La galaxia activa Markarian 1018, con su agujero negro supermasivo en su núcleo. ESO
Tras 30 años brillando con intensidad en una galaxia lejana, ha vuelto a la sombra por la escasez de material del que 'alimentarse'.
Los agujeros negros, pese a su
denominación, también pueden cambiar de apariencia. Es lo que le ha sucedido
por segunda vez al agujero negro supermasivo situado en el corazón de una
galaxia lejana: después de tres décadas brillando con
intensidad, ha vuelto a la sombra. Recibe el nombre de Mrk1018 y
ahora un estudio en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) revela que la falta de materia en su entorno es la
responsable de que sea tan camaleónico.
Los núcleos activos de las galaxias
tienen tanta energía que pueden emitir más de100 veces la energía de todas
las estrellas de la Vía Láctea. Los responsables de que esto suceda
son, precisamente, los agujeros supermasivos que allí se encuentran y cuya masa
puede superar en miles de millones de veces a la del Sol. Su alimento es el gas que los rodea.
"Los núcleos activos de galaxia
tienen, además, una estructura de polvo con forma de rosquilla a su alrededor
que afecta a su visión. Si observamos el núcleo activo de la galaxia de frente, detectaremos la emisión del gas cayendo y
veremos, por lo tanto, un objeto muy brillante. Si en cambio lo vemos de canto,
las nubes de polvo ocultarán la región central y obtendremos una señal más
débil", señala en un comunicado de prensa Miguel Ángel Pérez-Torres,
investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Digno de estudio
Mrk1018 ha sorprendido a los
científicos, tanto por su comportamiento como por la posibilidad de estudiarlo
en detalle para conocer mejor cómo son los núcleos activos de
las galaxias.
Hasta el momento se contemplaban dos
escenarios para explicar el aspecto cambiante de este agujero negro: que una
nube de gas debilitase el brillo que llega hasta la Tierra o la destrucción de
una estrella cercana. Ninguna de las dos opciones, sin embargo, parece ser la
correcta después de las observaciones del telescopio espacial Hubble. En su
lugar, parece más plausible que la vuelta a la sombra de este agujero negro sea el resultado de la falta de gas que lo alimente.
"Como conocemos la masa del agujero
negro, que asciende a unos cien millones de soles, hemos podido calcular la
cantidad de gas que absorbe Mrk1018, que durante los últimos treinta años ha
sido de cinco centésimas de masas solares por año. Ahora, sin embargo, ha disminuido hasta las cinco milésimas de Sol por año",
apunta el investigador del CSIC.
Según este estudio, la interacción con un segundo agujero negro supermasivo podría
explicar esa falta de material. No es una posibilidad descabellada si se tiene
en cuenta que la galaxia donde se aloja Mrk1018 es el resultado de la fusión de
dos galaxias menores, cada una con un agujero negro de estas características en
su interior.
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