Internacional
Un estudio marroquí duplica la cifra oficial de yihadistas procedentes de España que se han unido al Daesh.
La Audiencia Nacional juzga a Abdeladim. A., acusado de gestionar una filial del Dáesh destinada a la propaganda, captación y envío a zonas de combate. Efe
Un reciente estudio marroquí duplica la cifra oficial de yihadistas procedentes de España que han viajado a Siria e Irak para unirse a las filas del grupo terrorista del Estado Islámico, conocido también como Daesh.
Hasta 450 españoles o residentes en España han viajado en los últimos dos años a los campos de entrenamiento del Daesh en Siria e Irak, lo que duplica la cifra ofrecida hasta la fecha por el Ministerio español del Interior, que se queda en 190.
El dato nuevo figura en un reciente estudio marroquí al que se ha referido el presidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos (CMSE, por sus siglas en francés), Mohammed Benhammou, durante el 4 Foro de Terrorismo Global organizado este martes por el Real Instituto Elcano.
Según este estudio, cuyos datos ha recogido Europa Press, ascienden a 47.000 los combatientes extranjeros que han viajado a los campos del Estado Islámico en Siria e Irak, de los que 7.000 de ellos son ciudadanos procedentes de la Unión Europea, incluidos 1.700 franceses, 850 belgas, 760 holandeses, 650 alemanes o 170 suecos.
Dentro del mundo árabe musulmán, Túnez sería el país que mayor número de combatientes ha enviado (5.500), seguido de Arabia Saudí (3.200), Marruecos (1.630), Jordania (1.600), Egipto (1.200) y Argelia (900).
Con respecto al número de yihadistas del Estado Islámico que proceden de Marruecos, el profesor ha precisado que 497 han muerto, pero otros 274 han regresado al país. El resto se supone que sigue en Siria e Irak.
Otros 6.000 combatientes procederían del antiguo territorio de la URSS, principalmente de Chechenia (3.000) y de otras antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Dentro de las 90 nacionalidades de combatientes extranjeros identificados en el estudio, hay también algunas minorías, como es el caso de Japón, con nueve yihadistas.
El profesor ha puesto sobre la mesa estos números para demostrar que el terrorismo de corte yihadista es un fenómeno global y, como tal, requiere de una respuesta global por parte de la comunidad internacional que debe plantearse una estrategia de seguridad que tenga una “gestión y financiación conjunta”.
Para Benhammou está demostrado que la inteligencia es el “arma letal” con la que cuentan los países para hacer frente al terrorismo, al que hay que “decapitar”, en palabras del profesor, en lugar de limitarse a “cortar brazos”.
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El profesor también ha puesto en valor la experiencia exitosa de Marruecos al asumir la gestión de las mezquitas, con 45.000 imanes formados por la Administración de forma continua (reciben formación una vez al mes) y a quienes se les pagan sueldos públicos un 300% más alto de lo que percibían antes de que el Estado se hiciera cargo de las mezquitas.
Este control estatal sobre las mezquitas ha sido posible llevarlo a la práctica porque en Marruecos el Rey es además comendador de los creyentes, que no de los musulmanes porque, como ha explicado Benhammou, el reino alauí, aunque es un país árabe musulmám, también tiene una tradición judaica. De ahí que el monarca tenga legitimidad para velar por la seguridad religiosa del país, evitando que extremistas usen las mezquitas como altavoces de sus ideas políticas.
En la misma mesa de debate junto a Benhammou ha participado el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Luis de la Corte, que ha aconsejado a los europeos que no consideren los casos de radicalización yihadista en sus fronteras como consecuencia única de un problema de integración, pues en países musulmanes también se está reclutando a terroristas.
De la Corte ha puesto el acento en la colaboración hispanomarroquí en esta materia porque, ha afirmado, el problema de la radicalización de combatientes en Marruecos es también un problema de España.
Preguntado sobre cómo gestiona Marruecos el regreso de los combatientes regresados de Siria e Irak, el profesor Benhammou ha explicado que los que vuelven “van directamente a la cárcel y se les juzga”. “La reinserción se plantea después”, ha señalado antes de relatar cómo uno de los incriminados por participar en los atentados de Casablanca de 2003 fue candidato en las elecciones legislativas de octubre pasado y ahora preconiza un discurso moderado.
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