Enrique Müller
- La fiscalía alemana acusa a Rupert Stadler de supuesto fraude por el escándalo la manipulación de emisiones en modelos diésel.
Rupert Stadler, consejero delegado de Audi. AFP
El consejero delegado de Audi, Rupert Stadler, se convirtió este lunes en el primer gran ejecutivo del grupo Volkswagen en ser detenido en Alemania y enviado temporalmente a prisión por su supuesta implicación en el famoso escándalo del dieselgate, el caso de manipulación de motores para camuflar emisiones que estalló en septiembre de 2015 en Estados Unidos y que dejó al desnudo que el gigante alemán había utilizado un software ilegal en millones de vehículos. La detención en Audi, en principio y según medios alemanes, estaría vinculada a otro software distinto al descubierto inicialmente hace tres años.
La detención del jefe de Audi obligó al consejo de vigilancia de Volkswagen a convocar a una reunión de urgencia por la tarde. Decidió suspender a Stadler de su puesto y poner al frente de la marca, de forma temporal, a Bram Schol, un ejecutivo holandés que ocupaba el cargo de responsable de ventas en el comité ejecutivo de Audi. La empresa señaló que respeta la presunción de inocencia de su principal
La detención del consejero delegado de Audi se produce una semana después de que la Fiscalía de Múnich anunciara que había iniciado una investigación en contra de Stadler y otro miembro de la junta ejecutiva, a quienes acusó de haber cometido los delitos de fraude y falsificación de documentos. La fiscalía también ordenó registros en los domicilios privados de Stadler y del otro ejecutivo, a quien aún no ha querido identificar, para buscar documentación de la supuesta manipulación que podría haber llevado a cabo Audi en su gama de vehículos diésel. Y está investigando a cerca de 20 personas más vinculadas a la causa.
"El acusado compareció ante el juez de instrucción, que ordenó la ejecución de la prisión preventiva", informó la fiscalía en un breve comunicado que volvió a poner al grupo Volkswagen en el centro de todas las miradas por un escándalo del que no consigue salir y que ya no afecta solo a directivos de la anterior cúpula retirada, sino que golpea a los que siguen en activo. "La orden de arresto se basa en encubrimiento de pruebas", añadió la fiscalía, que evitó pronunciarse si el ejecutivo será enviado a la cárcel o podrá recuperar la libertad gracias al pago de una fianza. Cuando fue detenido se encontraba en su casa de Ingolstad (Alemania).
Según informaciones de varios medios germanos, la fiscalía de Múnich sospecha que Stadler, que lleva 11 años en el cargo, estaba al corriente de la manipulación de coches en Europa y no tomó medidas para impedir que se siguieran vendiendo. Las sospechas nacieron después de que los investigadores lograran analizar documentación que fue recabada en sendos registros en marzo de 2017 y febrero de 2018 en la sede de Audi en Ingolstadt y en la planta de Neckarsulm.
Además de Stadler, un ex jefe de desarrollo de motores de Audi y ex miembro de la junta ejecutiva de Porsche está también en la cárcel. Fue arrestado en septiembre de 2017. La justicia sospecha que Audi vendió, desde 2009 hasta 2015, alrededor de 220.000 automóviles diésel con motores diésel V6 de 3.0 litros equipados con un software destinado a trucar las emisiones de gases tóxicos. Audi es la marca que más contribuye a las ganancias de Volkswagen. Y, al parecer, ha intentado seguir engañando a las autoridades también en los últimos años. Según informó el semanario Der Spiegel, el nuevo caso de Audi hace referencia a un nuevo software, distinto al que ya se había descubierto en diferentes modelos diésel del grupo Volkswagen, pero con finalidades similares.
Entrega de vehículos paralizada
Hace dos semanas, la Oficina Federal de vehículos a Motor (KBA) obligó a la empresa de los cuatro anillos a llamar a revisión a vehículos de los modelos A6 y A7 con motor diésel de tres litros y aparalizar la venta de nuevos vehículos de estos modelos por contar con un dispositivo ilegal parta manipular la emisiones. Audi reconoció hace dos semanas que ciertos "incidentes" le obligaron a suspender temporalmente la entrega de estos vehículos a los concesionarios.
Varias fiscalías alemanas han abierto investigaciones por fraude, manipulación de cotización en Bolsa o publicidad engañosa contra ejecutivos de Volkswagen, Audio y Porsche desde que estallara el escándalo del llamado dieselgate en septiembre de 2015. Entonces, cuando la agencia estadounidense de medioambiente EPA acusó a Volkswagen de haber equipado 11 millones de sus vehículos diésel —unos 600.000 de ellos en Estados Unidos—, con un dispositivo capaz de falsificar el resultado de las pruebas anticontaminación y de disimular emisiones que a veces eran hasta 40 veces superiores a los límites autorizados.
El ex director ejecutivo de Volkswagen Martin Winterkorn y su sucesor, Martin Mülller; el actual jefe del consejo de vigilancia del grupo, Hans-Dieter Pötsch; y el actual presidente de la marca Volkswagen, Herbert Diess, son objeto de estas investigaciones. Además, la semana pasada la fiscalía de Braunschweig obligó al grupo Volkswagen a pagar una multa de 1.000 millones de euros por la manipulación de las emisiones de gases tóxicos.
“Volkswagen aceptó la multa y no presentará una apelación contra ella. Volkswagen, al hacerlo, admite su responsabilidad por la crisis del diésel y considera que esto es otro paso importante hacia su superación”, indicó la automotriz en un comunicado.
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