EL MUNDO CIENCIA-CULTURA
Francisco Carrión
ARQUEOLOGÍA:
Se han localizado 12 tumbas y tres criptas que albergan nichos usados para ofrendas.
Huesos hallados en uno de los enterramientos MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES EGIPCIO
Un suculento filón ha aparecido al abrigo de la ladera norte de Gebel al Silsila, un yacimiento ubicado a unos 65 kilómetros de la sureña ciudad egipcia de Asuán. Una misión sueca ha hallado entre los recovecos de una docena de tumbas excavadas en la roca un tesoro con restos de ovejas, cabras, un par de percas del Nilo y un cocodrilo esparcidos junto a esqueletos humanos de niños y adultos. Un formidable descubrimiento que se remonta a la época en la gobernaron los faraones Amenhotep II y Tutmosis III y que devuelve la vida a un terruño poco estudiado hasta ahora.
Los enterramientos cambian el mapa conocido de la necrópolis, célebre por sus canteras de piedra arenisca de la que proceden los admirados colosos de Memnón. Los arqueólogos de la Universidad sueca de Lund han localizado hasta doce tumbas horadadas en la colina y tres criptas que albergan dos nichos usados para ofrendas, una tumba destinada a animales y tres sepulturas individuales de niños. Según John Ward, codirector de la misión que ausculta una extensión de veinte kilómetros cuadrados, la mayoría de los enterramientos fueron saqueados en la antigüedad y habían permanecido sepultados bajo tres metros de sedimentos del Nilo y desechos de una cantera cercana.
"Las estratificaciones son fáciles de identificar y proporcionan una gran cantidad de información sobre la forma en la que se depositaron los escombros. Nos ofrecen una visión cronológica del área", subraya el experto a propósito de un hallazgo anunciado este miércoles por el ministerio de Antigüedades egipcio. Las piezas desempolvadas están datadas del Imperio Nuevo (1539-1075 a. C.).
Entrada a las tumbas MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES EGIPCIO
Durante la última campaña el equipo europeo ha levantado acta de tres enterramientos distintos: una cripta cortada en la roca, una tumba poco profunda rellena de piedras y otra oquedad en la que se han hallado varios niños envueltos en tejidos y colocados dentro de un ataúd de madera junto a amuletos -entre ellos, la figura de Bes, el dios protector del hogar y los menores de edad representado como un genio enano, barbudo y melenudo-, collares, recipientes de cerámica y piedras coloreadas.
Entre los descubrimientos, también figuran una docena de esqueletos de ovejas y cabras; un pareja de parcas del Nilo -un pez que puede alcanzar los dos metros originario de la actual Etiopía- y el armazón casi completo de un cocodrilo adulto, sito sobre el suelo de un patio que antecede a la tumba ST27. Junto a esta colección de animales que guardó el tiempo, han aparecido sarcófagos de arenisca; ataúdes de cerámica pintados; cartonaje; envolturas textiles y orgánicas; platos y vasijas de cerámica, joyas, amuletos y escarabajos.
Todo un universo de objetos faraónicos desperdigados entre restos de sus antiguos dueños. Para el director de las Antigüedades de Asuán, Naser Salama, los múltiples enterramientos ubicados en la misma cámara, con individuos de edades y sexo diferentes, pertenecerían a familias completas. "Indican la vida familiar que existió en Al Silsila", esboza el funcionario.
El proyecto trata ahora de desentrañar datos de la vida de sus moradores. Según María Nilsson, codirectora de la expedición, la mayoría de los restos óseos rescatados certifican la buena salud de los difuntos con escasas señales de malnutrición e infecciones. Las fracturas de huesos de grandes dimensiones y el desarrollo de los músculos sugieren, en cambio, un entorno laboral exigente e intensivo que contaba con un atención médica eficaz a decir por el estado de curación de las lesiones.
La aventura de arrojar nueva luz sobre la necrópolis arrancó en 2012. Desde entonces los egiptólogos han rescatado del olvido los restos del templo de Jeny -"lugar de remar", como era conocido el páramo en el Antiguo Egipto- que podría pertenecer a Sobek -la deidad cocodrilo que creó el Nilo-. En 2015, durante un examen inicial, el equipo detectó 43 tumbas en el perímetro y se descifró su estructura de cámaras, patios y puertas de acceso. Cinco de las sepulturas halladas fueron sometidas a estudio: se les retiró la arena y la capa de sal que se había depositado sobre ellas. Ocho meses después, los expertos comprobaron que el estado de conservación de las paredes externas e internas y parte de las estancias había mejorado y la exposición al sol había secado la humedad.
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