domingo, 30 de septiembre de 2018

Ana Carrasco: 1ª mujer en ganar un Mundial FIM de velocidad

as. motor
Rafa Payá




La rutina habitual. Primero el guante y la bota del lado derecho, después la del izquierdo. Música de rap en los cascos para aislarse y soportar mejor la espera... y la presión. Es día de carreras, algo habitual para Ana Carrasco, murciana de 21 años.Sin embargo, no es uno más, es el día marcado, el que le puede abrir de par en par las puertas de la historia del motociclismo. Magny-Cours le esperaba para cerrar el círculo, ese que inició en Portimao 2016 y que la convirtió en la primera mujer en ganar una carrera de un Mundial FIM de velocidad. Ahora es el momento del todo o nada para lograr el título de Supersport 300 y demostrar que el trabajo, el esfuerzo, la dedicación, la ambición y el deseo no entiende de sexos.
Ana lleva toda la vida persiguiendo el sueño de triunfar en el motociclismo.Desde que ya montará en moto antes que en bicicleta e incluso casi antes de aprender a hablar. Y está acostumbrada a derribar barreras, más bien muros. Llego a Moto3 y se convirtió en la primera española que puntuaba (la quinta de la historia), firmó un increíble octavo puesto en Valencia... pero el problema económico, ese que tampoco entiende de género y que afecta al talento en los deportes de motor, la sacó de la parrilla.
Sin embargo, en el certamen que acompaña al Mundial de SBK y que se creó la pasada temporada, Ana ha encontrado la rampa de lanzamiento para seguir creciendo. Esta temporada ha hecho un campeonato muy completo con regularidad, algo clave que algunos de sus principales adversarios no han podido mantener. Dos victorias, Italia y Gran Bretaña, como punta de lanza para certificar que si alzaba el trofeo lo haría ganando, no únicamente sumando a base de regularidad.
Tras tres carreras luchando por entrar en el top ten y aguantando el liderato gracias a la renta alcanzada en la primera parte del calendario, Ana llegaba a la cita francesa con cierta obligación de lograr un resultado antes de que el holandés Deroue terminara su caza. Y Ana no falló, cuando todo parecía más inestable salió la guerrera que lleva dentro, pese a que el fin de semana de Magny-Cours ha sido un continuo sufrimiento para la piloto de Cehegín y su equipo. 14ª en los primeros libres, 20ª en el cómputo con los segundos, 21ª en el warm up y 13ª en carrera. Puestos muy alejados de lo ideal cuando se está batallando por un título de campeón del mundo.
Sin embargo, como la propia Ana decía en la previa las carreras y los títulos se deciden al cruzar la línea de meta. Y aunque todo parecía en contra la suerte, la fortuna o la justicia, como cada uno considere, le tendió la mano a Carrasco. Primero Deroue tuvo un problema en el cambo, después ella remontó hasta el 13º y por último, Dani Valle le arrebató la victoria y el título a Mika pérez en la curva final. Carrera emocionante, dramática, estresante, igualada, competida... un final perfecto para el éxito de Ana Carrasco que, ahora sí, ya es historia.

Pinchando en el enlace se accede al vídeo.

El verdugo de Emsland, el falso capitán nazi que asesinó a 125 personas. 4º ESO

ABC playCine


- El soldado, que robó un traje durante la Segunda Guerra Mundial y ejerció con un rango que no le correspondía, fue arrestado por los británicos y ejecutado a los 21 años.


Imagen de «El capitán»


Hijo de un techador, Willi Herold nació en un pequeño pueblo de Alemania del Este en 1925 y fue aprendiz de deshollinador antes de alistarse en el ejército como paracaidista en 1943. Rebelde sin causa, ya en su infancia desacataba el orden establecido. Con once años, fue expulsado de la Deutsches Jungvolk, como se conocía a la organización de la Juventud Hitleriana en la Alemania nazi para niños entre 10 y 14 años, porque se negaba a obedecer los edictos que le mandaban.
A los 18 años, fue llamado al servicio militar y, como paracaidista, consiguió ascender a cabo y obtuvo una Cruz de Hierro, condecoración con la que se reconocían los actos de gran valentía y que no se entrega desde mayo de 1945, por abatir dos tanques en la playa de Salerno. Pero, a medida que el ejército nazi comenzaba a perder posiciones, el carácter enrevesado del joven Herold empezó a salir a la luz.
En medio del caos de la retiarada del ejército alemán poco antes del fin de la contienda, en abril de 1945, el joven cabo se separó de su destacamento. En su deriva, Willi Herold encontró un vehículo abandonado en el que había un traje de capitán de la Luftwaffe y se le ocurrió apropiarse de él, impulsando una meteórica carrera que en realidad nunca se había ganado. Así, con el rango de oficial que solamente le daba la prenda, lideró una unidad formada por soldados que se fue encontrando por el camino, unapráctica habitual en los últimos años del conflicto, donde cientos de «soldados solitarios» solían vagar como desertores. Se estima que, en total, el impostor tuvo a unos 80 soldados bajo su mando, de los cuales una docena permaneció con él hasta el último momento.
La película «El capitán», que se ha estrenado este viernes en España, está basada en la historia real del soldado alemán de 19 años, convertido en un déspota sádico. Retrata, desde el momento en que se apropia de la identidad de un alto oficial, hasta su arresto por los británicos, que supuso su muerte a los 20 años.
El filme retrata la astucia y descaro de Herald, que inventaba artimañas para birlar las sospechas de otros oficiales, con los que no podía presentarse de acuerdo al rango de su uniforme. De comportamiento autoritario y seguro de sí mismo, en abril de 1945 el joven alemán llegó junto a sus hombres a Aschendorfermoor , uno de los 15 campos que los nazis construyeron en Emsland, al noroeste de Alemania, para mantener cautivos a desertores y acusados de insubordinación o delitos menores.
Simulando cumplir órdenes directas del Führer, puso en marcha un tribunal militar que, ante la falta de pruebas por escrito, todos los oficiales del campo de detención respaldaron. El 12 de abril, Willi Herold, conocido como «El verdugo de Emsland», ordenó a sus reclusos cavar un hoyo de casi dos metros de profundidad y comenzaron a matar a los allí presentes y enterrarlos en él. Una matanza que el impostor y sus hombres continuaron después de que el 19 de abril las Tropas Aliadas bombardearan el lugar, destruyéndolo. De ahí, partieron a la ciudad de Papenburg.
Tal y como explican en la página web de la película «El capitán» en Karma Films, Herold fue finalmente arrestado nueve días después por la policía militar alemana. Durante su cautiverio, el Ejército Rojo llegó a Berlín y Adolf Hitler se suicidó. El soldado alemán termina reconociendo sus crímenes pero es puesto en liebrtad tras el juicio, momento en que le proponen unirse a la Operación Werewolf, última esperanza de los nazis contra los aliados.
Tras su fuga, termina en manos de los británicos al ser descubierto robando un trozo de pan. Un hurto que provoca que sus secretos salgan de nuevo a la luz, esta vez sí, con fatales consecuencias. Herold termina siendo juzgado ante el Tribunal Militar Británico y condenado a muerte el 29 de agosto de 1946. Murió unos meses más tarde en Wolfenbüttel, en la guillotina, con 21 años. Mató a 125 personas.



