jueves, 16 de enero de 2020

¿Existió la Reconquista de España como proceso histórico? Actualidad-2º ESO

ABC HISTORIA
César Cervera

Una controversia recurrente enfrenta a historiadores tradicionalistas que han usado la Reconquista como «un tópico retóricamente exaltado» contra historiadores marxistas que lo han empleado como «concepto que había que extirpar y combatir»




«–Cuando yo empleo una palabra –insistió Tentetieso en tono desdeñoso- significa lo que yo quiero que signifique…, ¡ni más ni menos!
-La cuestión está en saber –objetó Alicia– si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

–La cuestión está en saber –declaró Tentetieso– quién manda aquí… ¡si ellas o yo!»
* Diálogo extraído de la obra de Lewis Carroll «A través del espejo y lo que Alicia encontró allí»
El término Reconquista es objeto de una encendida controversia entre historiadores y políticos de distintas ideología en los últimos años. Algunos directamente abogan por borrarlo del diccionario. Si a partir del siglo XIX se empezó a usar entre historiadores sin el mayor problema, hoy recurrir a él significa implicarse en una u otra ideología. En su obra «Recuperación y expansión de los reinos cristianos», Manuel González Jiménez, catedrático de la Universidad de Sevilla, divide las dos posiciones ideológicas entre los historiadores tradicionalistas que han usado la Reconquista en «un tópico retóricamente exaltado» y los historiadores marxistas, que lo han empleado en un «concepto que había que extirpar y combatir».
El principal argumento del grupo ideológico contrario al término es que la palabra en sí, Reconquista, nunca fue utilizada en las crónicas medievales de los reinos hispánicos. El término fue introducido ya en el siglo XIX por un autor extranjero. No obstante, se usaban en los textos medievales conceptos similares como restauración política de la monarquía y, desde luego, la idea de recuperación territorial, de lucha contra los musulmanes de Al-Andalus, está muy presente en las crónicas. «Incluso había llegado a estar presente en las actas de fundación de iglesias o en las donaciones hechas por los particulares o por la monarquía a la institución eclesiástica», apunta Martín Federico Ríos Saloma en su libro «La Reconquista: una construcción historiográfica» (Marcial Pons Historia, 2011).
La rendición de Granada, obra de Francisco Pradilla
La rendición de Granada, obra de Francisco Pradilla
En este sentido, el profesor Derek Lomax, autor de «The Reconquest of Spain» (1978), defendió en el libro mencionado que el marco conceptual de la Reconquista no es para nada artificial:
«...la Reconquista fue una ideología inventada por los hispano-cristianos poco después del 711, y su realización efectiva hizo que se mantuviera desde entonces como una tradición historiográfica, convirtiéndose también objeto de nostalgia y en un cliché retórico de los publicistas tanto tradicionales como marxistas».
El problema, según apunta el famoso historiador, no es el nombre o la existencia de ese proceso histórico, sino el uso político que cada bando ha dado al episodio, reduciendo, a conveniencia, la complejidad de un hecho con múltiples facetas. La historiografía de corte romántico-tradicionalista redujo esos ocho siglos del período medieval peninsular a una cuestión militar, a pesar de que no todo fue una confrontación entre cristianos y musulmanes, sino que se produjeron fases de intercambio cultural y social que todavía están presentes en lo que hoy es España.

