Carlos Fresneda
Islamistas, frente a la embajada de EEUU en Londres en el aniversario del 11-S. PAUL HACKETTREUTERS
Bruselas, Londres, Amberes y Ceuta se han convertido en los principales centros de reclutamiento de yihadista, captando a jóvenes no muy religiosos.
Bruselas, Londres, Amberes y Ceuta encabezan la lista negra de los reclutamientos del Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés) en Europa, por delante de varias ciudades francesas (París, Niza y Toulouse). Las ramificaciones europeas del IS, volcado en la captación de adolescentes y jóvenes no necesariamente religiosos, se extiende por Alemania (Dinslaken y Frankfurt) y Holanda (La Haya, Delft) y llega incluso a Bosnia y Herzegovina (Zenica y Sarajevo).
Hasta aquí, la geografía del yihadismo europeo elaborada por el Centro para Combatir el Terrorismo (CTC) de West Point, a partir del seguimiento de 850 "guerrilleros extranjeros" reclutados en los últimos cuatro años. Por países, España ocupa el séptimo lugar entre 25 con un total de 37 yihadistas (más de la mitad en Ceuta), en una lista que encabezan de lejos Francia, Bélgica y el Reino Unido.
Aunque el reclutamiento de yihadistas extranjeros ha caído ostensiblemente en el último año y el retorno al país de origen es cada vez más difícil, el IS se ha lanzado a la captación de adeptos cada vez más jóvenes y "más fácilmente convertibles en elementos terroristas convencidos". En Ceuta, sin ir más lejos, se desmanteló en noviembre una célula integrada por tres hombres y una mujer (de nacionalidad española) consagrada al reclutamiento de adolescentes y niños, conocidos en la jerga como "cachorros del califato" (Ashbal al-Khilafa).
El estudio de West Point advierte que, pese a las pérdidas experimentadas por el califato en el último año, los campamentos con familias enteras de yihadistas (con una presencia cada vez más significativa de niños) se encuentran plenamente operativos. El informe destaca cómo los campamentos suponen un punto crítico y vulnerable del IS, tanto para prevenir el suministro de guerrilleros como para impedir su regreso.
Apenas el 10% de los reclutados logran volver al país de origen, y el 90% de los que lo que lo hacen acaban encarcelados, por lo que existe aún un relativo riesgo de atentados terroristas a manos de yihadistas (como los perpetrados en París y Bruselas en los dos últimos años).
"La amenaza de los yihadistas que vuelven se parece a una hidra, más que a una serpiente", advierten los expertos militares estadounidenses. "Unos se incorporan a las redes que ya existen (como el Zerkani Network en Bélgica, o Der Wahre Religion en Alemania), otros logran apoyo logístico y otros acaban siendo yihadistas errantes... Hace falta una cooperación internacional para mantener la vigilancia y evitar los riesgos a largo plazo".
El informe del CTC de West Poit ofrece otro dato sorprendente: la religión no es el principal anzuelo a la hora de reclutar yihadistas. Tan sólo el 15% de los guerrilleros extranjeros tienen una educación religiosa formal (dos de ellos, de origen británico, llegaron incluso a pedir por Amazon El Corán para tontos y El islam para tontos antes de partir).
La gran mayoría se siente atraída por factores "culturales y políticos", más que religiosos: un dato revelador que deja en entredicho las estrategias antirradicalización seguidas hasta la fecha en la mayoría de los países europeos. La influencia directa de los amigos y la información a la que tienen acceso online, es aparentemente más importantes que las enseñanzas que reciben en las mezquitas. Recientemente, el Consejo Musulmán Británico ha emitido un comunicado conjunto de todas las mezquitas británicas denunciando las acciones del IS como "engañosas" y "lejos de las enseñanzas del islam". Según los expertos en contraterrorismo estadounidenses, el Estados Islámico prefiere o bien conversos recientes, o bien seguidores no muy estrictos del islam que puedan fácilmente adherirse a su narrativa sin cuestionar su ideología radical o el uso de la violencia.
El informe recalca que no existe un perfil-tipo del candidato a yihadista, aunque el IS apunta muy especialmente a la población joven y a zonas castigadas con problemas económicos y sociales. Los reclutados no suelen tener un vínculo muy directo con mezquitas u organizaciones radicales, sino más bien una conexión esporádica y una tendencia a actuar en solitario, lejos del control de la comunidad.
El IS selecciona individualmente sus pontenciales reclutas, pero se apoya sobre todo en los clusters o racimos de amistades y conocidos para ir ganando adeptos en las distancias cortas y a través del contacto personal. Aproximadamente el 70% de los yihadistas viene de ciudades donde han sido reclutados junto a otros con los que están relacionados.
El caso más popular (y trágico) en el Reino Unido ha sido el de los así llamados Bad Boys de Portsmouth, la ciudad portuaria que figura junto al sur de Londres en lo más alto de la lista (por delante de Birmingham, Luton y otros puntos calientes en la geografía británica). Cinco de los seis miembros del grupo, inmortalizados por las cámaras de seguridad del aeropuerto de Gatwick, han muerto en el campo de batalla. El último, Assad Uzzaman, falleció este año. El sexto y más veterano del grupo, Mashudur Choudhury, padre de dos hijos, regresó y fue detenido, sentenciado a cuatro años de cárcel.
Otro mito que rebate el informe de West Point es el de las muertes de yihadistas extranjeros en atentados suicidas. De entrada, es muy difícil saber el número exacto de muertes, y aun así se estima que menos del 10% ha podido perder la vida como hombre-bomba. La mayor parte de las bajas han sido en combate directo o bajo las bombas lanzadas por drones estadounidenses o británicos.
El informe revela dos pautas muy distintas entre los yihadistas: la mayoría tiende a echar raíces al cabo de un año, pero uno de cada 10 vuelve a su lugar de origen a los pocos meses, con una "impresión desfavorable" de lo visto y vivido con el IS. Los expertos en contraterrorismo advierten de que los "arrepentidos" podrían ser usados como arma disuasoria contra futuros reclutamientos, en vez de ser sistemáticamente detenidos.
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