Amanda Mars
Donald Trump, a su llegada a Washington este sábado. CAROLYN KASTER AP
La Casa Blanca pidió este sábado por la noche sanciones más duras contra Corea del Norte tras su último ensayo de misil y afirmó que el proyectil ha caído cerca de Rusia. "Que esta última provocación sirva de llamado a todas las naciones para implementar sanciones mucho más fuertes", dijo la Administración de Donald Trump en un comunicado.
Se trata del décimo misil que Pyongyang lanza en lo que va de año y no han pasado más que dos semanas de la última prueba. La intensificación de las pruebas nucleares del régimen coincide con una nueva Administración estadounidense que decretó el fin de la “paciencia estratégica” que había caracterizado la era Obama respecto a este espinoso conflicto.
Washington también aseguró que el misil de este sábado cayó "tan cerca de suelo ruso -de hecho, más cerca de Rusia que de Japón- que el presidente no cree que Rusia esté contenta" con esta última provocación del régimen de Kim Jong-un. Pyongyang "ha sido una amenaza flagrante por demasiado tiempo", añade el comunicado. "Corea del Sur y Japón han estado siguiendo esta situación de cerca junto con nosotros". Por su parte, el Estado Mayor de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico confirmó el lanzamiento, pero añadió que su vuelo “no es compatible con un misil balístico intercontinental”.
Mientras, siguen las tensiones. Hace unos días se confirmó el arresto llevado a cabo en abril del que es ya el tercer estadounidense encarcelado en el país. Le acusan de "actos criminales hostiles" contra el régimen y la agencia oficial norcoreana KCNA le identifica como Kim Sang-duk, un profesor que viajó a Pyongyang para impartir clases en una universidad.En las últimas semanas ha habido palabras gruesas entre Trump y Pyongyang, que tiene como objetivo fabricar un misil con alcance suficiente como para llegar a Estados Unidos. El presidente americano dijo hace unos días en una entrevista a Reuters que existía el riesgo de un “gran, gran conflicto” con Corea del Norte y el embajador de Pyongyang ante la ONU, Kim In Ryong, llegó a afirmar que se estaba creando “una situación peligrosa en la que una guerra termonuclear puede estallar en cualquier momento”.
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