EL PAÍS INTERNACIONAL
Natalia Sancha
Ningún grupo ha reivindicado el ataque que líderes locales atribuyen al ISIS.
Uniformados trasladan a los heridos tras el atentado con camión bomba en Azaz, en el noroeste sirio. SAIF ALNAJDI AP
Al menos 48 personas han muerto y decenas han resultado heridas este sábado en un atentado con camión bomba perpetrado en el norte de Siria, informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), sito en Londres. El camión cisterna cargado de combustible hizo explosión frente a los juzgados de la ciudad de Azaz, localidad siria fronteriza con Turquía y bajo control insurrecto. La agencia de noticias turca Anadolu elevó el número de víctimas a 60.
El balance mortal podría aumentar en las próximas horas al hallarse numerosos restos sin identificar, advirtió Rami Abdelrahman, director del OSDH. Videos difundidos en las redes sociales por vecinos de Azaz mostraban a varias personas huyendo del lugar de la explosión envueltos en llamas. La mayoría de las víctimas son civiles aunque se han identificado los cadáveres de al menos seis combatientes rebeldes.
Líderes locales acusaron al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) de la matanza, que no ha sido reivindicada por ningún grupo aún. Debido a su proximidad con la frontera turca, Azaz se ha convertido en una importante ruta de avituallamiento para tanto yihadistas como rebeldes que mantienen su retaguardia en el país vecino. Razón por la que ha sido objetivo de varios ataques terroristas reivindicados por el ISIS que en el mes de octubre dejó 19 muertos en dos atentados con coche bomba. Un mes más tarde, otras 25 personas, civiles y combatientes armados, murieron en un ataque contra una sede insurrecta.
El atentado tiene lugar al tiempo que la frágil tregua en vigor sellada por Ankara y Moscú cumple su primera semana. Del acuerdo se excluyen a los yihadistas de tanto Fatá al Sham (antigua filial de Al Qaeda) como a los del ISIS. De mantenerse el alto el fuego, ambas potencias inmersas en la contiende Siriajunto con representantes del bando insurrecto y del Gobierno de El Asad habrán de reunirse a finales de enero en Astaná, Kazajistán.
El pasado mes de diciembre las tropas regulare sirias y milicias aliadasexpulsaron al último reducto insurgente del Alepo oriental. Una derrota que ha llevado a la reconfiguración del flanco insurrecto cuyos grupos negocian esta semana la creación de un frente unido bajo la dirección del grupo islamista Ahrar el Sham, uno de los principales grupos armados de la región. Sin embargo, las facciones se hayan divididas ante las presiones ejercidas por Ankara para excluir a Fatá al Sham de toda fusión. Exclusión que ha motivado fricciones entre los diferentes grupos armados y corre el riesgo de provocar enfrentamientos fratricidas en el bando insurrecto.
Turquía es un actor clave en la logística y abastecimiento de armamento para una miríada de facciones insurrectas de mayor o menor corte islamista. A su vez, Ankara ha desplegado a 1.100 soldados de élite en el norte de Siria en el marco de la operación Escudo del Eúfrates, con la que pretende crear una zona tampón en su frontera sur expulsando al ISIS y a las milicias kurdas que califica de terroristas. Las bajas de los uniformados turcos ascienden a 37, mientras que las tropas de Recep Tayyip Erdogan afirmaron haber matado en Siria a 21 yihadistas del ISIS en las últimas 24 horas. Por su parte, el Pentágono anunció que los bombardeos de la coalición internacional acabaron con 20 yihadistas esta semana en la provincia de Idlib, bastión insurrecto al sur de Alepo, entre ellos varios altos cargos de Fatá al Sham.
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