LUIS DONCEL
El presidente del BCE defiende que su política ha beneficiado a países como España.
Mario Draghi, presidente del BCE, el 25 de ocubre en una conferencia en el Instituto de Estudios Económicos (DIW) de Berlín. EFE
Mario Draghi viajó el martes a Berlín, la capital del país que tanto le critica, para defender sus decisiones de los dos últimos años al frente del Banco Central Europeo (BCE). Pero tras una exposición muy académica en la que resumió las virtudes de las medidas extraordinarias con las que ha tratado de evitar la desintegración de la unión monetaria, el italiano echó mano de europeísmo en el turno de preguntas. “El euro seguirá siendo vulnerable mientras no se complete la unión monetaria”, previno. Como suele hacer, Draghi mete así presión a los Gobiernos para que avancen en la unión bancaria, ahora en punto muerto.
INCONVENIENTES DE LOS TIPOS BAJOS
Pese a defender las bondades de los bajos tipos de interés, Mario Draghi dice ser consciente de sus inconvenientes y de que esta política no puede alargarse sine die. “Sin duda, preferiría no tener que mantener las tasas de interés a niveles tan bajos durante un tiempo excesivamente largo, ya que los efectos indeseados pueden acumularse con el tiempo”, aseguró. Pero lo largo que será este periodo de tiempo no depende solo de él. Las políticas que Draghi reclama son aquellas que puedan abordar las fuentes de un exceso de ahorro sobre inversión. “En otras palabras, políticas fiscales y de reformas estructurales”, añadió.
“Hay un pesimismo muy extendido. Pero la integración europea avanza. No en las áreas que nos parecían más importantes hace unos años, sino en las que más interesan ahora a los ciudadanos: migración, seguridad y defensa”, aseguró. ¿Es optimista?, le preguntó el moderador. “Es una pregunta viciada. ¿Cómo espera algo neutral aquí?”, respondió socarrón. Acto seguido desplegó un discurso profundamente europeísta, en el que definió el proyecto de unidad como “lo más grande” que estos países han hecho en los últimos 70 años; como algo “fundamental para nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos”; y como algo que está condenado a continuar por el simple motivo de que en estos años ha aumentado el número de problemas que los países no pueden solucionar solos. Tras estas palabras, el público, formado en gran parte por estudiantes, irrumpió en un gran aplauso.
Draghi acabó con un alegato ideológico, pero toda la conferencia estuvo plagada del lenguaje frío de la economía. El objetivo era demostrar por qué sus opositores se equivocan cuando le echan en cara haber impulsado la desigualdad. Es discutible que las medidas extraordinarias del Eurobanco hayan contribuido a aumentar las diferencias entre clases sociales a corto plazo, pero desde luego esto no ha ocurrido en el largo, aseguró e italiano.
Explicó, por ejemplo, por qué España se ha beneficiado de las medidas extraordinarias del BCE: “En países grandes como España o Alemania, el efecto de los bajos tipos de interés ha sido positivo”. Pero, más allá de las diferencias regionales, Draghi pidió –en un mensaje evidente a los que le acusan de dañar los intereses de los ahorradores alemanes- una visión de conjunto. “Tenemos todos los motivos para creer que nuestras medidas están funcionado como esperábamos: impulsando el consumo y la inversión y creando empleo, que es siempre lo mejor para la sociedad”.
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