Los expertos alertan de que si no se toman medidas el estado del bienestar «corre peligro» a medio y largo plazo.
El envejecimiento de la población y la caída de la natalidad comprometen el desarrollo regional.
Cantabria está perdiendo
su recurso más valioso: las personas. Somos menos y cada vez más viejos. Una
esperanza de vida muy alta, una tasa de fecundidad muy baja -la menor de España
junto con Asturias, Galicia y Canarias-, y un nivel de emigración importante
como consecuencia de la crisis encaminan a Cantabria a un otoño demográfico.
El asunto es serio porque afecta de lleno a nuestro futuro. «Si no hacemos
nada, el estado del bienestar está en peligro», alerta el profesor
Pedro Reques Velasco (Segovia, 1955), catedrático de Geografía Humana de la
Universidad de Cantabria y autor entre otros de la monografía 'El
factor D. Los nueve retos demográficos de la España actual'. La vicepresidenta
Eva Díaz Tezanos tampoco esconde su preocupación por la actual situación
demográfica de Cantabria. «El problema es gravísimo y constituye uno de
nuestros principales desafíos».
Diversos indicadores dan la voz de alerta sobre el futuro demográfico de
nuestra región. Cantabria empezó a perder población en 2011. A 1 de
enero de 2016, el capital demográfico de la región había disminuido en 2.787
personas respecto al año anterior para situarse en 582.571. Pero los
expertos creen que esto es sólo el principio del declive de las próximas
décadas. Las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE)
apuntan que en 2029 Cantabria dejará por el camino 24.199 personas si no se
toman medidas correctoras.
Faltan
niños
Las causas de este retroceso demográfico son múltiples, algunas
coyunturales, pero la caída de la fecundidad y el envejecimiento de la
población tienen efectos devastadores. El descenso de los nacimientos y de
la tasa bruta de natalidad no es un fenómeno reciente, sino que tiene que ver
con las transformaciones sociales que ha vivido la región, y el propio país,
sobre todo a partir de la llegada de la democracia. En 1976, la tasa bruta de
natalidad en Cantabria -el número de nacimientos por cada mil habitantes- era
de 17,92, mientras que el pasado año se redujo hasta 7,48%, la cuarta más baja
de España, e inferior a la media nacional del 9%. El año pasado
nacieron en la región 4.368 bebés, 197 menos que en 2014, un descenso que no es
coyuntural sino progresivo.
Para el demógrafo Pedro Reques es especialmente relevante la
fecundidad, es decir, el número de hijos por mujer. El indicador coyuntural
de fecundidad, que era de 2,72 en 1976, se ha situado en 2015 en tan solo 1,15,
a la cola de España. «Cuando los niveles de fecundidad caen por debajo del de
reemplazo generacional, que es de 2,1 hijos por mujer, aparece el problema. En
Cantabria desde 1980 estamos por debajo, lo que implica generaciones cada vez
más reducidas», advierte. Los primeros años de este siglo, hasta la crisis
económica, el proceso de caída se revirtió «en buena medida gracias a la aportación
de la natalidad de madres extranjeras» (uno de cada 10 niños en Cantabria),
pero después de 2008 la tendencia de descenso volvió.
EVA DÍAZ
TEZANOSVicepresidenta del
Gobierno
El descenso de la población es
uno de los mayores desafíos que tenemos»
PEDRO
REQUESDemógrafo
Para revertir la situación hay
que profundizar en políticas de conciliación y de igualdadde género»
DAVID
CANTAREROEconomista
El envejecimiento demográfico
afectará a la sanidad, las dependencias y los servicios de beneficiencia social
de Cantabria»
Reques vincula este fenómeno con el «proceso de modernización demográfica y
social» de Cantabria y España, y atribuye la escasez de niños al retraso en la
edad de la maternidad y a la falta de políticas de conciliación familiar y de
igualdad de género. La edad de las mujeres que tienen su primer hijo en
Cantabria ha pasado de 29 años en 1991 a 32,4 años en 2015. «Tener hijos
cada vez más tarde implica, por razones biológicas, tener menos hijos o
simplemente no tenerlos», señala el catedrático. Sin embargo, sin quitarle
gravedad, cree que el fenómeno de la desnatalidad en Cantabria sigue los mismos
patrones que en las demás regiones y hay que interpretarlo «como un signo más
del proceso de modernización que ha experimentado la región».
Pero ¿qué causas explican que las mujeres o las parejas decidan
tener pocos hijos o ninguno? El demógrafo lo tiene muy claro. «Se
trata de un conjunto de causas extraordinariamente abierto, como el mercado
laboral y las condiciones económicas, amén de otras como la vivienda, la
prolongación del proceso educativo en las mujeres o el déficit que la región
arrastra en cuanto a igualdad entre hombres y mujeres, al igual que el resto
del país, un papel determinante».
Una
región de viejos
Junto a ello, la
población cántabra envejece a marchas forzadas. La esperanza de vida no
ha dejado de crecer hasta llegar a los 82,76 años. En los últimos 20 años ha
aumentado en 4,5 años. Además, la pérdida de población registrada en la
región tiene que ver con que se producen más muertes que nacimientos. El año
pasado hubo 1.671 fallecimientos más que nacimientos, lo que supone un saldo
vegetativo negativo por quinto año consecutivo. Y la inmigración ya no
equilibra la balanza. Cantabria ha pasado de ser receptora de población a
emisora al exterior. El saldo migratorio está en negativo desde hace un lustro.
