EL MUNDO INTERNACIONAL
Lluis Miquel Hurtado
Las milicias del Estado Islámico se han visto forzadas a retirarse ante el avance de soldados turcos y del Ejército Libre de Siria.
Fuerzas proturcas se reagrupan para avanzar por la ciudad siria de Al Bab y arrebatarla de manos del Estado Islámico. SALEH ABO GHALOUNAFP
El presidente de Turquía ha anunciado que sus tropas han penetrado hasta el centro de la ciudad siria de Al Bab este domingo por la mañana. Pero advierte de que sus aspiraciones territoriales no acaban aquí. Raqqa, la mayor ciudad controlada por el Estado Islámico (IS) en Siria, es su próximo objetivo. Estas intenciones chocan de frente con las de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición integrada mayormente por milicianos kurdos considerados "terroristas" por Turquía que ya avanza hacia Raqqa.
"Al Bab está rodeada por nosotros y por el Ejército Libre de Siria", ha declarado Recep Tayyip Erdogan a los periodistas durante una rueda de prensa previa a un tour por los países del Golfo Pérsico. "Nuestras fuerzas ya están en el centro. Debido a ello las fuerzas de DEAS -como el gobierno turco denomina al IS- se han visto forzadas a retirarse completamente. Que nuestro plan finalice es cuestión de tiempo. Pero Al Bab no es nuestro último objetivo", alertó, "tras él no hay por qué detenerse".
Según el jefe de Estado, "el objetivo final es limpiar un área de 5.000 kilómetros cuadrados". Esto incluye, ha matizado, tomar Raqqa. Añadió que el ejército turco no tiene intención de establecerse en Siria una vez la zona haya quedado despejada de combatientes del IS y de las YPG/J, el brazo sirio de la guerrilla kurdoturca PKK, en guerra con el Estado turco. "Ya sabéis que hasta ahora cerca de tres mil miembros de DEAS han sido neutralizados", destacó.
Turquía inició a finales de agosto pasado la operación Escudo del Éufrates. Su objetivo era alejar al IS de la frontera turcosiria y bloquear la expansión de las fuerzas kurdosirias por la franja norte de Siria. Aunque cuentan con opositores sirios, el ejército turco es la columna vertebral. En 173 días 67 soldados turcos han muerto en combate. Este domingo se anunció el fallecimiento de un cuarto tras un controvertido bombardeo ruso el jueves. Moscú dijo que fue "accidental", pero los críticos sospechan.
La toma de Al Bab conlleva un delicado equilibrio. A kilómetro y medio al sur de la urbe se halla el frente del ejército sirio y sus aliados, principalmente militantes del partido libanés Hezbolá. Esta cercanía ha provocado choques esporádicos entre opositores y leales al gobierno de Bashar Asad, que ha aclarado reiteradamente que no desea presencia turca en Siria. Según Rusia, se ha acordado usar la carretera M4, que pasa cerca del sur de Al Bab, como frontera para separar a pro y anti Asad.
Si el próximo objetivo de los turcos es Raqqa, este problema amenaza con agrandarse. El dispositivo de Turquía y sus aliados islamistas alzados se topará en su camino con las SDF - y entre ellas las YPG/J -, que actualmente han declarado que su operación para entrar en Raqqa está en su tercera fase. Esta alianza, en la que también participan árabes y turcomanos, acaba de recibir un nuevo soporte militar por parte de EEUU en forma de vehículos blindados.
Lejos queda ya el tiempo en que Salih Muslim, líder del PYD -partido kurdosirio al que están afiliadas las YPG/J- se reunía con dirigentes turcos en Ankara para buscar un encaje político a su proyecto autonomista en el norte de Siria. Ahora Muslim es un proscrito en Turquía. La decisión de Barack Obama de usar las SDF contra el IS en Raqqa enfureció a Erdogan, que ha acusado a Occidente de "apoyar al terrorismo". Entre los autores de atentados recientes en Turquía hay antiguos militantes de las YPG/J.
Para cumplir su declarada aspiración Turquía trata de convencer al nuevo inquilino de la Casa Blanca de que retire su soporte a las SDF y lo conceda a su plan. Donald Trump, quien en campaña electoral llegó a declararse "fan de los kurdos", es imprevisible. Este viernes envió a Ankara al jefe de la CIA, Mike Pompeo, aunque no han trascendido decisiones. Asesores del magnate han dudado en público de la decisión del predecesor de su jefe. Pero la última palabra sigue en el aire.
Turquía defensa desde hace años una "zona de seguridad" en el norte sirio para que refugiados y desplazados internos puedan alojarse sin temor a ataques. La idea jamás ha tenido una acogida cálida entre los aliados de Ankara en la OTAN, lo que empujó a los turcos a tomar la iniciativa. Erdogan ha asegurado que ha discutido su propuesta de nuevo con EEUU y Rusia, y que su país está preparado para hacer que las infraestructuras funcionen en esa área.
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