jueves, 26 de octubre de 2017

El independentismo catalán, ni obrero ni urbano ni europeísta como el escocés

EL PAÍS Desafío independentista
Miguel González

Un informe del Instituto Elcano retrata a Cataluña como una sociedad fracturada por la mitad.


Esteladas durante una de las manifestaciones proindependencia.  AFP


“El proceso independentista carece de apoyo internacional, no cuenta con mayoría social y no tiene capacidad para un control efectivo del territorio. Por tanto, la integridad de España no corre peligro, pero la crisis constitucional territorial es muy profunda y será duradera”. Esta la conclusión de un estudio del Instituto Elcano, el más potente y prestigioso think tank de España, sobre el proceso independentista en Cataluña.
Aunque reconocen que en torno al 70% de la población catalana es favorable a un referéndum de autodeterminación acordado con el Estado, los expertos del Instituto Elcano cuestionan que este sea un instrumento adecuado para resolver el problema, pues en una sociedad fracturada como la catalana “se convertiría en un mecanismo de división […] en el que una mayoría pequeña y probablemente inestable imponga sus preferencias de un modo difícilmente reversible”.
El estudio subraya que, según los sondeos de la propia Generalitat, la sociedad catalana está dividida casi por la mitad ante la independencia, aunque con una mayoría en contra, tras haber alcanzado el apoyo al independentismo su cénit en 2013 (49%).
Esta divergencia de opiniones sería un reflejo de la propia heterogeneidad de la sociedad catalana. Al contrario que el nacionalismo escocés, "con más éxito en las grandes ciudades", en el campo catalán hay una mayoría a favor de la secesión, mientras que en el medio urbano (especialmente en el área metropolitana de Barcelona) la mayoría está en contra, según se deduce de los resultados de los partidos independentistas en las autonómicas de 2015.
Además, Escocia “es menos próspera que la media británica" y su independentismo "tiene una fuerte base en la clase trabajadora y urbana", mientras que "Cataluña no solo es una de las regiones más ricas de España sino que el nacionalismo tiene más apoyo entre las rentas altas”, sostienen los investigadores, que llegan a preguntarse si se trata de "una rebelión de ricos".
Se basan en un estudio del CEO (Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat), según el cual el apoyo al independentismo supera el 50% entre los que tienen ingresos superiores a 1.800 euros mensuales, mientras que no llega al 40% entre los que ganan menos de dicha cantidad. "Puede percibirse como egoísta y contrario a la solidaridad", advierte, en alusión al nacionalismo en las regiones ricas del norte de Italia.
El Instituto Elcano pretende desmontar ideas preconcebidas, como que el catalán es la lengua más habitual en Cataluña: en 2013, 3,1 millones de catalanes decían usar normalmente el castellano, casi un millón más que el catalán, según un estudio del Instituto de Estadística de Cataluña. En el área metropolitana de Barcelona, más del 70% de la población se declara castellanohablante, aunque el 95% entiende el catalán.
El estudio reconoce que la mera existencia de la UE ha podido servir de estímulo al independentismo (y recuerda que “Cataluña, nuevo estado de Europa” fue el lema de la gran manifestación del 11 de septiembre de 2012), pero advierte de que si una hipotética readhesión de Escocia al club europeo sería "improbable", la de Cataluña resultaría “ilusoria”, pues el imprescindible consenso entre los 27 es imposible.
De nuevo a diferencia de Escocia, donde el europeísmo es una bandera de los nacionalistas frente a la eurofobia inglesa, el estudio destaca que “Cataluña es una de las comunidades autónomas [de España] menos entusiastas” con el proyecto europeo, con un apoyo de entre el 50 y el 60% en el referéndum de 2005 sobre la Constitución europea, frente a más del 80% de media en España.
El estudio concluye que en sociedades divididas la solución no pasa por salidas binarias (sí o no a la independencia), sino por fórmulas de consenso y propone superar el bloqueo a través de una “nueva forma de acomodo [de Cataluña] en España”. Según un reciente estudio de GESOP para El Periódico de Catalunya, subraya, casi el 70% de los catalanes (más de la mitad de los independentistas) son favorables a negociar una reforma constitucional que incluya una mejora del autogobierno.
A pesar de los riesgos de la actual situación (declaración de independencia, salida de empresas, aplicación del 155, movilización callejera), los expertos creen que existe una “ventana de oportunidad” tras el acuerdo entre el PP y el PSOE para abrir un proceso de reforma constitucional.

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