Tradicionalistas contra marxistas

Esa historiografía decimonónica reclamó la ascendencia de un grupo cultural determinado, los cristianos de los reinos del norte, sobre el resto de grupos del país para así presentar a España como una nación forjado como oposición a los musulmanes. Por descontado, las simplificaciones nunca son buenas. Así describe el proceso desde un punto de vista tradicional el historiador Antonio de la Torre:
«Suele entenderse por Reconquista la recuperación del territorio nacional contra los invasores musulmanes. La musulmana es una invasión distinta de las anteriores, Roma y los germanos. Unos y otros se funden con los hispanos, bien imponiendo su cultura, como Roma, bien aceptando la del país, como los germanos. Los musulmanes no lograron fundirse con los españoles; conviven, se influyen mutuamente, pero el resultado final ha sido la eliminación del invasor. Esta larga contienda, iniciada en 711 y terminada en 1492, es la llamada Reconquista».
Que algunos de los elementos de esta ideología neogótica fueran míticos o fabulosos no quita que la sociedad cristiana acabara aceptando estas ideas y aplicándolas a lo largo de la Edad Media hasta la guerra final en Granada
Por contra, la historiografía marxista no solo descartó en su totalidad el concepto y lo vinculó al franquismo, también definió hitos de la España cristiana como Don Pelayo o El Cid como construcciones ficticias que había que extirpar. Nada es tan blanco ni tan negro. Está documentado que la batalla de Covadonga, fuera combate o escaramuza, se produjo en las fechas referidas y que sirvió para cimentar una ideología fundamental para comprender lo que fueron los grandes reinos cristianos de España.
El catedrático de Historia Medieval Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar en la entrada que le dedica a Don Pelayo en el Diccionario Biográfico de la RAH sostiene que «detrás de las contradicciones de las fuentes, de los datos irreconciliables, de las deformaciones fantásticas que ofrecen en muchos casos y de unos silencios no tanto atribuibles a la inexistencia de los hechos como al desconocimiento o minusvaloración, impremeditada o consciente, de los mismos por quienes los historiaban, la realidad de Pelayo y Covadonga, de los sucesos que esos dos nombres evocan, es actualmente incuestionable y de general aceptación por la historiografía más autorizada».
La ideología fraguada en fechas próximas a la conquista musulmana (concepto que, por cierto, no se cuestiona a pesar del escaso peso que tuvo el componente religioso del primer Islam durante el proceso de conquista) mezcló hechos imaginarios con otros reales. Razón que no basta para desacreditar el peso que tuvo la ideología en sí, que ya estaba vigente a finales del siglo IX, como si fuera fruto de elucubraciones de clérigos o de nostálgicos del pasado visigodo.
Estatua de Don Pelayo en Covadonga.
Estatua de Don Pelayo en Covadonga.
Que algunos de los elementos de esta ideología neogótica fueran míticos o fabulosos no quita que la sociedad cristiana acabara aceptando estas ideas y aplicándolas a lo largo de la Edad Media hasta la guerra final en Granada. Como en toda ideología, su valor no está en si usó cuestiones verdaderas o falsas, si no en sí fue o no operativa en su contexto. La Reconquista lo fue, y mucho, durante siete siglos.
A mediados del siglo XI la ideología de la Reconquista ya estaba completamente consolidada y hasta la conocían los musulmanes. Abd Allah, último rey del taifa granadino, se refiere en sus Memorias a una conversación con el gobernador mozárabe de Coimbra en los siguientes términos:
«Al-Ándalus pertenecía a los cristianos hasta que fueron vencidos por los árabes, que los obligaron a refugiarse en Galicia, la región más desfavorecida por la naturaleza. Pero ahora, que es posible, desean recuperar lo que les fue tomado por la fuerza. Para que los resultados sean definitivos, es necesario delitirlos y desgastarlos con el transcurso del tiempo. Cuando no tengan dinero ni soldados, nos apoderaremos del país sin esfuerzo».