El año pasado salieron al extranjero 702 personas más de las que establecieron
su residencia en esta comunidad procedentes de otros países.
LA RADIOGRAFÍA
El bajo índice de natalidad asociado al envejecimiento
de la población y al retorno de los inmigrantes ponen en peligro el relevo
generacional en la región.
Alta longevidad. La
esperanza de vida no ha dejado de crecer en Cantabria hasta alcanzar los 82,76 años.
En los últimos 20 años ha aumentado en 4,51 años. Este factor ralentiza el
aumento de defunciones causado por el envejecimiento de la población.
Bajísima fertilidad. Cantabria
tiene una tasa de natalidad de 1,15 hijos por mujer en edad de procrear, inferior
a la media nacional (1,32). La tasa bruta de natalidad, nacidos por cada 1.000
residentes, es de 7,48% , la cuarta tasa más baja de España e inferior a la
media nacional (9%).
Saldo migratorio. Al
crecimiento vegetativo negativo (diferencia entre nacimientos y defunciones,
que fue de 1.671) se suma un saldo migratorio también negativo desde que
comenzó la crisis. En 2015 se fueron al extranjero 702 personas más de las que
llegaron.
Huida de los jóvenes. Lo más grave del saldo migratorio es que no sólo los
extranjeros regresan a su país de origen sino que los jóvenes cántabros también
se van. En 2014 salieron de Cantabria 329, la mayor parte de entre 24 y 30
años, y en 2015 dejaron la región 461.
Así que si cada vez vivimos más, si cada vez nacen menos bebés y si los
inmigrantes regresan a su país de origen ante la falta de expectativas, ¿qué
ocurrirá en Cantabria en las décadas venideras? El profesor Reques
descarta hablar de suicidio colectivo. «Es más acertado hablar de otoño
demográfico. La situación demográfica de la región estaría en ámbar más que en
rojo, dicho sea en términos semafóricos, y los problemas derivados de la misma
son preocupantes a medio y largo plazo. Pero si no hacemos nada, el estado del
bienestar está peligro, no sólo en el plano demográfico sino también en el
económico y socio-laboral».
David Cantarero, profesor de Economía y Responsable del Grupo de I+D+i en
Economía Pública y Salud de la Universidad de Cantabria, augura que este
«envejecimiento demográfico» tendrá «su mayor impacto en la sanidad, la
dependencia y los servicios de beneficencia social de Cantabria».
Este declive poblacional preocupa a la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, que
lo considera «uno de los principales desafíos europeos». Por eso Cantabria se
incorporó este año al Foro de Regiones con Desafíos Demográficos, constituido
en 2013, del que forman parte otras siete comunidades autónomas. Todas ellas
han reclamado al Gobierno de España una «estrategia nacional para el cambio
demográfico, pero también que tenga en cuenta los criterios demográficos en la
financiación autonómica debido al claro envejecimiento de zonas como
Cantabria». El actual Gobierno se propone prestar una atención decidida
al envejecimiento poblacional. «En esta legislatura tendremos un Plan de dinamización
demográfica, que empezaremos a elaborar en septiembre», adelanta la
vicepresidenta, un proyecto en el que espera contar con el consenso de todos
los partidos políticos «dada la gravedad del asunto». Como punto de partida, ha
encargado a la Universidad de Cantabria un estudio sobre la situación de la
natalidad para «hacer una revisión y una evaluación de las políticas actuales y
futuras». Para empezar, el actual Ejecutivo ha ampliado las ayudas para el
fomento de la natalidad aprobadas por el Gobierno del PP y creado una nueva
ayuda por nacimiento de un segundo hijo, además de destinar 1,3 millones para
becas de guardería, más becas de comedor, las 166 aulas de dos años en 115
centros, etcétera.
Pero los expertos consideran que estas ayudas directas de los gobiernos,
los llamados cheque bebé, son «insuficientes». A juicio de Reques, son «sólo una
condición necesaria pero no suficiente. Es evidente que las políticas directas
tienen menos efectos de los que cabe esperar». El demógrafo defiende que sólo
«profundizando en las políticas de conciliación -más en la empresa privada que
en la pública-, y en las políticas de igualdad de género, se podrán recuperar
los índices de fecundidad».
No obstante, «la reversibilidad de la situación ha de contemplarse en
términos relativos y a largo plazo», ya que en la actualidad se van a
incorporar al proceso reproductivo «unas cohortes de mujeres más reducidas que
las de los últimos años, que son las que corresponden a las que nacieron en
Cantabria a finales de los 80 y 90».
La vicepresidenta coincide en que el escenario demográfico es «tan grave»
que requiere soluciones globales y, sobre todo, medidas que «hagan más
fácil la conciliación» y fomenten la igualdad de género por ser «crucial en las
decisiones reproductivas».
Que las políticas de conciliación dan resultado lo
prueba la empresa de informática Incentro, situada en el Centro de Negocios de
El Sardinero y premio 'Great Place to Work' 2014. «Este año han nacido seis
niños», señala su office manager Monserrat Antuña. Sus 34 trabajadores, seis de
ellos mujeres, disfrutan de horarios flexibles para adaptarlos a la crianza de
los hijos.
EL DIARIO MONTAÑÉS ES
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