Maruxa Ruiz del Árbol
En 2015 se cumplieron 30 años del estreno de la primera parte de Regreso al futuro, la icónica película de Robert Zemeckis que conquistó una legión de admiradores y se ha convertido, con el paso del tiempo, en un clásico de la comedia de ciencia ficción. Lo que encontraron Marty McFly y Doc Brown en el futuro no se parece mucho a lo que nosotros hemos vivido hace un par de años. Todavía no son habituales robots tan sofisticados, monopatines que levitan o zapatillas que se abrochan solas. Y, por supuesto, no tenemos coches que vuelan. El 2015 imaginado en 1985 era tanto un ejercicio de nostalgia sobre los años 50 americanos, que lo más icónico de aquellas películas ha terminado siendo… un vehículo de estilo futurista en los ochenta que resulta un objeto retro en el siglo XXI. El famoso Delorean que Doc Brown convertía en una máquina del tiempo es uno de los coches más famosos de la historia del cine y una pieza de coleccionista por la que muchos pagan verdaderas barbaridades.
El deportivo en cuestión existió de verdad, aunque solo salieron de la factoría unas 10.000 unidades, y la historia de su proceso de fabricación (un empresario excesivo, una maleta con cocaína, el FBI y alguna estafa) merecería por sí sola otra película. El diseñador que imaginó sus líneas rectas, sus puertas tipo alas de gaviota o su carrocería de acero inoxidable y lo plasmó en un papel fue Giorgetto Giugiaro, una auténtica leyenda en el mundo del motor. Hoy el italiano no cree que tanto cacharro sobrevolando sobre nuestras cabezas sea una buena idea: “si te pones a imaginar una sociedad llena de coches voladores, te dan ganas de ir caminando”.
Y es que lo de Giuriaro ha sido, desde muy joven, las cuatro ruedas y los motores de explosión. Comenzó a diseñar vehículos en 1955 cuando solo tenía 17 años, gracias al buen ojo para detectar talentos de Dante Giacosa, director técnico de FIAT, quien le ofreció su primer trabajo en la industria. Poco más de una década después, Giuriaro ya había fundado Italdesing, su propia empresa de diseño automovilístico; durante los últimos 40 años sus coches han ocupado las carreteras de todo el mundo. Es literalmente imposible no haberse cruzado con alguno de sus más de 200 diseños, algunos de ellos realmente populares (como el Volkswagen Golf, el Seat Ibiza o el Renault 21) y otros joyas destinadas al mercado de la alta gama (como varios modelos de Lamborghini o Bugatti).
En la actualidad Italdesing es propiedad del grupo Volkswagen, pero Giugiaro continúa diseñando coches junto a su hijo y sigue teniendo muy claro cuál es su concepción de cómo debe ser un vehículo: “se trate de un coche o de cualquier otro objeto, hay que tener en cuenta las medidas y las matemáticas, no solo las ideas. La magia es aportar ideas que puedan realizarse”. Giugiaro bromea sobre el futuro desde la óptica de un hombre de 80 años que ya ha visto demasiadas veces anunciar que había llegado: “Los que nos dedicamos a esta profesión somos un poco presuntuosos”, se excusa. Cree que todavía nos quedan grandes cambios que ver en el diseño y la construcción de automóviles en los próximos años, pero que es difícil predecir cómo serán porque “el futuro se construye paso a paso”.
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