Antony Beevor narra el fracaso aliado que alargó la Segunda Guerra Mundial. 4º ESO

EL MUNDO SECCIONES
Alberto Rojas


Soldados de las SS camino del puente de Arnhem, en Holanda.


- El historiador superventas y gran cronista de la Segunda Guerra Mundial presenta 'La batalla de los puentes', un viaje a la sangría humana de la operación 'Market Garden'.
Su fino humor inglés y sus modales de gentleman contrastan con la crudeza de su obra y su discurso. "No podría explicarle el Brexit a un piloto británico de la Segunda Guerra Mundial porque ni siquiera lo entiendo yo", dice Antony Beevor, el gran cronista del conflicto europeo, sentado en la terraza de un céntrico hotel de Madrid, donde presenta La batalla por los puentes (Ed. Crítica), un repaso a la Operación Market Garden y al gran fracaso aliado que alargó de forma absurda la guerra en Europa.
Después de afrontar enormes desafíos para reescribir batallas como Stalingrado o Berlín, que le dieron enorme fama pero también provocaron polémicas con las autoridades rusas, el historiador inglés y antiguo oficial del 11º Regimiento de Húsares del Ejército británico pone el foco en la fallida operación que tenía que liberar los países bajos y abrir el camino hacia el corazón de Alemania. "Market Garden fue importante a nivel simbólico. Los alemanes recibieron una enorme carga de moral gracias a esta victoria, pero a los aliados les hizo despertar. Traían una sensación de euforia por el exitoso desembarco en Normandía y el avance tan rápido hacia el Reich. Gracias a esta derrota, se dieron cuenta de que la guerra iba a durar mucho más de lo previsto y de que mucha más gente iba a morir por el camino. Porque murió más gente desde esa fecha de 1944 en adelante que en todo el resto de la guerra".

Beevor traslada al lector a los combates por los grandes puentes holandeses, que tenían que tomarse por sorpresa y esperar a la llegada de las tropas de tierra por la llamada carretera del infierno. En la acuarela aparecen oficiales británicos dirigiendo a sus hombres con un paraguas, divisiones panzer movilizadas a toda velocidad con reclutas adolescentes, resistencias heroicas casa por casa, ejecuciones de prisioneros por los dos bandos y un plan del mariscal Montgomery que estaba maldito nada más nacer.
Con este libro, Beevor ya ha analizado las tres grandes operaciones aerotransportadas de la Segunda Guerra Mundial: la batalla de Creta, el día D en Normandía y Market Garden. Después de esta última, no se han vuelto a usar a ese nivel: "Lo más interesante es que los aliados sacaron conclusiones opuestas de la experiencia de Creta de la que obtuvieron los Alemanes. Hitler, por una vez, acertó al descartar las grandes operaciones con paracaidistas en el resto de la guerra. En Normandía los aliados tuvieron éxito, pero en su esencia, este tipo de apuestas tiene el peligro de no contar con tropas terrestres de respaldo en pocos días para apoyar el despliegue por el aire. Son tropas muy vulnerables. En 1944 existía una fantasía, sobre todo en EEUU, que decía que las tropas aerotransportadas iban a ser el futuro no sólo de la guerra sino de las misiones para mantener la paz en la posguerra. El caso es que no hemos vuelto a ver este tipo de despliegues en otros conflictos".
Beevor ha vendido tantos libros porque ha conjugado la Historia con mayúsculas, esa de las grandes operaciones militares sobre los mapas, con las vivencias del soldado de trinchera y el civil que huye de las bombas. "En los años 80 se puso de moda la historia oral como género, una colección de diarios y cartas a la que le faltaba mucho contexto para explicar las cosas. Cuando me pude a trabajar en el libro Stalingrado supe que había que integrar las grandes operaciones militares con el relato de sus protagonistas, los soldados y los civiles. Era la única manera de medir las consecuencias de las decisiones de Hitler o Stalin sobre los que iban a sufrirlas", comenta. En su bibliografía hallamos una mirada similar a la suya en un libro titulado Un escritor en guerra, la historia de Vasily Grossman, el periodista ruso que acompañó a las tropas soviéticas de Stalingrado a Berlín: "Grossman, de forma instintiva, tiene un acercamiento parecido al mío. Siempre le interesó el individuo y descubrió antes que nadie que el deber del escritor es devolver la individualidad a las víctimas, que es de lo que pretenden privarles los asesinos. Cuando me enfrenté a sus reportajes sobre el horror de Treblinka entendí que el deber del escritor es contar ese horror. El deber del lector es leerlo".
Así, armado con el factor humano de Grossman pero con la curiosidad necesaria para acudir a fuentes nunca consultadas, sigue destruyendo mitos sobre los que se han construido relatos falsarios:"Muchos historiadores alemanes han acudido a nuestros centros en el Reino Unido y eso sirve para acabar con versiones nacionalistas que cada país tenía de la Segunda Guerra Mundial. Ahora es más difícil mantener ciertos mitos, pero todavía queda gente interesada en crear fake news sobre la Segunda Guerra Mundial. Quedan algunos interesados en recargar las leyendas, como por ejemplo Putin pagando películas de guerra que buscan construir una verdad a partir de leyendas".
No quiere desvelar nuevos proyectos pero asegura que no tendrán nada que ver con el Pacífico: "Mi amigo Ian W. Toll, historiador basado en el teatro bélico asiático bromea conmigo: 'Si te costó bucear en los archivos rusos, prueba con los japoneses'".
- ¿No le apena que estemos ante la muerte generacional de aquellos que vivieron la Segunda Guerra Mundial y aún podían contarla?
- Ya es demasiado tarde para la historia oral, porque los pocos que quedan vivos ya han leído los episodios en los que ellos mismos participaron escritos por otros, y eso ha deformado sus recuerdos. Ya no es una fuente directa. Por eso lo importante es volver a los documentos de época, las cartas y los diarios escritos en ese momento. Ya sabemos lo poco fiable que es la memoria del ser humano.
- Usted, que ha estudiado la génesis del totalitarismo en Europa, ¿qué opina del avance de los discursos populistas y xenófobos en la actualidad?
- A la gente le da miedo el futuro y los problemas de la globalización y creen que la Unión Europea tiene la culpa. Estamos entrando en un tiempo peligroso porque no sólo hay un pánico a la inmigración y a aspectos demográficos. A las poblaciones les cuesta lidiar con tanto cambio social y económico. Entre aquellos que votaron proBrexit hay algunos que son racistas, por supuesto, pero hay muchos que están confundidos y asustados por el futuro. Y esto también sucede en Suecia, Italia, Austria... Eso podría aumentar de forma dramática por efecto del calentamiento global, que provocará mayores desastres en África como grandes sequías, hambrunas y cosechas arruinadas. Y tendremos oleadas migratorias aún más grandes hacia Europa. Las elecciones morales a las que se enfrentará Europa serán terribles. La inmigración provocará una división aún más fuerte en sociedades como Alemania, como hemos visto en Chemnitz, y podría funcionar como acicate del fascismo, lo que representa una grave amenaza para la democracia.

La reescritura de la historia por el Tercer Reich. 4º ESO

JOT DOWN contemporary culture mag
Javier Bilbao


Soldados de la Wehrmacht en la Acrópolis de Atenas, 1941. Foto: Cordon.


«Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro». En el lema del Partido de la novela 1984 resuena de fondo aquella cantinela tan querida de Heinrich Himmler: «Un pueblo solo puede vivir feliz en el presente y en el futuro si es consciente de su pasado». Como ejemplo, advertencia, identidad o tradición, el pasado nos interpela siempre, de una u otra forma. Puede erigirse como noble tradición que merece la pena preservar, como paraíso perdido que debe recuperarse para ser grandes de nuevo o quizá sea descrito con tintes muy negros para mostrarnos la necesidad de aceptar cambios para distanciarnos de él. Incluso el adanismo, ese mal tan frecuente de nuestro tiempo, crece a la sombra del pasado al necesitar negarlo de forma radical y militante: creer que la historia empieza con nosotros es el equivalente a taparse los oídos y gritar «nananana», por miedo a que se infiltre alguna enseñanza pretérita en ese cerebrito orgullosamente virgen. El pasado es además el hogar del mito, porque a medida que transcurre el tiempo las cosas se van recordando menos e imaginando más, y con mitos es como se construyen los movimientos políticos, pues como decía Ernest Renan «un pasado heroico, grandes hombres, la gloria, este es el capital sobre el que se asienta una idea nacional». Por todo ello está siempre tan presente la tentación de reescribir la historia; decidida la conclusión de antemano, queda por escoger las premisas, retorciendo los hechos lo que haga falta o directamente inventándolos. El nazismo fue uno entre tantos en esta práctica, pero se entregó a ella con tal entusiasmo, dedicó tanta energía e inventiva a elaborar un pasado mítico en el que reafirmarse que merece la pena que le dediquemos las siguientes líneas para conocerlo con más detalle.
Una de sus fuentes la encontramos, naturalmente, en el propio Hitler. Su libro Mi lucha entremezclaba sin distinción su ideario político y su trayectoria biográfica, descrita en un tono mesiánico en el que cada etapa o anécdota de su vida era interpretada como una señal o una prueba de la providencia al servicio de un objetivo último, que era la conquista del poder. Uno de esos momentos trascendentales fue el interés que ya en su juventud despertó en él la historia:
Aprender historia quiere decir buscar y encontrar las fuerzas que conducen a las causas de las acciones que escrutamos como acontecimientos históricos. (…) Fue quizá decisivo en mi vida posterior el tener la satisfacción de contar como profesor de Historia a uno de los pocos que la entendían desde este punto de vista, y así la enseñaban. El profesor Leopold Poetsch, de la Escuela Profesional de Linz, realizaba este objetivo de manera ideal. Era un hombre entrado en años, pero enérgico. Por esto, y sobre todo por su deslumbrante elocuencia, conseguía no solo atraer nuestra atención sino imbuirnos de la verdad. Todavía hoy me acuerdo con cariñosa emoción del viejo profesor que, en el calor de sus explicaciones, nos hacía olvidar el presente, nos fascinaba con el pasado y, desde la noche de los tiempos, separaba los áridos acontecimientos para transformarlos en viva realidad. (…) Nuestro fanatismo nacional, propio de los jóvenes, era un recurso educativo que él utilizaba a menudo para completar nuestra formación más deprisa de lo que habría sido posible por cualquier otro método. Este profesor hizo de la Historia mi asignatura predilecta. De esa forma, ya en aquellos tiempos, me convertí en un joven revolucionario.
Durante su estancia en Viena, en los años previos a la Primera Guerra Mundial, se convirtió en un lector ávido de historia o literatura clásica. Pero daba igual qué leyera, que siempre extraía la misma conclusión, todo pasaba invariablemente por el cedazo de su particular visión del mundo, pues tal como señala en otro momento de su libro: «la historia universal en su conjunto no es sino la manifestación del instinto de conservación de las razas». Lo que no tenía nada de particular era, sin embargo, esa búsqueda en un pasado remoto de un sentido para el presente y es lo que le permitió conectar con la Sociedad Thule tras el término de la guerra, con el fin de que patrocinase lo que llegaría a ser el NSDAP. Considerada en la antigüedad clásica un territorio legendario ubicado en el punto más septentrional del mundo conocido (vinculado por algunos a la Atlántida), Thule estaba allá donde en verano no se ponía el sol y en invierno vivían sumidos en las tinieblas, origen de las runas y del culto a los solsticios, la cuna del pueblo nórdico. Así que en 1918, en un momento de gran incertidumbre política, se constituyó bajo el nombre de Sociedad Thule lo que en principio era un grupo para el estudio de la antigua cultura germánica. En ella encontró Hitler el trampolín que necesitaba, de hecho, la propia esvástica tan característica del nazismo provino del emblema de esta sociedad. Más adelante, el departamento de Herencia Ancestral de las SS recogería algunas de sus ideas, financiando expediciones a Islandia y al Tíbet en busca de los ancestros arios.
Músicos de las Juventudes Hitlerianas conmemoran el 1000-Jahr-Feier de Heinrich I (aniversario de los mil años de Heinrich I) sobre las murallas de Quedlinburg ,1936. Foto: Cordon.
Esto nos lleva a una cuestión central del ideario nazi: la relación de Alemania con la cultura grecorromana. Por un lado estaba la posición representada por Himmler, el máximo responsable de los campos de concentración y de las SS. Intimidados por el esplendor y el prestigio intelectual que Roma y Grecia representaban, los ideólogos de esta corriente querían encontrar un pasado glorioso para Alemania al margen de esa influencia. Podía encontrarse en la Edad Media. Para ello contaban con la epopeya del siglo XIII El cantar de los nibelungos, seña de identidad nacional a la que Wagnerdedicó cuatro célebres óperas que podrían considerarse poco menos que la banda sonora del Tercer Reich. A ese periodo histórico remitían también las Napolas, instituciones educativas de las que debía surgir la élite del régimen, ubicadas a menudo en castillos medievales e inspiradas de forma más o menos libre en las órdenes caballerescas. Incluso un tipo de letra gótica, la Frakturschrift, pasó a formar parte de toda la cartelería y documentos oficiales… al menos hasta 1941, cuando las sospechas sobre su posible origen judío hicieron que quedase proscrita. La mitología nórdica era también muy querida para esta corriente estética e ideológica, con frecuentes alusiones en diversos ámbitos al dios Wotan y al Valhalla, el paraíso al que los soldados irían tras morir en combate. En relación con ello también proliferaron las inscripciones rúnicas, las ceremonias neopaganas (especialmente en las SS), así como multitud de excavaciones por todo el suelo alemán en busca de vestigios prehistóricos, particularmente de megalitos, a los que se les atribuía un hondo significado espiritual. Pero nada de esto era del agrado de Hitler, pues las construcciones megalíticas no eran según él un lugar de culto, sino refugios para huir del avance del lodo. Sus opiniones sobre el conjunto de esos restos ancestrales no eran menos desdeñosas:
En la época en que nuestros antepasados fabricaban pilas de piedra y vasijas de barro, todos esos objetos con los que se entusiasman nuestros prehistoriadores, los griegos estaban construyendo la Acrópolis. (…) Esos catedráticos e imbéciles, que están creando en su rincón su mezquina religión nórdica me fastidian profundamente. ¿Por qué lo tolero? Porque ayudan a destruir. 
Según su ideario, basado en el darwinismo social, aquello que era débil no debía ser ayudado y, dado que la mitología nórdica y la cultura nórdica asociada fueron en su momento rebasadas por el cristianismo, no merecían por tanto ser recuperadas. Sus mencionadas lecturas, además de su interés por el arte y la arquitectura, hicieron de Hitler un defensor incondicional de la cultura clásica, alguien para el que, en palabras de Goebbels, Roma y Atenas eran como La Meca. Pero ¿cómo conjugar eso con la exaltación nacionalista alemana? Fácil, apropiándose de ellas. Y no de tal manera que los antepasados de los alemanes fueran griegos, sino haciendo que los antepasados de los griegos (y por extensión de los romanos) fueran alemanes:
En los formidables desiertos helados del norte, vivía una raza de gigantes que habían adquirido fuerza y salud gracias a la selección racial (…) Ahora bien, estas razas que nosotros calificamos de arias en realidad fueron las que dieron vida a todas las grandes civilizaciones ulteriores (…) Sabemos que fueron inmigrantes arios los que proporcionaron a Egipto su elevada civilización, al igual que sucedió en Persia y Grecia; estos inmigrantes eran arios rubios de ojos azules y sabemos que, fuera de estos países, en la tierra no se ha fundado ninguna otra civilización.  