Un uso operativo hoy en día

Para muchos historiadores, más allá de una cuestión ideológica, el uso del término resulta hoy en día una cuestión práctica, operativa, para aludir a un conflicto donde había dos fuerzas enfrentadas en un espacio y en un ámbito común. En este grupo destaca Francisco García-Fitz, catedrático de la Universidad de Extremadura, que con motivo de unas jornadas sobre la Reconquista organizadas por la Universidad CEU San Pablo el pasado octubre defendió su uso: «Si aceptamos el concepto de Reconquista es porque es fiel a un argumento que existía y porque resulta operativo hoy en día.
«Para la historiografía actual, lo problemático sería usar Restauración, que ya se aplica para una fase del siglo XIX relacionado con la vuelta de los Borbones, por lo que daríamos lugar a confusión. Los conceptos los usamos para aclarar, no para confundir, y este es operativo desde un punto de vista lingüístico», señala este experto en historia medieval sobre un argumento que no inventó la historiografía del siglo XIX o el nacionalismo español.
«Ellos hablaban de recuperar un bien que les había sido arrebatados. Ese argumento está en las crónicas del siglo IX»
El historiador Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña, uno de los organizadores de las jornadas «La Reconquista a debate», también considera que se puede seguir usando Reconquista más allá del debate ideológico:
«Es incómodo el término Reconquista para algunas personas por el uso político que se le ha dado a lo largo de los siglos, tanto con ánimo de elogiarlo como de desprestigiarlo. Hoy en día, a los historiadores nos preocupa ese uso, que a veces conlleva que al emplearlo historiográficamente se te pueda catalogar de una cosa u otra. Nosotros pensamos que es un término con el suficiente consenso académico para que su uso sea neutro. Hemos llegado al punto de que si alguien lo usa debe adscribirse a una u otra ideología, lo cual es un despropósito».
El debate sobre el término, de elevado sesgo político, impide trabajar a los historiadores sin que se les coloque en una línea o en otra. Impide, en general, que puedan hacer su trabajo sin presiones. «Creo que ya va siendo hora de que dejemos de discutir acerca de un término, convertido casi en bandera de combate historiográfico, y profundicemos en otras cuestiones de mayor trascendencia como los fundamentos ideológicos de la Reconquista; el legitismo astur frente a otros legitimismos hispánicos; la Reconquista como soporte de una más amplia autonomía política; la Reconquista como objetivo común de los pueblos peninsulares; la Reconquista y el fortalecimiento de las monarquías feudales hispánicas, y otras más», defiende Manuel González Jiménez en su monográfico «Sobre la ideología de la Reconquista: realidades y tópicos».

La duración del episodio

Otro argumento en contra de usar el término de Reconquista está relacionado directamente con el hecho de integrar un periodo tan prolongado y variado dentro de un mismo compartimento histórico. Ortega y Gasset en el libro «La España invertebrada» ya cuestionó lo idóneo del término: «Una reconquista que dura ocho siglos, no es una reconquista».
Sin embargo, Eloy Benito Ruano, medievalista español, consideró en «La Reconquista. Una categoría histórica e historiografía» (2002) que el argumento de la larga duración no es suficiente para invalidar la Reconquista como fenómeno:
«Argumento que, a nuestro juicio, puede rebatirse con la invocación de tantos procesos y fenómenos históricos como pueden ser, en sus diversas proporciones, el Cristianismo, el feudalismo, la institución monárquica... Sujetos todos hoy incluíbles en la moderna concepción braudeliana (de Braudel) de la longue durée».
Ortega y Gasset en una fotografía tomada en Aspen (Estados Unidos)
Ortega y Gasset en una fotografía tomada en Aspen (Estados Unidos)
Otros conceptos como el de las cruzadas o la Edad Media resultan bastantes arbitrarios y hasta artificiales, y no por ello se aboga desde la historiografía por su desaparición. Hay otras razones por las que a su generación de pensadores les molestó el término.
La afirmación de Ortega y Gasset está integrada en una tradición crítica con el concepto tradicional de la Reconquista que iniciaron a finales del siglo XIX los «regeneracionistas». Este grupo ideológico, que abogaba por dejar atrás los males que habían llevado a la ruina de España, abominaba la Reconquista y la España medieval porque, como afirmó Sánchez Albornoz en una conferencia pronunciada en Praga en 1928, lo que representaba era la causa del «retraso» con respecto a Europa, el origen de un estado de «superexcitación guerrera» propia de los españoles y de «hipertrofia de la clerecía hispana». El propio Joaquín Costa propuso cerrar de una vez por todas, con siete llaves, el sepulcro de El Cid.
El historiador Miguel Ángel Ladero Quesada respondió en un artículo titulado «¿Es todavía España un enigma histórico?» a los «regeneracionistas» y a otros pensadores a los que estar demasiado cerca de los árboles no les permitía ver el bosque en su conjunto:
«Actualmente, muchos consideran espúreo el término reconquista para describir la realidad histórica de aquellos siglos, y prefieren hablar simplemente de conquista y sustitución de una sociedad y una cultura, la andalusí, por otra, la cristiano-occidental; pero aunque esto fue así, también lo es que el concepto de Reconquista nació en los siglos medievales y pertenece a su realidad en cuanto que sirvió para justificar ideológicamente muchos aspectos de aquel proceso».

