Manuel Planelles
Los reglamentos del acuerdo estarán listos en 2018 y los países en vías de desarrollo consiguen en Marrakech que continúe el Fondo de Adaptación.
Protesta de Greenpeace a las puertas de la Cumbre de Marrakech. YOUSSEF BOUDLAL (REUTERS)
La Cumbre del Clima de Marrakech se ha cerrado este viernes con un texto en el que se fija el calendario a seguir para desarrollar el Acuerdo de París contra el calentamiento global. Lo ha hecho a pesar de la amenaza para la lucha climática que supone la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, que durante la campaña advirtió de que sacará a su país de este pacto.
El Acuerdo de París entró en vigor a principios de este mes. Fue en un tiempo récord gracias a que se ha alcanzado el número suficiente de países que lo han ratificado, entre ellos China y EE UU. Pero no está desarrollada la letra pequeña del pacto, que marcará si es un éxito o no. El acuerdo sería algo así como una ley, pero aún falta el desarrollo de los reglamentos. Por ejemplo, se deben fijar mecanismos claros de control y contabilidad de las emisiones mundiales de CO2 o un sistema de balance de los esfuerzos globales en la reducción de los gases de efecto invernadero.La cumbre se esperaba que fuera una reunión anodina y de transición después de que hace un año se aprobara el Acuerdo de París, pero Trump ha animado a los representantes de los 200 países reunidos en la ciudad marroquí a lanzar mensajes sobre su compromiso contra el calentamiento. El impulso es ya "irreversible", han concluido los países reunidos en Marrakech.
El pacto de París estaba pensado para que entrara en vigor en 2018. Durante los dos años anteriores, se debía trabajar en ese desarrollo reglamentario. Y en la Cumbre de Marrakech lo que se ha aprobado es seguir con esa hoja de ruta, es decir, el compromiso de todos los países de tener el cuerpo de reglamentos listo para 2018.
Atasco
El texto final se ha atascado este viernes. Algunos países eran reacios a dejar claro ya ese calendario. Según fuentes de la negociación, apostaban por posponer la decisión a 2017. Se trataba, según estas mismas fuentes, de países con intereses petroleros muy fuertes que preferían "esperar a ver qué hace Trump".
El texto final de Marrakech, que se divide en dos partes, también ha entrado en la discusión sobre la financiación. En estas negociaciones, que se celebran cada año desde hace más de dos décadas, siempre se repite la misma pregunta: ¿cuánto y cómo deben pagar los Gobiernos desarrollados a los países pobres que sufren los efectos de un calentamiento desencadenado por los más ricos?
En el Acuerdo de París se establecía la obligación de que, en 2020, existan 100.000 millones de dólares anuales para financiación climática, que principalmente deben aportar los desarrollados. La OCDE sostiene que ya hay compromisos por valor de 70.000. La mitad debe ir a parar a mitigación (recortes de emisiones) y la otra mitad a adaptación, es decir, para esos países que ya sufren los efectos del calentamiento o los padecerán.
La discusión ahora se centra en saber a través de qué instrumentos se canaliza ese dinero. Con el Protocolo de Kioto, que estará vigente hasta que en 2020 se empiece a aplicar el Acuerdo de París, se creó el Fondo de Adaptación. Y los países en desarrollo quieren que continúe, entre otras cosas, porque es mucho más ágil que otros al tratarse de ayudas entre Estados sin intermediarios. El texto final de Marrakech recoge esa continuidad del Fondo de Adaptación más allá de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario