martes, 21 de febrero de 2017

Carlos Ghosn logra construir un gigante mundial del automóvil. 4º ESO-Economía

EL MUNDO ECONOMÍA
MOTOR
Sergio Piccione

La Alianza Renault-Nissan amenaza a GM por el tercer puesto mundial.
En 2016, Renault vendió 3,18 millones de coches y ganó 3.280 millones de euros.

Carlos Ghosn, presidente de Renault, Nissan y Mitsubishi AFP

El Grupo Volkswagen, apoyándose en sus 10 marcas de todo tipo de vehículos, se ha convertido en el primer fabricante mundial al haber manufacturado 10,31 millones de unidades durante 2016. Ha superado, por tanto, a Toyota que, sumando a Lexus, Hino y a Daihatsu se ha quedado en 10,18 millones de unidades.
General Motors (GM) ha logrado mantenerse en el tercer puesto con un mínimo incremento de su volumen de producción que lo eleva a 9,82 millones de vehículos. Pero a su espalda ha surgido un nuevo gigante que, si hay que juzgar por los resultados que empieza a presentar, tiene mucha hambre.
Se trata de la Alianza Renault-Nissan que comanda Carlos Ghosn, que durante 2016 ha incorporado a Mitsubishi, que ahora también preside. En conjunto, ya contabiliza 9,69 millones de coches que, como se adelantaba, deberían seguir creciendo a más velocidad que su próximo objetivo, el fabricante estadounidense.
Renault ha conseguido un resultado excepcional -3.280 millones de beneficio- en el que tiene una parte de responsabilidad Nissan, de la que posee un 44% de las acciones. La marca francesa tiene por delante posibilidades de seguir creciendo en los próximos años aunque las ventas en Europa Occidental, su principal mercado, puedan estancarse afectadas, cuando menos, por el Brexit.
Las vías de expansión pasan por dos de sus marcas. Una de ellas es Dacia, cuyos modelos, en la mayoría de los países de fuera de la Europa Occidental, se ofrecen como Renault. En el último año, sus ventas fueron 584.219 unidades de las que 415.010 se han quedado en el Viejo Continente. El resto son en Marruecos y otros países del Magreb.
La otra marca es la rusa Lada, en la que Renault tiene más de 72,5% del capital, para la que se augura un futuro inmediato de recuperación después de haber perdido un 40% de sus ventas en los últimos tres años. En 2016 matriculó 266.296 coches mientras que Renault inscribía 117.230 más.
La previsión es que Rusia habría tocado fondo y que va a recuperarse, poco a poco, en los próximos años. Este pronóstico se aplica también a los mercados más fuertes de América Latina, como Brasil y Argentina, en los que la marca francesa ha sido siempre fuerte.
Las buenas noticias no acaban ahí, pues China, mercado en el que Renault se acaba de introducir, subirá un 5%, e India, en donde va ganando terreno, un 8%. Y no hay que olvidar la renovación de los acuerdos de producción en Irán.
En lo que se refiere a Nissan, netamente más fuerte que Renault, está igualmente bien posicionada, con Infiniti como marca premium y Datsun, como marca de bajo coste. Está más expuesta a las consecuencias del Brexit, ya que tiene una fábrica en el Reino Unido, y a los efectos que pueda poner la política del nuevo presidente Donald Trump. Este mismo año, su resultado será menor debido al incremento de los incentivos y al impacto del yen con el dólar y el euro. No obstante, sólo en el tercer trimestre del año ha ganado un equivalente a 1.635 millones de euros.

La Alianza entre las dos marcas tiene unos sólidos lazos, pero Carlos Ghosn no deja de repetir que se podrían incrementar si el Estado francés saliera del accionariado de Renault, puesto que a Nissan, que es la que ha comprado Mitsubishi, no le gusta tener como accionista un Gobierno extranjero.

Las tensiones con el Gobierno francés

Renault salvó a Nissan de la quiebra, pero después, una de las preocupaciones de Carlos Ghosn ha sido equilibrar las participaciones cruzadas entre ambas. Logró que Nissan tomara un 15% en la marca gala cuando esta amplió su parte en el capital de la japonesa al 44%. Pero después, la representación del Estado francés, que ahora tiene el 19,74%, se negó incluso a que tuvieran representación en el congreso de vigilancia. La esperanza de cambio en un futuro próximo es escasa porque ninguno de los candidatos a presidente de la República parece favorable a vender su participación.

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