensier se posicionaron como los principales candidatos a reinar el país e incluso participaron en la conspiración. De hecho, la financiación del levantamiento corrió a cargo en parte de la hipoteca sobre el palacio y las dos fincas que tenían el matrimonio en Sanlúcar de Barrameda. La esperanza de Antonio de Orleans era alzarse Rey en el proceso constituyente, casi un casting de reyes, que se organizó en 1870.
La publicación de varios artículos insultantes contra su figura forzó a Antonio de Orleans –que estuvo un breve tiempo desterrado en Lisboa– a retar a duelo al autor, Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilia, miembro de la Familia Real española que había regresado al país tras ser expulsado por Isabel II a causa de sus ideas de izquierda radical. Al francés aquella disputa le costaría la Corona.
El conocido como «El Duelo de Carabanchel» tuvo lugar en un paraje próximo al actual Barrio de La Fortuna, en Leganés, el 12 de marzo de 1870. Tras errar en sus primeros disparos ambos duelistas, lo cual en circunstancias normales hubiera considerado como resuelto el duelo, el Duque de Montpensier acertó con su segundo disparo impactando en la frente de su adversario. La trágica muerte del que fuera Infante de España antes de que Isabel II le retirara el título causó indignación en las cortes de Europa. Dado el carácter de militar del Duque de Montpensier se le formó un consejo de guerra, que le impuso un mes de arresto por participar en una acción así.
Caído en desgracia en el peor momento, el Duque de Montpensier solo obtuvo 27 votos frente a los 191 votos de Amadeo de Saboya cuando las Cortes votaron para elegir al nuevo Rey de España el 16 de noviembre de 1870. Poco antes de que el nuevo Rey desembarcara en España, Juan Prim –el máximo valedor de Amadeo– fue asesinado en extrañas circunstancias. El francés fue considerado como uno de los sospechosos de planear el magnicidio contra el político catalán. Además, la negativa de Antonio de Orleans a jurar adhesión al Rey Amadeo I le obligó a abandonar la península hacia una fortaleza militar de la isla de Menorca y a ser desposeído de su grado de capitán general.
Años después, las ambiciones reales de Antonio de Orleans y María Luisa Fernanda se vieron parcialmente completas cuando su hija María de las Mercedes se casó con Alfonso XII, que había recuperado el trono de España para los Borbones en 1874. Así y todo, la joven María de las Mercedes murió meses después de la boda.
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