jueves, 9 de enero de 2020

El Ibex cierra 2019 con una subida del 11,82%, su mayor ascenso desde 2013. Actualidad-IAEE-Economía

CincoDías EL PAÍS ECONOMÍA
Nuria Salobral

Cierra en 9.549,2 puntos, al nivel de agosto de 2018





2019 termina como el mejor año para la Bolsa española desde 2013, con un alza para el Ibex del 11,82%, y también como el mejor en más de un lustro para los principales índices bursátiles mundiales. Contra todo pronóstico, las Bolsas han logrado sobreponerse a un ejercicio que comenzó marcado a fuego por la dura corrección de finales de 2018, cuando se temió con intensidad por la llegada inminente de una recesión, y han remontado con fuerza desde aquellos mínimos, hasta el punto de que la recaída en la crisis económica en el corto plazo es un escenario que muy pocos inversores manejan.
El año ha ido claramente de menos a más y ha estado guiado en todo momento por la tensión comercial entre Estados Unidos y China: las dos potencias mundiales acentuaron su escalada proteccionista aun a riesgo de hacer descarrilar el crecimiento económico global. Pero ante las señales que se hacían cada vez más evidentes de impacto en la industria manufacturera y que amenazaban con hacer mella en la confianza del consumidor, los bancos centrales decidieron pasar a la acción en un cambio de política monetaria que fue el gran sostén para las subidas bursátiles.

De hecho, las Bolsas no renunciaron a su senda alcista, aunque con altibajos, incluso a pesar de que la incertidumbre comercial ha estado lejos de despejarse durante buena parte del año y solo ha quedado resuelta, al menos de momento, en la recta final de 2019. Ha sido gracias a las rebajas de tipos de la Reserva Federal y a la nueva andanada de estímulos monetarios del BCE por lo que los inversores retomaron la confianza, en espera de un acercamiento entre Washington y Pekín que se hizo de rogar.
Si el año comenzó con la resaca de las últimas subidas de tipos de la Fed, la institución que dirige Jerome Powell no tardó en corregir el rumbo y ha recortado los tipos en tres ocasiones en 2019. Y en la zona euro, si 2018 terminó con la expectativa de cierta normalización monetaria para el año siguiente, a Mario Draghi no le tembló el pulso para hacer lo contrario. En septiembre aprobó un amplio paquete de medidas que deja un horizonte de tipos a cero sine die –sin fecha concreta para una subida– y la reanudación de las compras de deuda.
De nuevo con el respaldo de los bancos centrales, clave para el tono alcista que domina el mercado desde el estallido de la crisis, las Bolsas se entregaron a las subidas, aunque con distinta intensidad. El Ibex se ha quedado muy rezagado frente a sus vecinos europeos. Su subida anual del 11,82% es prácticamente la mitad de los repuntes que se anotan el Euro Stoxx 50, el Cac 40 o el Dax. Los grandes índices europeos este año logran codearse con las ganancias de Wall Street, donde despunta una vez más el Nasdaq, con una revalorización superior al 35%.
Todos estos índices consiguen superar con creces las pérdidas sufridas en 2018 pero el Ibex, sin embargo, pese a su comportamiento positivo, no logra revertir la pérdida del año precedente, del 14,97%. Los 9.549,2 puntos en que finaliza el selectivo no son más que el nivel al que cotizaba en agosto de 2018.

