EL PAÍS INTERNACIONAL
NATALIA SANCHA
Rusos y norteamericanos lideran los ataques contra los yihadistas para hacerse con el territorio liberado.
Combatientes rebeldes este lunes en la zona rural occidental de Manbij, en Alepo, Siria. RODI SAIDREUTERS
En
la norteña provincia de Alepo se ha abierto un inusual frente contra el Estado
Islámico (ISIS por sus siglas en inglés). En él comparten bando fuerzas
rebeldes suníes y milicianos kurdos bajo el amparo aéreo de los bombarderos de
la coalición internacional liderada por Estados Unidos, y con el asesoramiento
en pleno campo de batalla de decenas de soldados de élites norteamericanos y franceses.
El heterogéneo frente puja por privar a los yihadistas de una estratégica ruta
de aprovisionamiento con Turquía.
A varias decenas de kilómetros, la aviación rusa lidera otra
ofensiva contra el grupo extremista, esta vez junto a las tropas de Bachar el
Asad y las milicias regionales aliadas. Ambas alianzas se dirigen hacia Raqa,
capital del autoproclamado califato, sin por ello admitir coordinación alguna.
Ante el estancamiento de las negociaciones políticas, y entrando en el sexto
año de guerra, los diferentes bandos intentan ganar terreno por la vía militar
en una carrera por hacerse con los territorios arrebatados al ISIS.
Situada en la provincia de Alepo y a 40 kilómetros al sur
de la frontera turca, la ciudad de Manbij representa hoy el principal corredor
para el avituallamiento del
ISIS con Turquía. “Tenemos cercados a los terroristas del ISIS en
Manbij. Ya hemos logrado asegurar todas las rutas de entrada. Pronto lanzaremos
una ofensiva para entrar en la ciudad”, aseguró a EL PAÍS en una conversación
telefónica Sharfan Darwish, portavoz del Consejo Militar de Manbij. Efectivos
del Ejército Libre Sirio cuentan por la mitad de los combatientes rebeldes que
conforman el Consejo Militar, quien hace las veces de punta de lanza en este
frente contra el ISIS.
Junto a ellos combaten las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS y
alianza de milicias kurdas, árabes y turcomanas) que cuentan con unos 3.000
combatientes. “Prestamos apoyo y coordinamos con la coalición [liderada por
Estados Unidos], pero el Consejo Militar es quien dirige la operación”,
puntualizó también al teléfono Talal Ali Silo, portavoz de las FDS. Al menos un
80% de estas fuerzas las componen los milicianos kurdos de las Unidades de Protección
Popular (YPG por sus siglas en kurdo). La ofensiva, que comenzó
el pasado 31 de mayo, intenta expulsar a los yihadistas apostados en la ciudad
desde 2014.
Tanto Silo como Darwish aseguran
que “decenas de soldados de élite franceses y norteamericanos supervisan las
operaciones, asesoran sobre la implementación de la operación e incluso
entrenan a sus hombres en el terreno”. Los soldados de las fuerzas especiales
internacionales sirven de enlace con las aviaciones de la coalición y a su vez
coordinan la ofensiva con los combatientes de tanto las FDS como del Consejo
Militar, explican. Tras cerca de años de bombardeos sobre posiciones del ISIS
en Siria, la Administración norteamericana y líder de la coalición
internacional, ha desplegado a unos 250 soldados para
coordinar las operaciones con botas en el terreno.
A la logística prestada se suma el
abastecimiento por aire de municiones a facciones rebeles enfrentadas al ISIS y
la intensificación de los bombardeos sobre Manbij. Mientras que Francia, que mantiene a 150 soldados de sus fuerzas
especiales en Irak, admitió por primera vez la semana pasada la
presencia de efectivos franceses en territorio sirio. “Prestamos apoyo a través
de suministros de armas, presencia aérea y asesoramiento”, confirmó el ministro
de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, a un canal de televisión galo. Ante la
inminente ofensiva para entrar en la ciudad, miles de civiles atrapados en su
interior intentan huir de los combates. Según el balance ofrecido por el
Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, 223 yihadistas, 28 milicianos de
las FDS y 41 civiles han muerto durante los catorce días de ofensiva.
Nuevas alianzas en Siria compiten por el
territorio del ISIS
Del repliegue de los yihadistas,
surge la duda de quién controlará los territorios arrebatados al ISIS, quien se
estima mantiene cerca del 50% del territorio nacional sirio. “El avance de
Washington y kurdos hacia Raqa ha obligado a El Asad a desviarse de sus
objetivos”, valora al teléfono el especialista norteamericano Joshua Landis.
“Ahora a El Asad no le queda más remedio que ir a Raqa y luchar contra el ISIS
para evitar que los kurdos o rebeldes se hagan con ella. Y ello, dejando a un
segundo plano su principal prioridad: el frente de Alepo y los rebeldes suníes
allí afincados”, añade. Un análisis que refrendan fuentes de las milicias
libanesas aliadas a Damasco (Hezbolá y el Partido Nacional Socialista Sirio)
quienes aseguran que si bien la prioridad para ellos sigue siendo Alepo, “los
rusos han impuesto la ofensiva sobre Raqa presionados por la opinión pública y
Washington”.
Reforzado por un cumulo de
victorias en los últimos meses, y ello gracias al respaldo de Moscú, Bachar El
Asad prometió en un discurso el pasado martes que “recuperará hasta el último
centímetro del país”. Previamente ya había dado un rotundo no a cualquier tipo de autonomía o independencia kurda,
para posteriormente hacer lo propio con la delegación rebelde en Ginebra a la
que reiteró que “no habrá un gobierno de transición en Siria, sino uno de
unidad”.
N.S- BEIRUT
A pesar de que los milicianos kurdos
del YPG han demostrado ser la fuerza terrestre más efectiva en la lucha contra
ISIS, Turquía los califica de grupo terrorista, y tanto la delegación rebelde
como la de Damasco se han opuesto a su inclusión en la mesa de negociaciones en Ginebra. “ No hay
planes de seguir hacia la frontera turca una vez se libere Manbij”, intentó
tranquilizar a su aliado turco el portavoz de la coalición liderada por EE.UU
contra ISIS, Christopher Garver. Navegando entre los diferentes actores del
conflicto, los kurdos coordinan con las tropas regulares sirias y rusas en
Alepo contra rebeldes y yihadistas, al tiempo que lo hacen con Estados Unidos,
franceses y rebeldes contra el ISIS tanto en Alepo como en Raqa. Cortejados por
múltiples bandos, el liderazgo kurdo alterna entre las amenazas y el diálogo
para con el Gobierno de Damasco. Mientras que su responsable militar en Kobane,
Ismet Sheikh, amenazó con un kurdisán independiente en Siria (uniendo los tres
cantones de Jazira, Kobane y Afrin), su representante en Moscú, Alí Abdesalam,
entreabría la puerta a una alianza con El Asad si éste reconocía los derechos y
autonomía del pueblo kurdo. “La alianza de conveniencia que parecen vivir
kurdos y las tropas de El Asad en su lucha contra tanto rebeldes como
yihadistas podría llegar a su fin cuando ambos proyectos nacionalistas, el
control del territorio nacional por parte del Ejército sirio y la autonomía
para los kurdos, se crucen en un callejón sin salida”, valora el experto
norteamericano Joshua Landis.
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