Joseph Goebbels en el templo de Poseidón, cabo de Sunión, Atenas,1939. Foto: Cordon.
De manera que la relación de Alemania con la cultura grecorromana tuvo una segunda corriente, mayoritaria y dominante al estar representada por el propio Hitler, que consistió no en sortear su esplendor, sino en considerarlo como una rama más del tronco germánico. Es ahí donde el historiador Johann Chapoutot ha centrado su obra El nacionalsocialismo y la antigüedad, que tomaremos como referencia. Así que entonces, una vez reescrita la historia para comulgar con esa rueda de molino, se abría un horizonte de posibilidades insospechadas. El legado griego y latino pasaba a ser un gigantesco baúl del que extraer mil artefactos útiles para el presente. Para empezar, suponía conectar con el propio Romanticismo alemán por el que tanta simpatía mostraba el nazismo, pues desde Goethe hasta Hölderlin habían sentido fascinación por ese pasado, y en segundo lugar ofrecía abundantes elementos para ser reinterpretados a la luz de los prejuicios del momento para darles solidez. Así el Tercer Reich, además de los mil años por delante que prometía, contaría con al menos unos dos mil quinientos por detrás respaldándolo.
Eso exigía reescribir bastante, claro está, empezando por la filosofía. Al bueno de Sócrates no había manera de reciclarlo para el nazismo. Feo con avaricia, no encajaba en ese ideal nórdico de belleza, y además su estilo era fastidiosamente igualitario. Consideraba la razón como algo inherente a todo ser humano y no tenía inconveniente en debatir por las calles atenienses con quien se cruzara por delante, pues la sabiduría no entendía de aristocracias. El ideólogo Rosenberg lo tildó con bastante desparpajo con el anacronismo de «socialdemócrata internacionalista». A los estoicos tampoco les fue mejor, pues en su cosmopolitismo se quiso ver la sombra del judaísmo. Más asequible resultaba Platón, cuya república totalitaria era muy del gusto nacionalsocialista tanto por su afán de fiscalizar la vida cotidiana como por su rígida división en estamentos sociales. Por su parte, Aristóteles resultaba problemático, pues a todas sus luces y sombras había que añadir su vínculo como maestro con Alejandro Magno, figura que no había manera de minimizar. Pero ¿cómo debía interpretarse a tan insigne conquistador a la luz del nazismo? De aspecto ario y forjador de un imperio a base de conquistas militares que se extendía sin fin hacia el este, en principio resultaba el espejo ideal en el que mirarse… si no fuera por su molesta costumbre de mezclarse, tanto él como sus tropas, con los autóctonos a los que conquistaba. Su sueño de forjar un imperio multirracial y multicultural no podía ser más opuesto a la pretensión nazi de conquista de espacio vital para su colonización, sin mestizaje alguno. La manera correcta de valorarlo era viéndolo como un héroe militar que, sin embargo, trajo la decadencia racial con su política irresponsable.
No obstante, hubo un aspecto del legado de la Antigüedad que fue utilizado con entusiasmo por el régimen y, ciertamente, no tuvo que tergiversarlo de forma significativa: Esparta. De hecho, la comparación del Tercer Reich con la sociedad espartana fue una crítica relativamente frecuente hecha por sus detractores. Era una sociedad que practicaba la eugenesia para eliminar a los más débiles, que exigía una vida de disciplina, obediencia y entrenamiento gimnástico y militar continuado, donde el individuo estaba supeditado a la comunidad y esta tenía como fin último la guerra y el imperialismo. No es de extrañar que Hitler la pusiera como ejemplo con frecuencia, como también Goebbels en un discurso tan decisivo como el que dio tras la derrota de Stalingrado. El episodio de la batalla de las Termópilas apelaba además a un heroísmo y sacrificio colectivo frente al enemigo asiático que no podía sintonizar mejor con el contexto de la guerra contra la Unión Soviética. El ministro de Educación del Reich no pudo ser más explícito:
Quiero dejarlo claro para todos: debemos educar a una juventud espartana y aquellos que no estén dispuestos a entrar en esa comunidad espartana deberán renunciar para siempre a ser ciudadanos de nuestro Estado.
Miembros del RAD se ejercitan en Zeppelinfeld, 1938. Foto: Cordon.
El vínculo que el Tercer Reich deseaba establecer con la Grecia clásica no se limitaba a los discursos, ni al sistema educativo, ni a los sectores más cultos, debía ser algo que formarse parte de la vida diaria de los alemanes en todo momento. Para ello se organizaban grandes desfiles bajo el lema «Dos mil años de cultura alemana», con miles de voluntarios vestidos con trajes de la época y en los que se recreaban en diversas carrozas esculturas, embarcaciones y elementos arquitectónicos griegos. También se proyectó la construcción de cuatrocientos teatros al aire libre (aunque llegaron a culminarse bastantes menos) imitando la estructura de los antiguos, que debían albergar representaciones inspiradas en los clásicos, pero, si hubiera que señalar un cénit en el celo del régimen en su reivindicación de Grecia, este estuvo sin duda en los Juegos Olímpicos de 1936. Representaban un formidable escaparate no solo ante toda Alemania, sino ante el mundo, y encajaban como un guante en el gusto nazi por la escenografía de masas y el culto al cuerpo. Por encargo personal de Hitler, Leni Riefenstahl filmó un magnífico documental sobre ellos que supo recrear su visión idealizada sobre la salud física, la disciplina y la vida en comunidad, y todo ello, además, fruto de la emanación de un pasado ancestral, representado por esas ruinas y estatuas del comienzo que se transforman ante nuestros ojos en atletas contemporáneos. Juventud y eternidad, eso pretendía ser simultáneamente el nazismo. Con la intención de exaltar el vínculo entre Grecia y Alemania, el Ministerio de Propaganda tuvo además una idea que gustó tanto al COI que aún hoy en día sigue poniéndose en práctica, la de una carrera de relevos que traslada la llama originariamente traída por Prometeo a los humanos en Olimpia hasta el pebetero del estadio donde se celebran los Juegos, en este caso Berlín. Después de todo esto, la justificación de Alemania para invadir Grecia durante la Segunda Guerra Mundial venía rodada. Así que, al acudir en rescate de su calamitoso aliado italiano e invadir la región en 1941, los alemanes sentían que simplemente estaban recuperando lo que era suyo.
Hemos mencionado a Italia y eso nos da pie para concluir hablando del Imperio romano. ¿Acaso no se sintió el Tercer Reich tentado de apropiárselo, reescribir su historia y encontrar justificación a su sombra como hizo con Grecia? Sin duda, aunque en este caso hubo ciertas diferencias. En el imaginario colectivo alemán se consideraba en parte a Francia —con la que tradicionalmente había estado en guerra— como heredera de la cultura y civilización latina, aunque naturalmente fuera Italia el país más vinculado a ella, pero tampoco este país había sido siempre un aliado. Así que en el caso romano se trataba de un legado más disputado como para reclamarlo en exclusiva y curiosamente se trasvasó a Alemania por medio del fascismo. Tanto el característico saludo como los estandartes, las insignias, el águila y otros aspectos estéticos se recrearon siguiendo lo establecido por Mussolini, quien no tuvo más que echar la vista atrás. Quizá fue en las grandes obras públicas donde más se reflejó la huella romana, con las autovías que conectaban el Reich como equivalentes contemporáneos de las calzadas, así como todos los edificios oficiales de estilo neoclásico y una vocación expresa de ensombrecer a Roma, con esas gigantescas obras que Speer proyectó para Berlín y que en su mayor parte se quedaron en una maqueta. Claro que representar a Alemania como heredera natural del Imperio romano traía consigo algunas complicaciones a poco que se fijase uno en ciertos detalles históricos, y para eso está la labor de reescritura. Por un lado estaba la cuestión del cristianismo, religión denostada por Hitler que el Imperio adoptó oficialmente y que encima estaba fundada por un judío. Ya desde el siglo XIX diversos teóricos antisemitas habían ido elaborando la narración de que Jesús era en realidad ario, Wagner incluso llegó a identificarlo con el dios Wotan. Se quiso creer que el Jesús real era un nórdico de raza y espíritu que poco tenía que ver con su imagen tradicional, diseminada por el «protobolchevique» San Pablo. Por otra parte, estaba la cuestión de la caída del Imperio debido a las invasiones bárbaras, que situaban en el papel de los malos y primitivos a las tribus germánicas. Eso no podía ser. Su llegada al corazón del Imperio lo que trajo es una revitalización de su sangre nórdica, sostenía Hitler, pero fue la carcoma del cristianismo la que lo había debilitado tanto que ya resultaba insostenible.
Zeppelinfeld, inspirado en el altar de Pérgamo.

