martes, 27 de junio de 2017

Ocho princesas de Abu Dhabi, condenadas por maltratar a sus sirvientas

EL PAÍS GENTE
Ángeles Espinosa

Los activistas de derechos humanos celebran la sentencia de 15 meses de prisión suspendida y una multa por tráfico de seres humanos, aunque esta sea meramente simbólica.




Ocho princesas emiratíes han sido condenadas por un tribunal de Bruselas a 15 meses de prisión suspendida y una multa por tráfico de seres humanos y tratamiento degradante, según ha informado durante el fin de semana la prensa belga. Las mujeres, miembros de la familia gobernante de Abu Dhabi, siempre han negado las acusaciones, pero su abogado, Stephen Monod, está satisfecho de que se cierre el caso. Además, el juez ha desestimado la acusación más grave de trato inhumano y absuelto a un mayordomo que también estaba encausado.
La jequesa Hamda al Nahyan y sus siete hijas estaban acusadas de retener en condiciones de semiesclavitud a 23 sirvientas que llevaron con ellas durante una visita a la capital belga en el invierno de 2007 a 2008. Ninguna de ellas ha asistido al juicio y de haber sido condenadas a una pena efectiva de cárcel, resulta muy improbable que hubieran sido extraditadas por Emiratos Árabes Unidos (EAU). La sentencia también ha rebajado sustancialmente la multa que pedía la acusación de casi dos millones de euros (a razón de 15.000 euros por víctima más intereses) a 165.000 euros, con suspensión de la mitad.

“La justicia belga ha evaluado adecuadamente este caso que ha generado muchas ideas equivocadas durante cerca de 10 años”, declaró Monod en un comunicado al conocerse la sentencia el pasado viernes. No obstante, en un correo electrónico enviado este lunes a EL PAÍS, el letrado lamentó que el tribunal no haya atendido todos sus argumentos y aceptado los cargos de tráfico de personas y trato degradante.
El caso se remonta al año 2008, cuando una de las empleadas al servicio de las princesas escapó del hotel donde se alojaban y denunció una situación que los activistas de derechos humanos califican de “esclavismo moderno”. Las mujeres dijeron que les obligaban a estar disponibles las 24 horas del día, que tenían que dormir en el suelo, nunca les daban un día libre, tampoco les permitían salir del hotel y estaban obligadas a comer los restos de la comida de las princesas. Son condiciones en las que viven muchas empleadas de hogar en los ricos Estados petroleros del Golfo, donde la prensa no se ha hecho eco de la condena.
Aunque no todas las acusaciones han podido probarse, la ONG belga Myria, que ayudó a llevar el caso a los tribunales, ha considerado el veredicto “una señal clara contra la impunidad de la trata de seres humanos”. La saga, que se prolongó en gran medida debido a los recursos de procedimiento de la defensa, ha incluido la denuncia de amenazas a las familias de tres de las víctimas, dos exempleadas tunecinas y una marroquí, según informó en su día el diario Le Soir.

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