Manuel P. Villatoro
Pedro Insua publica «1492. España contra sus fantasmas», una obra en la que carga contra la Leyenda Negra que persigue a nuestro país desde el siglo XV.
Pedro Insua, filósofo de profesión y defensor de la verdad histórica de vocación, es capaz de desmontar la gran cantidad de mentiras que se han vertido sobre España durante 500 años en apenas una hora y media de conversación profunda. Sus conclusiones, eso sí, son el resultado de meses y meses de investigación y de la lectura de una ingente cantidad de documentos elaborados por personajes tan controvertidos como Bartolomé de las Casas (arquitecto del mito del exterminio americano que persigue a nuestro país) o Julián Juderías (artífice del concepto Leyenda Negra, hoy más que popular).
Y es que, como el título de su nuevo libro desvela («1492. España contra sus fantasmas» -Ariel, 2018-), a partir del siglo XV comenzaron a generalizarse una serie de mitos sobre nuestro país que, a día de hoy, se han enquistado en la mente de todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Al fin y al cabo, ese fue el año en que se inició el descubrimiento del Nuevo Mundo (rememorado por las falsas masacres perpetradas por los mal llamados conquistadores); se expulsó a los judíos de la Península (a una minoría a la que no le fueron arrebatadas sus propiedades) y se finalizó la conquista de Granada.
El año 1492 supuso para la Península el principio de todo. Desde su camino hacia el nacimiento oficial de España, hasta el comienzo de las mentiras aireadas por una Europa que únicamente podía enfrentarse a nosotros a base de falacias. Para nuestra desgracia no les fue mal, pues la Leyenda Negra resultó tan efectiva que, a día de hoy, todavía es esgrimida por el independentismo con el objetivo de justificar una escisión que jamás podrá fundamentarse en la historia. Quizá el caso más extremo de estas falsedades sea el del mito secesionista de 1714 durante la Guerra de Sucesión. Una gran mentira para un Insua que es partidario de que, por entonces, lo que hizo España fue salvar a Cataluña de la oligarquía de la Generalitat.
1-¿Por qué usa 1492 como la columna vertebral de su relato? ¿Fue un año de especial importancia para la Leyenda Negra?
Porque en él se dan tres hechos contra los que la Leyenda Negra carga las tintas. El primero es la conquista de la Granada nazarí el 2 de enero de 1492. Esta fecha se suele dibujar en Europa como la destrucción de una civilización extremadamente rica (la perla oriental en occidente) por la católica, casposa y cutre España de los Reyes Católicos.
El segundo es la expulsión de los judíos entre marzo y julio. La Leyenda Negra la une con la anterior afirmando que España prorroga esa destrucción civilizatoria que comienza en enero obligando a marcharse a una población próspera formada por gentes muy trabajadoras, ingeniosas y geniales.
El mito afirma que España arrasó con todo ello y que, como los judíos estaban al frente de la burocracia, la administración y las finanzas del país, su marcha provocó la decadencia financiera y las quiebras económicas posteriores.
La última fecha (la llegada a América el 12 de octubre) es la que consuma, según la Leyenda Negra, a España como aniquiladora de civilizaciones y como una tiranía depredadora.
La Leyenda Negra abraza estos tres acontecimientos y hace casi imposible cualquier intento de revisar o rectificar su falsedad. Pero lo que hay que tener claro es que estas tres interpretaciones son sencillamente falsas.
2-¿Cuál es el objetivo que se ha marcado con este libro?
Trato de armar una tesis en contra de estos tres acontecimientos. Pero no por patriotismo y porque a España haya que defenderla a toda costa, sino porque hay que defender la verdad histórica. Yo no parto en el libro desde la perspectiva del patriota que busca defender su país. Eso es un resultado del proceso.
3-¿Cómo definiría la Leyenda Negra?
La Leyenda Negra, según la define Juderías, es una especie de prisma que se interpone entre el lector y la realidad histórica y que deforma y caricaturiza la verdad.