Leonora Cohen, la valiente sufragista que atacó la Torre de Londres. 4º ESO

ABC HISTORIA
Eugenia Miras

- En 1913 la activista causó severos destrozos a los bienes de Eduardo VII mientras peleaba por las presas políticas, víctimas de maltrato en las cárceles.


Leonora Cohen


Durante el Reinado de Eduardo VII en Gran Bretaña Leonora Cohen -Troph apellido de soltera-, brazo derecho de Emmeline Pankhurst pasó a la historia como la «sufragista de la Torre» -como así la recordó el diario inglés «The Times» en su obituario el día de su muerte a la edad de 108 años-. No obstante, tuvieron que pasar al menos 65 años para que reconociesen su valentía durante la larga lucha suffragette.
El 1 de febrero de 1913 Leonora protagonizó uno de los episodios más violentos que sacudieron a la Torre de Londres después de la «Revuelta de los campesinos» en 1381. La fama mundial sobre la impenetrabilidad de la fortaleza no supondría ninguna barrera para Cohen para hacer oír su protesta contra el maltrato que estaban sufriendo sus correligionarias políticas del sufragismo femenino.
La Torre encerraba en sí misma un profundo simbolismo masculino, así como del poder de todos aquellos hombres del Gobierno británico que seguían sin otorgar el derecho de voto a las mujeres. De esta manera Cohen, quien buscaba una reacción inmediata por parte de las autoridades, decidió apuntar directamente al corazón de la memoria histórica de aquella supremacía monárquica.

