Sandro Pozzi
Las tecnológicas se enfrentan desde hace siete años en los tribunales por infringir las patentes.
Un dispositivo Samsung en el Mobile World Congress de Barcelona. YVES HERMAN REUTERS
El fabricante surcoreano de productos electrónicos Samsung tendrá que compensar con 539 millones de dólares a su rival estadounidense Apple, después de que un jurado popular en San José declara a la compañía culpable de haber violado tres de sus patentes. La dueña del iPhone reclamaba 2.500 millones por copiarle el teléfono, mientras que el conglomerado asiático le ofrecía cerca de 28 millones.
La batalla legal dura desde 2011. Se trata, de hecho, de la segunda vez que se pronuncian los tribunales en Estados Unidos sobre el caso, tras ordenar el Supremo la revisión de una indemnización previa de 400 millones. El jurado concluye que elementos del diseño del iPhone como los bordes redondeados o la disposición de los iconos en la pantalla no son simples componentes del teléfono, sino el producto en sí mismo.
El veredicto es definitivo, con lo que se pone fin a una larga saga que dura siete años. La cifra inicial que reclamaba Apple se redujo a 1.000 millones tras una primera decisión a su favor en 2012. Pero un tribunal de apelaciones decidió en mayo de 2015 que no podía registrar como marca el diseño de su móvil y decidió que Samsung estaba solo obligada a pagar 548 millones, cantidad que desembolsó.
Pero el caso siguió vivo en California, pese a que las dos compañías pactaron en 2014 aparcar los litigios que tenían abiertos fuera de EE UU. Alphabet, que también fabrica sus propios dispositivos, se alineó con Samsung, que utiliza en sus teléfonos una versión del sistema operativo Android de Google. Apple, sin embargo, tuvo de su lado a los diseñadores, que esperan así haber sentado jurisprudencia.
Samsung y Apple controlan actualmente más de una tercera parte de las ventas de teléfonos móviles en todo el mundo. La firma de Cupertino considera que no es justo que haya copiado de esta manera como se aplica el diseño al que es su producto estrella. La compañía surcoreana teme que con este tipo de decisiones pongan al final en compromiso la creatividad y la competencia leal, ya que puede abrir otros litigios.
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