El director de la Unidad de Arqueología Marina de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), Jacob Sharvit, muestra algunos de los objetos hallados - EFE
Cesarea es un tesoro inagotable y los submarinistas que cada día se sumergen en sus aguas se han convertido en los mejores buscadores de reliquias. Ran Feinstein y Ofer Ra'anan buceaban en esta zona hace un mes cuando encontraron varios objetos y dieron el aviso a la Autoridad de Antigüedades de Israel que puso inmediatamente una misión especial en marcha y, tras varias semanas de trabajo, anunció el hallazgo del «mayor conjunto de objetos descubiertos en el fondo marino en las últimas tres décadas». En el pecio encontrado por los submarinistas junto al puerto antiguo había miles de monedas de 1.600 años de antigüedad, estatuas de bronce, anclas de hierro y restos de anclas de madera, una lámpara con la imagen grabada del dios sol, una estatuilla de la diosa luna, fragmentos de grandes jarras que eran empleadas para llevar agua potable para la tripulación del barco y la gran sorpresa, dos sacos llenos de miles de monedas que se encontraban en el interior de una vasija.
Fundada por el Rey Herodes en el siglo I a.C., Cesarea recibió el nombre del protector romano del Rey, el Emperador César Augusto. Era una ciudad amurallada y contaba con el puerto más grande de la costa este del Mediterráneo. A medio camino entre Tel Aviv y Haifa se ha convertido en los últimos años en un Parque Natural de visita obligada en un viaje a Israel y están a la vista los restos de la grandeza de este puerto que mantuvo su importancia hasta la época de las Cruzadas.
De acuerdo con Jacob Sharvit, director de la Unidad de Arqueología Marina de la Autoridad de Antigüedades, y Dror Planer, vicedirector del departamento, «la localización y distribución de los hallazgos antiguos en el fondo marino apuntan a que un gran mercante transportaba un cargamento de metal programado para su reciclado, que aparentemente fue sorprendido por una tormenta a la entrada del puerto y se hundió hasta estamparse con el malecón rocoso», según las declaraciones recogidas por la prensa israelí. Las estatuas de bronce se conservan «como si las hubieran hecho ayer, no hace 1.600 años», destacaron los expertos.
Este nuevo descubrimiento se produce solo un año después de que otro grupo de aficionados al submarinismo diera en el mismo lugar con la mayor reserva de monedas de oro encontradas en Israel, cerca de dos mil piezas delperíodo Fatimí, acuñadas en el norte de África y con una antigüedad de unos mil años y de diferentes valores. Jacob Shorvit declaró entonces que «estos buzos son ciudadanos modelo. Ellos descubrieron el oro y tienen un corazón de oro, porque les encanta el país y su historia». Y los buzos siguen desde entonces buscando tesoros en Cesarea.
Meses más tarde se produjo un nuevo hallazgo, pero esta vez en las proximidades de una antigua iglesia de Cesarea de los siglos VI y VII, el período bizantino. Un equipo de arqueólogos descubrió una talla de un cordero hecha de mármol. Los investigadores Peter Gendelman y Mohamed Hater, directores de la excavación, informaron tras el anuncio del hallazgo que entre los antiguos cristianos «Jesús no era representado como una persona», sino que se recurrían a símbolos y uno de ellos era el cordero.
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