Noemi Navas
El objetivo de producir más de tres millones de vehículos en España depende de una demanda internacional volátil y de la aceptación de los nuevos modelos adjudicados.
Las fábricas de coches españolas encaran el nuevo año sabiendo que no cumplieron sus buenos propósitos de 2017. Tenían que haber cerrado el año con un volumen de producción de tres millones de vehículos y se quedarán, según las estimaciones de expertos y patronal, en unos 2,87 millones de ensamblajes, un 1% menos que en el año anterior. Es la primera vez en cinco años que la fabricación de automóviles cae en España, después de superar el grave bache experimentado entre 2009 y 2012.
Fábrica de PSA en Vigo. VÍCTOR CAMESELLE
En 2012, la producción de coches cayó a su punto más bajo de la década y del siglo. Se fabricaron 1,98 millones de vehículos. Por primera vez, descendían por debajo de los dos millones de ensamblajes cuando solo ocho años antes superaban los tres millones de unidades. En este punto y ante el riesgo de deslocalización de las factorías, la asociación española de fabricantes de coches Anfac unió a todas las empresas con el mismo objetivo: recuperar el listón de los tres millones en un plazo de cuatro años.
El incumplimiento de la meta numérica, que sirvió de empujón y revulsivo en su momento, parece suficiente como para tirar de las orejas a un sector que, sin embargo, dista mucho de aquel que se enfrentó al abismo en 2012. Cualquier conocedor de esta industria sabe que los deberes están hechos pero ciertos factores de riesgo apuntan a que no está la situación como para vivir de las rentas. Las previsiones de las factorías para el año que entra pintan en general un escenario positivo que puede tambalearse en cualquier momento.
Los dos motivos principales para que las instalaciones no hayan alcanzado ese objetivo son la volatilidad de la demanda internacional y los trabajos de adecuación que han tenido que hacer las factorías para absorber los nuevos modelos de 2017 y 2018. Es el caso de la planta de Volkswagen en Navarra, que arrancará por primera vez este año la producción de dos modelos. La planta ha cerrado el año con una disminución de sus ensamblajes del 16% pero aspira a alcanzar las 300.000 unidades a cierre del ejercicio, un 20%, explican desde la empresa.
La planta de Seat en Martorell (Barcelona) aspira a cifras casi de récord este año, con una previsión de ensamblajes de unas 484.000 unidades, un 6,3% más. Esta mejoría será gracias a que el nuevo Arona ya cerrará el primer año de producción completo y a que el Audi A1, el modelo que sustituirá al Q3 en la fábrica catalana, “ya está muy avanzado”, apuntan fuentes sindicales. En 2017, la fábrica mantuvo plano su nivel de ensamblajes con un crecimiento de un 1%.
La esperanza de Opel
También la factoría de Opel, en Figueruelas (Zaragoza) aspira a recuperar sus ritmos de producción. Después de una caída del 3,4% hasta junio del año pasado, las líneas de ensamblajes aceleraron en el segundo semestre, gracias a los modelos Opel Crossland X y Citroën C3 Aircross que empezaron a producirse en mayo y agosto de 2017 respectivamente y ha cerrado el año con un crecimiento del 6%. “En 2018 las previsiones son superar las cifras de 2017”, apuntan en la compañía.
También tendrá un nuevo modelo la planta de PSA en Villaverde (Madrid), aún no confirmado pero que probablemente sea una evolución del actual Citroën C4 Cactus. La fábrica ha disminuido sus ensamblajes un 27% este año, hasta las 55.000 unidades, y tiene en marcha un expediente temporal de regulación de empleo vigente hasta 2021, cuando entre en sus líneas de producción un nuevo modelo de más volumen. Hasta entonces, la fábrica espera estabilidad con un crecimiento de sus ensamblajes este año del 6%, hasta las 63.000 unidades.
La tercera planta del grupo PSA, en Vigo, comenzará en el segundo semestre el ensamblaje del nuevo proyecto K9, que implica la renovación de las furgonetas Peugeot Partner, Citroën Berlingo y Opel Combo. La planta ha remontado también un primer semestre a la baja y cerró el año con 435.000 unidades, un 2,5% más. La entrada en producción de los nuevos modelos deja en el aire la previsión de la factoría en cuanto a volúmenes porque si bien sustituyen a vehículos superventas del grupo, la rampa de lanzamiento y la indeterminación de la demanda podrían afectar al cierre de 2018.
Y aunque de momento no tiene nuevos modelos adjudicados, la factoría de Mercedes en Vitoria vive en paz gracias al buen tirón de la demanda de las furgonetas Vito y Clase V. Tras cerrar el año con un crecimiento del 9%, aspira a un alza de otros 6% en 2018, hasta las 157.000 unidades.
Pero mientras estas seis fábricas, con nuevos proyectos en ciernes, abren el año con relativa tranquilidad, el horizonte es menos halagüeño para las otras siete. Las fábricas de Iveco en Madrid y Valladolid aspiran a repetir cifras con ligeras variaciones en 2018 y la planta de Nissan Ávila también se mantendrá estable, si bien dejará de ensamblar camiones en 2020.
La mirada en abril
La demanda internacional, muy volátil, será fundamental para el desempeño de las factorías de Ford, Renault y Nissan Barcelona. La planta de Valencia de Ford ya ha avanzado una caída de la producción en el primer cuatrimestre por “la demanda internacional” que esperan recuperar a partir de abril. Aun así, cerrarán con un 3% menos de montajes en 2018. Para Ford es fundamental el mercado británico, que ha reducido sus importaciones de vehículo español en un 12%.
Nissan Barcelona ha sufrido el impacto de la reducción de la demanda de sus pickups Navara en Oriente Medio, sin que la entrada en producción de la Renault Alaskan haya podido compensar aún este efecto. La factoría aspira a que la nueva pickup de Daimler, que empezará a fabricarse este año, aumente los volúmenes, si bien el sector apunta a que caerán también en 2018.
Y más difusa es la situación de las plantas de Renault en Valladolid y Palencia. La empresa no da previsiones para el próximo año pero fuentes del sector apuntan a un cierto agotamiento de los modelos Megane, Kadjar y Captur, así como la caída de la demanda en los mercados asiáticos. Su desempeño será clave para saber si los tres millones están a 12 meses vista o si el listón tendrá que esperar aún algo más.
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