domingo, 9 de octubre de 2016

El riesgo de un gran terremoto se dispara en California tras el hallazgo de una nueva falla. 1º ESO

EL MUNDO Ciencia

Vista aérea de la falla de San Andrés, una cicatriz de 1.000 kilómetros de largo que atraviesa San Francisco, Los Angeles y San Diego.

La inusual actividad sísmica cerca de la falla de San Andrés 
propició el descubrimiento

"California rocks, but it rocks with earthquakes too". La frase es un eslogan que se escucha estos días en la radio para reflejar el sentimiento generalizado del privilegio que supone vivir en esta parte del mundo -ya saben, clima extraordinario y multitud de oportunidades laborales-, aunque con el inconveniente de los terremotos, un factor especialmente preocupante tras el movimiento sísmico de las últimas semanas.
Los sensores instalados en 1932 no habían registrado semejante actividad en años, con más de 200 temblores casi de forma consecutiva en la zona de Bombay Beach, en pleno desierto californiano y junto al lago Saltón. Tres de ellos superaron la magnitud 4 en la escala de Richter en menos de 24 horas, lo que llevó a la comunidad científica a profundizar y dar con una nueva falla.
La han bautizado como la falla de Salton, sin que sepan si representa una amenaza mayor para el oeste de Estados Unidos. Sí preocupa por estar situada al sur de la temible falla de San Andrés, que no ha sufrido una gran ruptura desde 1680, hace 336 años.
De acuerdo a los cálculos de los expertos en sismología, de media se produce un gran terremoto cada 150 años, por lo que ese gran temblor que todos esperan en el sur de California podría darse en cualquier momento. El movimiento sísmico de hace unos días en Bombay Beach disparó todas las alarmas a nivel estatal, con un aviso a la población para que estuviera preparada.
Crece el riesgo de un gran terremoto
Según el Instituto Sismológico de EEUU, las probabilidades de un gran terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter o superior aumentaron de forma dramática la semana pasada hasta un 1%, cuando normalmente la probabilidad es de 1 entre 6.000.
"Cada vez que hay actividad significativa cerca de la falla de San Andrés, los sismólogos se ponen nerviosos", según explicó al Los Angeles Times Thomas Jordan, el director del Centro de Terremotos del sur de California.
El último seísmo de consideración sucedió en enero de 1994 de magnitud 6,7. Sacudió el condado de Los Ángeles, causando 57 muertos y más de 8.700 heridos. El más reciente se registró en 2008, un temblor de 5,5 grados que dejó ocho heridos en la principal ciudad de California.

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