GONZALO LÓPEZ SÁNCHEZ
Cueva de La Garma, en Cantabria, una «máquina del tiempo» para reconstruir el pasado hace unos 16.000 años - Pedro Saura
Una investigación demuestra que los hombres cazaban estos animales y que aprovechaban su piel, lo que quizás contribuyó a la extinción de los leones de las cavernas.
Hace unos 16.000 años, en el Paleolítico Superior, Cantabria estaba poblada por humanos similares a los actuales. Estos «cántabros» enterraban a sus muertos, tallaban los huesos y pintaban imágenes abstractas. Pero por entonces, tenían que compartir las cuevas con los peligrosos leones de las cavernas: unas criaturas que cazaban humanos y muchas de las presas de las que los hombres se alimentaban.
Con el tiempo, estos leones de las cavernas (Panthera leo spelaea) se extinguieron, a causa de muchos factores, pero parece que en parte por culpa de los cazadores humanos. En este mundo, y tal como ha concluido hoy un estudio publicado en la revista «PLOS ONE», estos hombres cazaban leones para aprovecharse de sus pieles. Los autores han concluido, después de analizar los restos de la cueva de La Garma (Cantabria), que han encontrado evidencias del león más reciente que tuvo la mala fortuna de ser cazado por hombres en la Península Ibérica.
«Lo más importante de esta investigación es haber podido demostrar que la gente que vivió en la cueva de La Garma, hace 16.000 años, usó una piel de león para cubrir el suelo de una cabaña», ha explicado a ABC Marián Cueto, investigadora de la Universidad de Cantabria. «Había varias teorías sobre el uso de pieles de leones basadas en pueblos cazadores recolectores, pero ahora se ha demostrado».
La Garma, una cueva extraordinaria
Y todo gracias a una cueva extraordinaria. En otros yacimientos lo más habitual es que las cuevas fueran ocupadas y luego abandonadas a lo largo del tiempo, dejando que los sedimentos o el agua enterraran los restos o borraran las pinturas. Pero la entrada de la galería de La Garma se colapsó, y su interior quedó aislado durante milenios.
«Esta cueva es como una máquina del tiempo», ha explicado Cueto. «Al entrar te encuentras las cosas tal como la dejaron. Encuentras la base de piedra de estructuras, restos de huesos, industria lítica, objetos decorados y paredes repletas de pinturas y grabados. Es lo más parecido a una fotografía del pasado».
En este caso, los investigadores pudieron analizar nueve dedos de león fosilizados, para buscar pruebas de explotación humana, ya fuera por consumo de carne y/o para aprovecharse de su piel.
Gracias a eso, los científicos descubrieron que la mayoría de los huesos muestran signos de haber sido modificados por humanos, probablemente con herramientas de piedra y usando técnicas similares a las usadas por los cazadores modernos. Y por eso han sugerido que pertenecieron a una única piel de león, que probablemente estuvo en el suelo de una cueva ocupada.
Rituales humanos
La Garma se ha asociado en otras ocasiones a rituales humanos, y se cree que los leones de las cavernas podrían haber sido animales simbólicos para los hombres del Paleolítico Superior.
Por eso, la investigación dirigida por Marián Cueto ha propuesto que los humanos tuvieron su parte de responsabilidad en la extinción de los leones de las cavernas. Estas criaturas, que se extinguieron en el Holoceno (hace unos 14.000 años), eran similares a leones actuales pero más grandes y sin melena, según lo que se ha podido ver en pinturas humanas. Junto a estos, por entonces allí también panteras y linces.
Pero los humanos eran los mismos a los de hoy, según ha dicho Cueto. «Nos parecen gente primitiva y nos resulta difícil pensar que fueran como nosotros. Pero si te acercas a Altamira, y ves los objetos de hueso que decoraban, o cómo enterraban a sus muertos, es evidente que tenían las mismas habilidades y el mismo nivel simbólico», ha concluido.
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