La maestra de la barra de hierro

Durante aquella mañana Cohen acudió a una visita guiada a la Torre. Una vez dentro se arrimó a uno de los muchos grupos escolares que llegaban para aprender sobre la historia de su país, y con su dulce semblante se hizo pasar por una de las muchas profesoras que los acompañaban.
Los alarbaderos -los vigilantes de aquella imponente fortaleza- nunca sospecharon que aquella señora era una de las activistas más feroces del grupo WSPU (Unión Social y Política de las Mujeres). Y en un descuido de los vigilantes Leonora consiguió entrar en una de las torres en donde se encontraban las Joyas de la Corona.
Desde la construcción de la fortaleza con Guillermo I «El Conquistador» los tesoros de la Corona se guardan en la Torre
Aunque aquellas imponentes alhajas no le interesaban, creía que si causaba destrozos en algunos de lostesoros de la monarquía -los cuales se guardaban siempre en la Torre, en el Guardarropa, desde su construcción en el siglo XI con «Guillermo el Conquistador»-, tal vezlograba que el Rey Eduardo VIIreflexionara e intercediese por ellas durante la huelga de hambre -esa que saboteaban los carceleros-. Sin embargo el monarca seguía fiel a las palabras que escribió su madre, la Reina Victoria, en 1870: «Dejad que las mujeres sean lo que Dios quiso: una buena compañera para el hombre, pero con deberes y vocaciones totalmente diferentes». Sí, ella era mujer y estuvo al frente del Imperio británico, y aún así le negó el derecho a las de su género para que pudieran llevar tan siquiera las riendas de su vida.
Revista sufragista
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Debajo de aquel abrigo la suffragette escondía una enorme barra de hierro, y mientras los alarbaderos vigilaban que los niños no hicieran ninguna travesura, Leonora comenzó a golpear con toda su ira a una de las vitrinas. Destrozó una de las cajas que contenía una medalla de valor incalculable, la Orden del Mérito.
Después de ese curioso ataque contra los bienes de la Monarquía, Leonora dejó una nota que decía: «Casa de las Joyas, Torre de Londres. Protesto contra el Gobierno por rechazar el derecho al voto de la mujer y continuar torturando a las mujeres presas. Hechos, no palabras. Leonora Cohen»/ (en el reverso) «Derecho al voto para las mujeres. Cien años de peticiones constitucionales, resoluciones, reuniones y marchas han fracasado».
Leonora participó activamente durante los últimos años de su vida en el resurgir feminista de la década de los 70
Después de lograr su cometido la «maestra» de la barra de hierrofue arrestada por los alarbaderos sin mostrar ningún tipo de resistencia para comparecer ante los tribunales. Fue puesta en libertad y sin cargos, pero nada más al cruzar la esquina continuó militando por los derechos de las mujeres hasta el día de su muerte.
Durante la última década de su vida la «sufragista de la Torre»militó activamente durante el fuerte resurgir feminista en los años 70.

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas. 4º ESO-Economía-IAEE

CincoDías EL PAÍS ECONOMÍA
Gema Escribano/Miriam Calavia Rogel

- Brasil ha sido un granero de beneficios durante la crisis española, pero la depreciación del real se vuelve ahora en contra.

- Santander y Telefónica, entre las cotizadas más expuestas.


Belén Trincado / Cinco Días


Brasil, el quinto país más grande del mundo, la mayor economía de América Latina en términos de PIB y una de las superpotencias emergentes (junto con Rusia, India, China y Sudáfrica, los BRICS), es un destino de inversión a nivel mundial. Y, como tal, un puñado de cotizadas españolas tienen importantes intereses en la región. Dentro del Ibex 35, las compañías más expuestas son Santander, Mapfre, Iberdrola, Repsol, Dia, Naturgy y Telefónica. Fuera del selectivo destaca Prosegur.
En conjunto, este grupo de empresas obtuvo ingresos en Brasil por 46.000 millones de euros en 2017, de acuerdo con estimaciones de Factset. Con una expansión que comenzó a tomar fuerza en los años noventa, Brasil se convirtió en uno de los grandes graneros para las empresas globales españolas durante la crisis. Sin embargo, las tornas se han dado ahora la vuelta y pese a la fortaleza del negocio, la fuerte depreciación del real brasileño ha recortado con intensidad el beneficio consolidado de estos grupos.
El peso en el Ibex de estos grandes valores convierte además al selectivo español en el más expuesto de Europa a la economía brasileña, con lo que los inversores seguirán muy de cerca las próximas elecciones en el país, que se celebran el próximo domingo 7 de octubre en primera vuelta. El riesgo político por Brasil, aunque contenido, se sumará así a la inquietud por Italia.

SANTANDER

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
Si existe una cotizada a la que la coyuntura económica y política brasileña le afecta, esa es Santander. A cierre de junio de 2018, el 25% de los ingresos obtenidos por la entidad (unos 6.768 millones de euros) procedían de Brasil. Es decir, el país es a día de hoy la principal fuente de negocio del banco, por encima incluso del mercado español, de donde procede el 14,5% de los ingresos (3.900 millones). Pero ha sido precisamente la exposición a esta región la que le ha permitido obtener unas ganancias extra en un momento en el que los tipos de interés cero en la zona euro hacen complicada la obtención de márgenes. Ahora, en cambio, el grupo sufre la depreciación del real y en el nuevo plan estratégico que diseña el grupo, Brasil podría perder presencia a nivel de grupo en favor del negocio en mercados de países desarrollados. “Para evitar sobresaltos, y que la entidad no se vea penalizada en Bolsa, es necesario que la divisa y la política no empañen los resultados”, afirma el experto.

TELEFÓNICA

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
Brasil es muy importante en el negocio de Telefónica, que dispone en el gigante sudamericano de su segundo bastión para construir la cuenta de resultados. “A cierre de 2018 prevemos que los ingresos de la teleco en el país sudamericano alcancen el 21% del grupo”, afirma Nuria Álvarez, analista de Renta 4. La experta señala que, según sus estimaciones, “la contribución del negocio en Brasil debería ir en aumento al ser la zona geográfica del grupo que cuenta con perspectivas de crecimiento más elevadas”. El resultado de los comicios y las reformas que se apliquen tendrán, por tanto, un impacto directo en la firma, que este 2018 no atraviesa uno de sus mejores momentos en Bolsa, con una caída del 13,8%. La preocupación por la evolución del negocio en Brasil inquieta a las firmas de análisis internacional. JP Morgan ha recortado un 27% el precio objetivo de la compañía y, entre las razones que alega, destacan la depreciación de las divisas de los países emergentes, como el real brasileño, así como la fuerte caída de las acciones de sus filiales en Brasil y Alemania.

MAPFRE

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
En un segundo escalón en su exposición a Brasil están el resto de cotizadas españolas, con la aseguradora que preside Antonio Huertas como uno de sus principales representantes. En el primer semestre, el beneficio de la compañía cayó un 7,1%, hasta los 385,7 millones, lastrado por la fuerte depreciación de divisas como el real brasileño. “La debilidad de las divisas seguirá suponiendo una presión para los ingresos. La atención se centra principalmente en Brasil, que estimamos supondrá el 18% de las primas netas del grupo en 2018”, indica Nuria Álvarez. Este año Mapfre ha puesto en marcha una profunda reestructuración de la sociedad y ha renovado la alianza con Banco do Brasil. Gracias a esta operación, la compañía pretende alcanzar un crecimiento medio de las primas totales superior al 6% interanual. “A medio plazo, la previsible rebaja de los tipos supondrá un obstáculo para la recuperación de los ingresos financieros, pero una oportunidad para la subida de tarifas del sector para contrarrestar el efecto negativo”, explican desde Renta 4.

