domingo, 30 de octubre de 2016

No, la Cosmología no se tambalea. 1º ESO

ABC. Ciencia
POR HÉCTOR SOCAS NAVARRO/INVESTIGADOR EN EL INSTITUTO ASTROFÍSICO DE CANARIAS (IAC) 


Un reciente artículo sobre la expansión acelerada del Universo no propone que no haya aceleración, sino que la certeza de que está ocurriendo debe reducirse del 99,9999% a «tan solo» el 99,7%.

Un reciente artículo sugirió que los indicios apoyaban la idea de que el Universo se expandía con una aceleración constante- ARCHIVO


Estos días hemos asistido a una proliferación de artículos en la prensa afirmando que se ha puesto en duda la expansión acelerada del Universo, la existencia de la energía oscura o incluso sugiriendo que los cimientos de la Cosmología moderna se tambalean. Nada más lejos de la realidad. Se trata de un nuevo caso de confusión, lamentablemente cada vez más frecuente, en la cadena de transmisión de la información científica, desde los centros de investigación hasta los medios y, finalmente, el gran público.
«La confusión mediática cambia ‘solo estamos seguros al 99,7% de que el Universo acelera’ por ‘el Universo no está acelerando»
Lo que realmente dice el estudio, puesto en términos llanos, es lo siguiente: Si nos retrotraemos a 1998, nos olvidamos de todas las pruebas que ha obtenido la ciencia en los últimos 18 años, y reanalizamos las evidencias que había en aquella época, nuestra seguridad de que el Universo está acelerando debe reducirse del 99,9999% de certeza a «tan solo» el 99,7%. La verdad es que dicho así suena mucho menos espectacular y probablemente no habría generado tanto revuelo. Analicemos, entonces, cómo hemos llegado a esta situación tan disparatada.
El modelo actualmente establecido de la Cosmología nos dice que el Universo se encuentra en expansión. Esto está bien establecido desde mediados del siglo XX a partir de un gran número de evidencias observacionales que, a su vez, casan con un modelo físico-matemático perfectamente consistente con la teoría de la relatividad general. La última gran revolución cosmológica sobrevino justamente en los últimos años del siglo XX cuando dos grupos de investigación independientes usaron la luz de supernovas distantes (colosales explosiones de estrellas) para determinar que el Universo no sólo se estaba expandiendo sino que además, desde hace 5,000 millones de años, ¡estaba acelerando!
Este descubrimiento fue tan sorprendente que los autores no terminaron de estar convencidos (y, por tanto, eran reticentes a publicar sus resultados) hasta que cada grupo tuvo conocimiento de los resultados del otro. Sólo entonces se convencieron de que sus observaciones eran correctas y publicaron su descubrimiento en sendos artículos de investigación liderados por Adam Riess Saul Perlmutter en 1998.

El «mayor error» de Einstein

La expansión acelerada tenía serias repercusiones sobre el modelo cosmológico y su encaje dentro de la teoría de la relatividad general. Debía existir una «energía oscura», un misterioso estado de energía del vacío, que fuera responsable de esta expansión acelerada del espacio. Albert Einsteinhabía postulado una forma de esta energía oscura al introducir en sus ecuaciones la llamada «constante cosmológica», si bien lo hizo por las razones equivocadas. Al comprobarse que estas razones no se sostenían, Einstein eliminó la constante de sus ecuaciones, llegando a afirmar al final de su carrera que introducirla había sido «el mayor error de su vida». Pero la expansión acelerada ha vuelto a hacer necesaria la introducción de la constante cosmológica. De hecho, es la solución más simple para explicar el comportamiento observado del Universo. Da la impresión de que Einstein tenía razón hasta cuando se equivocaba.
En paralelo con los desarrollos teóricos, los trabajos de Riess y de Perlmutter con sus respectivos equipos motivaron una carrera desenfrenada para confirmar o refutar la tan sorprendente expansión acelerada por otros medios independientes. Una tras otra, las pruebas comienzan a caer del lado de la confirmación. Se encontraron muchas y muy variadas evidencias obtenidas por diferentes grupos, en diferentes países, con diferentes instrumentos observando diferentes fenómenos. Con todas estas evidencias independientes, la comunidad científica terminó por aceptar la expansión acelerada y la energía oscura como un hecho probado. En 2011, se concede el Premio Nobel de Física a Riess, Schmidt y Perlmutter por haber sido los primeros en llegar a este descubrimiento.

¿Noticia engañosa?

La noticia salta estos días con la publicación del trabajo de J.T. Nielsen, un estudiante de doctorado del Instituto Niels Bohr de Copenhague, con sus directores de tesis, A. Guffanti (Universidad de Turín) y S. Sarkar (Niels Bohr y Universidad de Oxford). En este trabajo analizan datos de supernovas como los de los grupos de Riess y de Perlmutter en 1998 pero usando un método estadístico diferente al anterior y con muchas más observaciones, ya que hoy en día disponemos de más datos que en 1998. La conclusión de su paper es escalofriante. ¡La expansión acelerada del Universo «sólo» es fiable al 99,7% en vez de al 99,9999% como se pensaba!
Por añadir un último tecnicismo, el resquicio del 0,3% restante de que no exista aceleración cósmica solo podría darse en un Universo que estuviera vacío de materia (lo cual sabemos que no es el caso) o en el que existiera una fuerza hipotética todavía más exótica que la energía oscura llamada campo de quintaesencia. Y todo ello, insistimos, si uno se olvida de todas las otras pruebas recopiladas desde 1998 hasta ahora.
El artículo científico no contiene grandes novedades ni cambia nada de lo que sabemos. El portal señalyruido.com afirma, citando fuentes confidenciales, que este trabajo había sido rechazado previamente por otras revistas especializadas antes de ser aceptado por Nature Scientific Reports. Sería impensable que un resultado así tuviera una gran repercusión mediática. Y sin embargo, la Universidad de Oxford fue capaz de lograrlo. Para ello, sacan una nota de prensa con un título sibilino: «El Universo se expando a ritmo acelerado… ¿o quizás no?». De esta manera se deja la puerta entreabierta, con el manido truco del titular-pregunta, a una conclusión incorrecta que no se sustenta científicamente y no se plantea en ningún momento en el artículo científico.
Adam Riess, uno de los Premios Nobel «cuestionados» por este trabajo, es contundente en unas declaraciones para señalyruido.com: «De alguna manera, la nota de prensa o la confusión mediática cambia ‘solo estamos seguros al 99,7% de que el Universo acelera’ por ‘el Universo no está acelerando’». En otro comentario afirma que: «Todo esto es una gran tontería. Lo único que demuestra es que, si descartas el suficiente número de pruebas conocidas, puedes reducir la certeza del 99,9999% al 99,7%».

Así pues la Cosmología actual no se tambalea. Sus fundamentos, tanto teóricos como observacionales, gozan de buena salud. Algo más preocupante parece la situación de la difusión social del conocimiento científico. Tantas noticias de posibles revoluciones de las que nunca se vuelve a saber no contribuyen al objetivo de construir una mayor cultura científica y una sociedad más informada.

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