AMANDA MARS
Un niño herido es trasladado este miércoles a un hospital, en Alepo AFP
Estados Unidos llevó a cabo este miércoles una maniobra de presión en el conflicto de Siria, tras varios días de escalada de violencia, y amenazó con romper las conversaciones con Rusia si no cesaban los ataques en la parte rebelde de la ciudad de Alepo. El secretario de Estado, John Kerry, lanzó esta advertencia a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en una conversación telefónica, según informó el departamento de Estado a las pocas horas de conocerse un bombardeo sobre los dos mayores hospitales de la zona opositora al Gobierno.
Tras el fracaso de la tregua, desde la semana pasada se han multiplicado bombardeos en la zona rebelde. El Gobierno americano y el ruso –que apoya el régimen de Bashar Al Asad- se culpan mutuamente. Kerry afirma que es responsabilidad de Rusia cesar el asedio a Alepo –ciudad dividida que Al Asad quiere recuperar- y asegurar el acceso a ayuda humanitaria. “Estados Unidos está llevando a cabo los preparativos para suspender el compromiso bilateral con Rusia sobre Siria, a menos que Rusia dé inmediatamente pasos para parar la ofensiva sobre Aleppo y restaurar el cese de las hostilidades”, dijo el portavoz del departamento de Estado, John Kirby.
En cualquier caso, si algo quedó claro este fin de semana, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es que lo que hay ahora entre Estados Unidos y Rusia sobre Siria tampoco puede considerar un diálogo fluido, mucho menos cooperación.
La situación en Alepo es crítica. El Ejército sirio lanzó este martes una ofensiva terrestre. Con tropas y carros de combate se han intensificado las operaciones contra los rebeldes. Tras conocerse que solo quedan 30 médicos en el este para atender a 250.000 personas, varias ONG denunciaron el ataque a los citados hospitales. UNICEF ha cifrado en 96 los niños que han muerto desde el viernes. "Los niños de Alepo están atrapados en una verdadera pesadilla", dijo el vicepresidente de la organización. Justin Forsyth. "Ya no hay palabras con las que se pueda describir el sufrimiento que padecen".
El secretario general de la ONU, Bank Ki-moon, condenó los ataques sobre los hospitales de la zona rebelde como “crímenes de guerra”. "Esos que usan las armas más destructivas saben lo que hace, saben que están cometiendo crímenes de guerra”, dijo.
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