Yo comparo la Leyenda Negra con el “Retrato de Doryan Grey”, aunque al revés. La España que se ha vertido desde el punto de vista divulgativo ha sido la negra. Más la leyenda que su historia. Por las calles de la Inglaterra victoriana, por las que habría paseado Dorian Grey, ha salido el monstruo. Mientras, en el desván está el retrato verdadero de nuestro país. Un retrato que es mucho más simpático, benevolente y que narra la historia documental, la real.
4-¿Es, entonces, una realidad forjada desde el exterior de forma interesada?
Sí. Desde el punto de vista comparativo, de homologación entre unos imperios y otros, España sale ganando. Un ejemplo es Inglaterra, el imperio más esclavista en el siglo XVIII con unas cifras incomparables. Ni Holanda, ni Portugal, ni ningún otro país traficó con una cantidad de masa de población como hizo Inglaterra. Sin embargo, su fama no es nada oscura. Juan Rufo, ya en el siglo XVI -en su libro “La Austríada”-, habla de la “fama escura” (mala fama) que tenía España con respecto a otros naciones.
5-¿Por qué se ha generalizado?
Por varias causas. Una de ellas es que nos la achacan autoridades significativas. En el libro explico que la máxima es Montesquieu, que afirma que, para mantenerse y prolongarse como imperio, España destruyó a la raza americana. Esto es totalmente falso por mucho padre de la democracia moderna que sea.
Otra de las versiones es la de Adan Smith, padre de la economía. Aunque es más simpática para nuestro país, sentencia que fuimos a expoliar América. Otra tesis totalmente errónea.
6-¿Han cultivado los independentismos la Leyenda Negra española?
Ahora mismo, la fuente fundamental de mantenimiento de esa Leyenda Negra son los nacionalismos. Les pasa lo mismo que a las naciones americanas del siglo XIX, que tuvieron que justificar su emancipación hablando de la tiranía previa de España.
El problema es que no hubo tal tiranía previa en América. Por eso esa Leyenda Negra es totalmente falsa, porque se asienta sobre una falacia. Además, el mismo Simón Bolívar reconoció que la base del derecho de las naciones que se crearon era el derecho indiano, y no las culturas anteriores. Afirmó que, tras la independencia, no se produjo una restauración de los estados previos. Es decir, que no se volvió al imperio inca cuando se constituyó Perú, fue algo nuevo.
7-¿Ha hecho lo mismo Cataluña?
En el terreno peninsular es todavía peor. Cuando los catalanes estaban incorporados en la Corona de Aragón, que a su vez estaba incorporada en el Imperio Español, no eran unos indígenas que hubiera que tutelar para que accedieran a un estado civil. Ya eran libres y ya estaban en él.
Fernando era el rey de los catalanes, y ellos lo reconocían. Jamás hubo un movimiento de liberación similar al americano, como el que ahora quieren vender. Pero tienen que dibujarlo en su pugna por constituirse como un todo nacional en sí mismo. En un “todo a parte”, como decía Ortega.
Para dar ese paso tienen que dibujar la sociedad actual como una tiranía. Y todo eso lo hacen mediante una ficción que no tiene una base histórica. Recurren constantemente a anacronismos como el de 1714. Entonces no fue una guerra de Cataluña contra España, eso es una falacia. Fue una contienda dinástica. Cuando se declaró al archiduque Carlos rey, fue rey de toda España, y no solo de Cataluña.
8-¿Fueron los Decretos de Nueva Planta (1714) un castigo para Cataluña?
Hay que tener en cuenta que, cuando venció Felipe V, los Decretos de Nueva Planta no se implantaron únicamente en la Corona de Aragón, sino en toda España. No es que se impusieran las leyes castellanas sobre las aragonesas, eso es totalmente falso. Fueron ajenas a todas las regiones.
Al final, mediante esa tergiversación, han logrado instrumentalizar una pseudohistoria que busca romper España. Esto es frustrarte, porque la historia no debe tener un fin instrumental, debe limitarse a contar la verdad. Pero saben que ganar el relato es una gran victoria.