Evolución de los valores

El peso de los bancos, que siguen lastrados en Bolsa por la pérdida de rentabilidad que suponen los tipos cero, ha vuelto a ser un obstáculo para la remontada del Ibex. Aunque en 2019 no todo son números rojos para el sector y entidades como BBVA o Sabadell logran superar el año con ascensos. En el peor comportamiento del Ibex también ha pesado la caída de Telefónica, que se deja el 10,17% en el año, en claro contraste con Inditex, líder por capitalización bursátil del selectivo español y que se ha revalorizado el 45,29%.
La mayor presencia del sector industrial, el más castigado por la guerra comercial, en los índices alemán, francés e italiano ha sido crucial para sus respectivos repuntes, para desventaja del Ibex. Sobre el selectivo español también ha pesado, si bien como factor secundario, una cierta penalización por la incertidumbre política, en un año en el que se han celebrado dos elecciones generales y que pese a los avances en las negociaciones de los últimos días, concluye sin la formación de un nuevo Gobierno.
Entre los valores que más han destacado en 2019 brilla con luz propia Cellnex, que prácticamente ha duplicado su valor en Bolsa durante el año (+94,87%), incluso tras haber realizado dos ampliaciones de capital. La consolidación de su liderazgo y su política constante de adquisiciones han catapultado al valor. También despuntan con holgura Ferrovial, Siemens Gamesa, Inditex y Colonial, con alzas superiores al 40%. En el polo opuesto aparecen Ence, el peor valor del Ibex con una pérdida de más del 31,47%; seguido de Bankia que cae el 21,91% y Telefónica, que sufre en el año una pérdida del 10,17%.

Diciembre al alza en los mercados

Las subidas han acompañado de forma generalizada al conjunto de Bolsas en la recta final del año, alentadas por la resolución de las dos grandes incertidumbres que más impacto han tenido en el mercado durante 2019. En primer lugar, y con una hegemonía indiscutible como principal inquietud entre los inversores, la guerra comercial. EE UU y China han alcanzado un alto el fuego en su disputa que ha evitado la imposición de nuevos aranceles a Pekín y la escalada de un proteccionismo que se convirtió en seria amenaza para el crecimiento global.
La paz comercial aún está pendiente de un acuerdo que se espera quede sellado en enero de forma oficial y que en todo caso es la fase primera de una ronda de negociaciones que continuarán en 2020 y deberán abordar cuestiones de gran calado pero ha sido un verdadero balón de oxígeno para los inversores. El otro espaldarazo ha venido del Reino Unido, una vez que ha quedado confirmado de forma definitiva que el Brexit se materializará el próximo 31 de enero, tras la victoria electoral de Boris Johnson, firme defensor de la ruptura con la UE.
La renta variable ha brillado en 2019 y no menos lo ha hecho la renta fija. Cuando la expectativa a inicios de año de normalización de los tipos de interés parecía poner punto y final a su rally, el giro de timón de la Fed y el BCE ha permitido una nueva e inesperada revalorización. En un activo en el que el precio se mueve a la inversa de su rentabilidad, el bund comenzó el año en el 0,27% para caer en terreno negativo, a mínimos insólitos del -0,714% en agosto en espera de más compras de deuda del BCE. El bono español, que marcó máximo anual en enero en el 1,5%, también hundió su rentabilidad hasta mínimos sin precedentes del 0,035% para terminar subiendo

LOS VALORES QUE MÁS DESPUNTAN EN 2019

Cellnex. Es la estrella indiscutible del Ibex, al haber casi duplicado su valor en Bolsa durante el año. La compañía ha ampliado capital en 3.700 millones de euros este año y en la segunda ampliación, por 2.500 millones en octubre, la demanda superó en 38 veces la oferta. En diciembre compró a Orange 1.500 torres de telecomunicaciones y ha anunciado operaciones en Italia, Francia, Suiza, Irlanda y Reino Unido con una inversión acumulada de 6.800 millones.
PharmarMar. Es el valor que más se revaloriza de la Bolsa española, con un alza superior al 227%, después de haber despejado el camino para la venta de su segundo antitumoral en EE UU.
Facephi Biometría. Esta compañía del MAB, especializada en ­software de biometría de reconocimiento facial, se ha disparado este año el 316%.

LO QUE ESTÁ FRENANDO LA OBESIDAD EN LOS PAÍSES NÓRDICOS (Y EN ESPAÑA NO). Actualidad-1º-2º-3º-4º ESO

EL PAÍS "el comidista"
Juan Revenga Fracua

Noruega y Finlandia han tomado una serie de medidas eficaces de salud pública que están consiguiendo contener la epidemia de obesidad en niños y adultos. Sorpresa: ninguna se aplica en España.


Una de las medidas es subir los impuestos a los dulces.