DIA

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
La cadena de supermercados no consigue levantar cabeza y, a falta de tres meses para el cierre del ejercicio, es el peor valor del Ibex 35 con una caída del 50%. Las acciones del grupo se sitúa en los dos euros y el nivel más bajo lo registraron el pasado agosto, cuando sus títulos cayeron a los 1,84 euros, coincidiendo con la crisis en Turquía y su contagio a Argentina, los países que han reavivado el riesgo emergente. Dia, que en los últimos años ha salido de Turquía, China y Francia, concentra su exposición internacional en Argentina y Brasil. Por lo tanto, lo que deparen las urnas tendrá un impacto en la evolución del negocio y su consiguiente cotización. No obstante, Araceli de Frutos, de la Eafi 107, resta importancia a las elecciones brasileñas y cree que con la actual situación que vive el grupo –pendiente de la presentación del plan estratégico en octubre– “los emergentes son el menor de los problemas”. En el primer semestre, sus resultados cayeron 88%, afectados por la depreciación del real brasileño y la huelga de transportistas en el país.

IBERDROLA

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
Las energéticas españolas también se juegan una parte del pastel en las elecciones del 7 de octubre. Sin embargo, en estos casos, la exposición al país emergente es más reducida. “El riesgo de Brasil para estas cotizadas en general es que se revise a la baja el beneficio por acción. Es decir, un riesgo de menores ganancias como le ha ocurrido a la automovilística alemana BMW con la guerra comercial”, afirma de Frutos. A cierre del semestre, el 16,9% de los ingresos totales de Iberdrola se generaron en Brasil, así como el 12,3% del ebitda. La presencia de Iberdrola en Brasil se remonta a 1997, cuando adquirió de la participación en Neoenergia, compañía a través de la cual lanzó una opa para hacerse con el control de Eletropaulo. La empresa que preside Ignacio Galán, consciente del potencial que supone el país emergente, mantuvo un pulso con Enel para adquirir a la encargada de abastecer la región metropolitana de Sao Paulo. Finalmente, la italiana ganó la batalla e Iberdrola dirige ahora la mirada a Reino Unido y EE UU, sus otros grandes mercados después del español.

REPSOL

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
La petrolera española vive su particular momento dulce en Bolsa aupada por las subidas del petróleo. En el año Repsol se anota un 19,8% y sigue la tendencia que impera entre sus competidores europeos, compañías que escapan a la corriente bajista que impera en renta variable del Viejo Continente. El mercado brasileño es el tercero por volumen de ingresos, por detrás de España y EE UU según datos de Facset a cierre de 2017. Aunque el resultado de las elecciones bien puede tener efecto sobre el valor, los expertos le restan importancia y creen que existen otros factores como la evolución de los precios petróleo que tendrán mayor impacto en la cuenta de resultados y la evolución de sus acciones. En la actualidad los títulos de la compañía superan los 17 euros, un nivel que no registraban desde 2014. A falta de conocer los datos del presente ejercicio, en 2017 la producción neta de Repsol en Brasil alcanzaba los 50.532 barriles de petróleo día (7% de la total de Repsol) y sus reservas netas alcanzaron los 88,6 millones de barriles.

NATURGY

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
Naturgy no está focalizada en Brasil y no se ve demasiado afectada por la evolución de su economía. Dado que su actividad está regulada, la aportación positiva a los ingresos por la buena marcha de los precios del gas se vería mermada por una devaluación de la divisa, explica Araceli de Frutos. “Algo positivo en el valor es el plan de reducción de costes que ha presentado”, comenta. Por su parte, el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, subraya que “el gran riesgo político en Brasil a corto plazo es que, gane quien gane, la política será populista y a los problemas fiscales y monetarios se sumará un aumento de los desequilibrios económicos”. Con todo, asegura que los ingresos de Naturgy “están razonablemente cubiertos y casi prefijados al estar el negocio regulado”. El 8,1% de los ingresos de Naturgy proceden del país de América Latina, solo por detrás de Chile (14,8%) y España (46,2%). Naturgy acumula en lo que va de este año una subida de más del 22% en Bolsa frente al descenso del 7% del Ibex.

PROSEGUR

La gran empresa española se juega 46.000 millones en las elecciones brasileñas: cuáles son las más afectadas
La empresa de los furgones blindados opera en Brasil a través de su negocio de seguridad y efectivo, dejando a un lado el sector de las alarmas. Prosegur, que a partir de 2018 segrega la información a través de regiones y no por países como venía haciendo en el pasado, obtuvo unos ingresos en el país emergente de 397 millones de euros, un 1,6% más que un año antes. Daniel Lacalle, analista de Tressis, señala que “aunque el negocio de la compañía en Brasil es moderado, depende del ciclo”. Es decir, se ve bastante afectado por el comportamiento del real. El acelerón que se esperaba de la economía brasileña se ha visto frustrado por la subida de precios del petróleo y la depreciación de la divisa (en el año cae un 15% en su cruce frente al dólar). Esto ha llevado al FMI a revisar a la baja su previsión de crecimiento para los próximos dos años. El organismo que dirige Christine Lagarde calcula que 2018 el PIB aumente un 1,5% y un 2,25% en 2019. Un menor avance de la economía en un entorno de mayor incertidumbre política es un elemento más de inestabilidad para las cotizadas españolas.