EL PAÍS ECONOMÍA
David Fernández
El presidente de la mayor gestora de fondos del mundo envía una carta a los directivos de las mayores compañías advirtiéndoles del nuevo escenario.
Larry Fink, durante una visita a Madrid en 2015 SAMUEL SÁNCHEZ
Larry Fink es probablemente el hombre más poderoso del mercado. BlackRock, la gestora de fondos que preside, es el mayor inversor del planeta, con 5,1 billones de dólares en activos bajo gestión. Este tamaño hace que cuando habla Fink todos escuchen atentamente. Desde hace varios años envía una carta a los consejeros delegados de las principales compañías cotizadas de EE UU y Europa en el que les sugiere qué cambios deberían hacer para mejorar la gestión de esas empresas. El año pasado, Fink les encomendó comunicar a sus accionistas qué planes tenían para la creación de valor a largo plazo. Muchos destinatarios de la carta así lo hicieron. En la misiva de ese año, que acaba de distribuir y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, les advierte que esos planes han quedado en papel mojado porque el mundo ha cambiado y pide a los directivos que se replanteen sus planes para adaptarse al nuevo contexto económico y político.
"En los últimos 12 meses, muchos de los principios sobre los cuales estaban basadas estas estrategicas -incluyendo un entorno de baja inflación y un aumento de la globalización- han sido trastocados", explica Fink. "El 'Brexit' ha redibujado Europa; los sucesos en Oriente Próximo están teniendo consecuencias globales; en EE UU se está descontado una vuelta de la inflación, mayores tipos de interés y un renovado crecimiento; y las políticas fiscales y comerciales de Donald Trump tendrán un gran impacto en el panorama económico", añade.
El presidente de BlackRock explica que en la raíz de muchos de estos cambios se esconde un sentimiento creciente entre muchos trabajadores y comunidades en contra de la globalización y de los cambios tecnológicos. "Sigo siendo un firme defensor de que los beneficios de la globalización han sido significativos, y de que las grandes compañías han tenido un papel destacado en la generación de crecimiento y bienestar para todos nosotros. Sin embargo, hay pocas dudas acerca de que los beneficios de la globalización han sido distribuidos de forma desigual, favoreciendo de una forma desproporcionada a aquellos trabajadores más cualificados, especialmente en las grandes ciudades", apunta. En la carta Fink también avisa a las compañías de que seguirá de cerca cómo sus estrategias reflejan y reconocen el impacto de todos los grandes cambios sucedidos en 2016.
Larry Fink insiste en que las empresas deberían pagar menos dividendos e invertir más para garantizar un crecimiento sostenido
El fundador de BlackRock recuerda la responsabilidad fiduciaria que la gestora tiene con sus clientes, quienes le confían sus ahorros. Ese compromiso adquirido les lleva a presionar para que las compañías cotizadas mejoren sus políticas de gobierno corporativo con el fin de favorecer un entorno de creación de valor para los accionistas. Además, subraya que, aunque la estrategia de inversión de la gestora es a largo plazo, no hay que confundir esta filosofía con una paciencia infinita. "Cuando BlackRock comprueba que las compañías no han hecho los esfuerzos necesarios para proteger los intereses de nuestros clientes, no dudamos en ejercitar nuestros derechos y votamos [en las juntas] en contra de los consejos o de aquellos planes de retribución de los directivos que no están alineados con los intereses de los accionistas".
Fink se muestra muy crítico con las políticas de muchas compañías de aumentar la retribución a los accionistas mediante el aumento del dividendo o con los programas de recompra de acciones propias, "prácticas que en último año han alcanzado un valor superior al beneficio operativo conjunto de las compañías del índice S&P 500". Por ello, pide a los directivos que busquen un balance entre estas políticas y la inversión para generar crecimiento en el futuro.
Por último, el presidente de BlackRock recuerda a las compañías que deben jugar un papel importante a la hora de desarrollar sistemas de jubilación para sus empleados, "incluyendo los millones de trabajadores de compañías pequeñas que no están cubiertos por los planes de jubilación de las empresas".
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