JUAN DIEGO QUESADA (ENVIADO ESPECIAL)
La maniobra de los yihadistas pretende también desviar la atención del asalto a Mosul.
Peshmergas combatiendo en la batalla de Bashiqa, el jueves NATALIA SANCHA
El Estado Islámico pelea por sobrevivir en Irak, la tierra que lo alumbró. Los yihadistas, que vertebraron el califato en el caos de la ocupación estadounidense y el frágil Estado que surgió a continuación, han decidido contraatacar para frenar la ofensiva de iraquíes y kurdos que les está obligando a replegarse hacia Mosul, su bastión. Con su repertorio habitual de suicidas, sembraron ayer el terror en Kirkuk, una ciudad petrolera cuyo control vale oro.
El ataque lo perpetraron de madrugada unas células durmientes, invisibles e infiltradas en territorio enemigo. Lo hicieron lejos de donde se está librando la batalla principal, a más de 150 kilómetros de los frentes abiertos en las ciudades alrededor de Mosul. En principio, parece una táctica para que los que solo tenían ojos para una contienda tengan que darse la vuelta y ver que el peligro también les puede agarrar por la espalda. Los combatientes del ISIS lograron por sorpresa hacerse por unas horas con un hotel, una mezquita y varios puestos de policía. En el ataque murieron 39 personas, incluidos nueve suicidas.
El ISIS se atribuyó la contraofensiva en Internet y dejó claro que no se va a rendir fácilmente.
El gobernador de Kirkuk, Nachmeldín Karin, ha decretado un toque de queda y ha asegurado que la situación está bajo control pese a que los enfrentamientos entre los terroristas y las fuerzas de seguridad continuaban anoche en los barrios del sur de la localidad.
La ciudad, cuyo dominio se disputan el ISIS y las fuerzas kurdas, está parcialmente controlada por los segundos desde que las tropas iraquíes huyeran ante el avance del Estado Islámico. En el verano de 2014, el grupo yihadista avanzó con inesperada facilidad hasta tomar varias ciudades iraquíes. Al verse en inferioridad, los soldados iraquíes tiraban sus fusiles y huían despavoridos.
En el asalto también murieron al menos ocho milicianos, bien porque hicieron explotar los explosivos que llevaban adosados al cuerpo o en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, según medios locales. Algunos de los yihadistas supervivientes cortaron la carretera entre la ciudad y la central eléctrica, situada 30 kilómetros al norte.
El jefe de policía de distrito, general Sarhad Qadir, explicó en una declaración pública que los combatientes de Estado Islámico atacaron tres edificios policiales y la sede de un partido político. “Todos los milicianos que atacaron el edificio de emergencias de la Policía y la vieja sede de la dirección de Policía de Kirkuk han sido abatidos pero todavía hay un cierto número de milicianos en el distrito de Dumez”, precisó.
El avance de las fuerzas iraquíes sobre Mosul se ha asentado en el quinto día de ofensiva en Bartella, ocho kilómetros al este de la ciudad, según ha informado a Efe el coronel Fadel Barwari. Las tropas gubernamentales controlan el 80% de esta estratégica localidad, después de que el jueves tomaron el centro urbano.
Naciones Unidas alertó de que 550 familias fueron secuestradas, en los alrededor de Mosul, por milicianos del ISIS para utilizar a sus miembros como escudos humanos. Una portavoz del organismo internacional, Ravina Shamdasani, informó también de que se había abierto una investigación para esclarecer la posible ejecución de 40 civiles en una de las aldeas arrebatadas recientemente al ISIS durante la ofensiva de Mosul.
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