Pablo Sempere
Los altos ejecutivos aumentaron su salario en un 4,5% en 2019, frente al 2% de los trabajadores
Casi 20.000 euros al año. Es la diferencia entre ser un alto directivo en Madrid y serlo en Extremadura. Un ejecutivo medio de la capital obtiene una remuneración anual de 89.873 euros, y uno de Mérida, también de una empresa tipo, se lleva algo más de 70.400 por ejercicio. Los datos, que hacen referencia al bruto y no profundizan en los costes derivados de vivir en un lugar u otro, se desprenden de la última edición del informe Evolución salarial 2007-2019, presentado este jueves en Barcelona y elaborado conjuntamente por EADA Business School y Grupo ICSA.
Tras Madrid, Cataluña (86.700 euros), Asturias (83.500 euros) y País Vasco (83.400 euros) son las regiones en las que mejores remuneraciones obtienen los principales cargos. En la cola, antes de Extremadura, se sitúan en orden descendente Canarias y Castilla y León (con 76.000 euros respectivamente) y La Rioja (72.500 euros). La remuneración media de la alta dirección se queda en España en los 84.773 euros, debido a que la mayoría de estos perfiles trabajan en Madrid y Cataluña, los centros financieros y empresariales del país junto al País Vasco. Por su parte, los mandos intermedios perciben una media de 42.929 euros, mientras que los empleados se llevan 23.250 al año.
La de los directivos es además, atendiendo a los datos del informe, la categoría profesional que más ve crecer sus ingresos en un año. En 2018, su remuneración media ascendía a los 81.059 euros, por lo que el crecimiento actual supera el 4,5%. En cuanto a incrementos, algo por debajo se quedan los mandos intermedios, que pasan de percibir 41.507 euros en 2018 a 42.929 euros en 2019 (un aumento del 3,43%). Muy lejos se sitúan los empleados rasos, con una subida que no llega al 2%, al pasar de los 22.819 euros a los 23.250 euros.
Esta brecha entre directivos y trabajadores no ha hecho más que aumentar desde 2007, cuando se publicó la primera edición del barómetro. Entonces, los ejecutivos percibían una media de 68.705 euros, por lo que sus ingresos han aumentado en casi 15.000 euros anuales en más de una década. En el mismo periodo, los trabajadores solo han visto crecer su sueldo en 3.600 euros.
“A la inadecuada correlación entre el crecimiento económico de los últimos cinco años, cuantificado a través del PIB y su asignación a las rentas salariales, se une la desigualdad entre dichas rentas y, por consiguiente, la brecha salarial en la retribución de dichos colectivos se cronifica”, explica Ernest Poveda, presidente de ICSA. Por eso, prosigue, las prácticas actuales evidencian que no se está avanzando en la dirección correcta. Y en este sentido “es necesario que realicemos un ejercicio de imaginación e inteligencia para replantear nuevos modelos retributivos que equilibren esta situación”.
Estos cambios, en opinión de Jordi Costa, profesor de EADA especializado en tributación y asesoría fiscal, deben llegar tanto por parte de la Administración como del propio tejido productivo. En su opinión, por ejemplo, habría que revisar el coste de la seguridad social a cargo de las empresas, “que supone un freno al incremento de los salarios y a la creación de empleo en las pymes, que generan más del 60% del trabajo”, desarrolla. También sería necesario desarrollar nuevos métodos retributivos que se adapten a la realidad actual del mercado: “Sería deseable que las nuevas formas de empleo conciliaran la flexibilidad de la empresa con la sostenibilidad para el trabajador. Sus salarios deberían reflejar el valor añadido que aportan estos trabajadores para las compañías, que disponen de ellos cuando los necesitan”.
Dentro de la categoría directiva, las regionales no son las únicas diferencias. Otra de las más importantes hace referencia al tamaño de la propia organización en la que se trabaja, que hace que la retribución media llegue a oscilar entre los 67.700 euros en el caso de las pequeñas empresas y los 108.300 euros en el caso de las más grandes: algo más de 40.000 euros al año de diferencia. También son determinantes las posiciones profesionales dentro de esta categoría. Así, los directores generales de una gran compañía perciben 140.700 euros anuales, por encima de los 100.500 que recibe un director financiero en una organización similar, o los más de 88.000 euros que cobra un director de recursos humanos.
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