El niño tiene ya cinco meses y fue concebido por una polémica técnica de fecundación in vitro para evitar una grave enfermedad hereditaria que podía transmitirle su madre.
Se llama Abrahim Hassan, tiene cinco meses y ya ha hecho historia. Es el primer bebé del mundo con ADN de tres personas, el que le aportan su padre, su madre, más una pequeña aportación donada por otra mujer. El suyo no es ningún capricho de la naturaleza. Tiene tres padres biológicos porque fue concebido con una técnica polémica de reproducción asistida diseñada para sortear enfermedades mitocondriales, un grupo de 150 patologías que son tan raras como devastadoras. Estas enfermedades se heredan por vía materna, a través del ADN que hay en las mitocondrias del óvulo.
La madre de Abrahim era portadora de una de ellas, el síndrome de Leigh, una grave enfermedad neurodegenerativa. Su opción para tener una descendencia sana era jugar a la lotería genética y esperar que sus hijos nacieran sanos, o someterse a una técnica de fecundación «in vitro» tan pionera como polémica. Explicado a grandes rasgos, el método consiste en fusionar los óvulos de dos mujeres (el defectuoso de la madre y el sano de la donante) para conseguir un nuevo óvulo listo para fecundar por el esperma del futuro padre. El síndrome de Leigh y otras enfermedades mitocondriales están en el ADN mitocondrial, fuera del núcleo del óvulo, así que basta con extraer el núcleo del óvulo de la madre para implantarlo en el de una donante sana, cuyo núcleo se ha extraído previamente.
De esta forma el equipo del doctor John Zhang, el padre científico de Abrahim, logró en el laboratorio cinco embriones, de los cuales solo uno se desarrolló normalmente y era viable. Este fue implantado con éxito y nació un varón aparentemente sano que ya ha cumplido cinco meses.
La ventaja de ser un varón
Las pruebas realizadas muestran que las mitocondrias del pequeño solo portan menos del 1 por ciento de la mutación genética que causa la enfermedad. Esta cantidad es insignificante y no debería causarle problemas, según la revista «New Scientist». La ventaja de que sea un varón impedirá que el niño pase el ADN mitocondrial heredado a su descendencia.
La noticia del nacimiento ha sorprendido a la comunidad científica porque su anuncio no ha llegado por los cauces normales. El avance no se ha publicado en una revista científica, donde se informa de grandes investigaciones y logros. Ni tan siquiera se ha comunicado en un foro profesional como un congreso científico. Este nacimiento tan especial ha sido desvelado por una publicación de divulgación, la revista «New Scientist».
Tampoco el equipo médico que lo ha logrado ha sido el esperable. Desde hace meses se aguardaba que el Reino Unido diera el primer paso y lograra el primer bebé «de tres padres». Hasta la fecha solo este país ha autorizado la realización de esta técnica tan polémica. El Parlamento británico lo aprobó en febrero de 2015 tras un intenso debate ético, científico y político. Desde entonces los equipos médicos que han solicitado autorización para realizarlo están dando pasos con mucha cautela y la autorización de comités éticos.
Sin embargo, John Zhang, especialista del Centro de Fertilidad «New Hope» de Nueva York se ha saltado todos los trámites. Como en Estados Unidos no podía tratar a sus pacientes porque la legislación no lo permitía, los trasladó a una sucursal de su clínica en México donde «no hay reglas», según cuenta «New Scientist» y cualquier tratamiento de reproducción asistida es posible. Allí realizó la fecundación, aunque no ha trascendido donde nació el bebé. Sí se sabe que los padres de Abrahim, de nacionalidad jordana y musulmanes de fe, rechazaron antes otras vías de tratamiento que implicaban la destrucción de embriones.
Un portavoz de la clínica de Zhang en Nueva York aseguró a ABC que el equipo médico comunicará sus logros el próximo mes durante el congreso americano de Medicina Reproductiva que se celebra en Salt Lake (Estados Unidos).
Sin control
Agustín Ballesteros, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, rechaza la estrategia de Zhang. «No deberían realizarse técnicas que no están suficientemente probadas sin ningún control, ni comité ético que vigile el procedimiento», asegura.
De la misma opinión es Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad, que rechaza la fórmula en la que se ha comunicado la noticia, sin la validación de una publicación científica. «En realidad, aún no tenemos certeza de lo que se ha hecho. Nadie ha revisado el procedimiento y no podemos dar por válido que ese bebé está sano. Se necesitaría monitorizar al niño al menos durante un año para saber que no desarrollará problemas más adelante».
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