La realidad es que, cuando Felipe V llegó a España, el canon político que tenía era el francés, pues era el nieto de Luis XIV. Por eso impuso una legislación ajena. Con todo, fue una reconfiguración que no rompió absolutamente con la que había antes, la austracista. Hubo elementos de la administración que persistieron como el Concejo (el instrumento municipal básico), aunque se crearon otros como las Capitanías. Tuvo, en definitiva, sus ventajas y sus inconvenientes.
9-En su obra, da a entender que España salvó a los catalanes de la Generalitat...
Sí, se salvó a Cataluña de la Generalitat acabando con el poder de las oligarquías locales. Según la proyección que se hace actualmente, los reyes de Aragón eran más demócratas que los castellanos porque pactaban desde los fueros, hasta el contenido del “Libro verde de los usatges” con estas oligarquías.
Pero la verdad es que esos pactos hacían que el despotismo de las oligarquías sobre la población aumentase. A efectos prácticos, el poder que adquirió la aristocracia en la región derivado de ese “pactismo” hizo que el campesinado no pudiera recurrir al monarca los abusos de los que era objeto por parte de esta clase dominante. La relación entre monarquía y nobleza era demasiado cercana.
En Castilla, por el contrario, la aristocracia estuvo más sujeta por los reyes. Y eso permitió que la legislación fuese más benevolente con los judíos o el campesinado.
10-¿Por qué?
Porque la distancia que tenían el noble y el campesino con respecto al rey era semejante. Mediante el funcionariado, las clases más bajas podían recurrir al monarca para que mediara cuando creían que las oligarquías se estaban sobrepasando. Y el funcionariado real, exento de las presiones de las clases altas, podía impartir justicia de forma más objetiva.
Ese autoritarismo era más beneficioso en la época para las clases más bajas, que las oligarquías de la Generalitat, que presionaban al campesinado. En este punto se ha tergiversado la historia.
11-También explica que, antes del siglo XVIII, en España no se había generalizado el independentismo.
Sí. Antes solo se habían destacado unos brotes en 1640 a los que respondió Quevedo. Pero en el siglo XVIII Juan Antonio Llorente, que fue ministro de José I, criticó en una de sus obras a un político local que defendía los fueros y afirmaba que la ley española venía a imponerse.
Esa idea, que empezó a cuajar a partir de entonces, es un ejemplo claro de Leyenda Negra. Los fueros eran concesiones reales entregadas por una serie de méritos que dependían de la corona. No eran independientes de ella. Pero en esta época se le dio la vuelta a la tortilla y se empezó a generalizar falsamente que los fueros eran leyes propias que les iban a ser arrebatadas.
Lo cierto es que estas concesiones se daban a regiones por haber destacado, por ejemplo, combatiendo a los musulmanes. También se le dieron en cierta forma a Castilla. Como los castellanos estuvieron constantemente combatiendo contra el enemigo durante la Reconquista, y Aragón quedó al margen por mera casualidad geográfica durante la época de Jaime I, obtuvieron una preponderancia.
12-¿Ha pasado lo mismo con la idea de España? ¿Se trató de justificar su existencia en el medievo a partir del siglo XIX?
No. Es cierto que, como dice Ortega, toda sociedad política tiende a poner en sus orígenes la mentira política. Pero España como realidad histórica no es mentira. Maraval da pruebas de sobra de cómo el concepto de España nace en la Edad Media.
Como noción ya estaba presente. No fue un invento posterior de unos intelectuales que proyectaron, sobre el siglo VIII y IX, la idea de España. Esa visión ya estaba circulando en los documentos históricos de la época.
13-¿Se ha creado una Leyenda Negra interior para tratar de vertebrar España?
Sí. La idea de democracia que se ha vendido después de la Transición ha dañado a España. A partir de 1975 se ha generalizado la visión de que, hasta ahora, las virtudes políticas no existían en nuestro país porque jamás habíamos tenido democracia. Se ha extendido la tesis de que todas las sociedades anteriores no fueron válidas porque eran tiranías.
