José Naranjo
El ejército nigeriano se ha hecho con uno de los campamentos clave del grupo terrorista.
Soldados nigerianos en un control en Gwoza, en 2015. LEKAN OYEKANMI AP
El presidente de Nigeria, Mahamadu Buhari, ha anunciado este sábado la toma por parte del Ejército de lo que ha denominado el “campamento base” del grupo terrorista Boko Haram en el noreste de Nigeria, situado en el interior del bosque de Sambisa. La acción militar, denominada Operación Lafiya Dole, concluyó el viernes a las 13.35 horas con la ocupación de dicho enclave y la huida de un número indeterminado de insurgentes, según informó el propio presidente mediante un comunicado de prensa. Tres días antes, el Ejército había anunciado la liberación de 1.880 civiles y la detención de más de 500 yihadistas en la operación en marcha en Sambisa.
Boko Haram, el grupo terrorista más sanguinario de África que ha provocado unos 20.000 muertos y 1,5 millones de refugiados y desplazados internos en sus siete años de insurgencia, se encuentra cada vez más debilitado y acorralado especialmente en el noreste de Nigeria, donde la progresiva liberación de ciudades ha ido permitiendo vislumbrar el alcance de la crisis humanitaria que sufre la población desde que la secta declarara en 2014 la creación de un califato. Distintas agencias de Naciones Unidas han alertado de que hay más de 250.000 niños que sufren desnutrición aguda y que más de dos millones de personas siguen sin tener acceso a la ayuda internacional.
El progresivo desmantelamiento de los principales feudos de la secta yihadista, como ya ocurriera con Damasak en julio pasado o ahora con el bosque de Sambisa, no impide que siga siendo capaz de cometer atentados mortales como el que tuvo lugar el pasado 9 de diciembre en el mercado de Madagali, donde una doble explosión provocó 56 víctimas mortales y docenas de heridos. En este caso, los autores del atentado fueron dos niñas que llevaban explosivos adosados a su cuerpo. Según los expertos, la utilización de menores en su ofensiva es una muestra más de dicha debilidad.
Asimismo, hay que recordar que el grupo, que mantiene aún lazos de complicidad con una parte de la población local y que cuenta con una estructura descentralizada, sigue manteniendo capacidad logística y operacional más allá de las fronteras de Nigeria, en concreto en la región de Diffa, en Níger, en el norte de Camerún y en la zona chadiana del Lago Chad, último refugio natural de los terroristas. Asimismo, Boko Haram, amenazado por las divisiones internas, mantiene en su poder a una cantidad indeterminada de civiles entre los que se encuentran las niñas de Chibok que aún no han podido ser liberadas.
Pese a los éxitos obtenidos en los últimos dos años, en buena medida gracias a la colaboración prestada por los países vecinos bajo la coordinación de la Fuerza Multinacional Conjunta con sede en Yamena (Chad), otro de los grandes desafíos que no ha podido superar Nigeria es la detención o eliminación de Abubacar Shekau, el líder que a partir de 2009 condujo a Boko Haram de ser un grupo armado más en la región a convertirse en el principal desafío a la seguridad e integridad territorial del segundo país más poderoso de África y su principal potencia petrolera, amenazando de paso a los países limítrofes.
Hasta en cuatro ocasiones ha anunciado el Gobierno nigeriano la muerte de Shekau y en todas ellas era falso. La última tuvo lugar en agosto de este mismo año, desmentida en un vídeo por el propio jeque un mes más tarde. Este año también se produjo la primera gran escisión conocida en el seno del grupo terrorista con la irrupción de Abu Musab Al-Barnawi como el supuesto nuevo líder del grupo, algo que también fue posteriormente desmentido por el propio Shekau.
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