Esta idea adula muchísimo a los políticos actuales, a los que se les llena la boca diciendo que son ellos los que han traído la democracia a nuestro país. Pero lo que hace es deslegitimar sin razón nuestra historia. Genera una mentira que da oxígeno al nacionalismo separatista, que carga las tintas sobre esto afirmando que, mientras exista una España formada a base de someter despóticamente a los pueblos de su interior, es imposible que exista democracia.
14-También dedica una buena parte de su obra a explicar la falsedad del holocausto judío en España a partir de 1492.
La tesis del holocausto judío de 1492 es abundante y ha sido extendida por algunos historiadores como Henry Kamen. Este británico afirmó en uno de sus textos que Gibraltar no puede ser reclamada porque, si hubiera sido española, se habría expulsado a los judíos de ella como se hizo en el resto del país. Yo digo que se les echó, aunque los culpables fueron los ingleses, que es algo que se olvida.
Lo que no se cuenta es que, cuando las poblaciones judías se incorporaron a la España cristiana tras la Reconquista, recibieron el privilegio de ser “tesoro real”. Es decir, sirvientes de la monarquía. No se les redujo. Se les trató de convertir, pero se les permitió convivir bajo la protección directa de los monarcas.
Mientras la monarquía fue fuerte mantuvieron este privilegio, pero cuando los reyes perdieron poder por enfrentamientos como el de Enrique de Trastámara y Pedro I la población les atacó. Pero no por ser judíos, sino porque eran considerados unos privilegiados.
Tampoco se afirma que la Inquisición en España fue creada para evitar que la justicia popular linchara a los conversos y para corroborar que, aquellos que se declaraban nuevos seguidores del cristianismo, no estaban mintiendo.
15-¿Qué se buscaba, entonces, expulsando a los judíos?
Lo primero que hay que señalar es que los judíos fueron expulsados de España, y no aniquilados como siglos después pasó en Europa.
Mi tesis es que la monarquía quería conservar al judío combatiendo el judaísmo. El ejemplo de ello es que el decreto de expulsión (que era inmediato) tardó en aplicarse cinco meses. ¿Por qué? Porque lo que se buscaba es que los judíos se convirtieran y se quedasen en la Península. Al final se marcharon 200.000, de los que regresaron al poco tiempo 100.000.
Además, no fueron expropiados. Se fueron con las llaves de su casa en el bolsillo, pues no se les quitaron ni bienes inmuebles ni muebles. Lo único que no podían llevarse eran metales preciosos, caballos o armas. Pero eso le pasaba a cualquiera que quisiera marcharse de la Península.
16-¿Cuál es la mentira más curiosa que ha sido extendida por la Leyenda Negra?
Un ejemplo llamativo se da antes de la Transición. En un decreto de mayo de 1975, Franco -dentro de la Ley General de Educación de 1970- introdujo las lenguas regionales (el gallego, el catalán y el vasco) en la educación general. Ahora, por el contrario, se habla de la persecución de estas lenguas durante el franquismo. Se puede decir que el régimen estaba languideciendo, y que por eso se hizo. Es verdad que hay margen para la interpretación, pero lo que no se puede es eliminar ese documento y hacer una interpretación como si no existiera.
Sucede otro tanto con el codicilo del testamento de Isabel la Católica. Antes de morir, en noviembre, la reina dejó una ultima voluntad en la que afirmaba que a los indígenas de América había que tratarlos bien y que no se les podía esclavizar. Y de hecho no se hizo. Esta norma, que formaba parte de la Legislación de Indias, no se puede obviar. La Leyenda Negra afirma que no se cumplía, pero eso es una falacia. Claro que se cumplía, no había otra. Lo que no se puede hacer es un análisis de la historia eliminando esa documentación y afirmando que los españoles trataban a los nativos a sangre y fuego.
16-¿España fue al Nuevo Mundo a destruir?
Gregorio Marañón, en un libro que prologó llamado “Los mestizos en América” afirmó que, contra la Leyenda Negra, lo que más podemos aportar es el mestizaje americano. Los rasgos de la cara del propio Hugo Chávez es testimonio de que nuestra labor no fue destructiva en América, como se nos achaca constantemente.
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