sábado, 13 de enero de 2018

Casi 20 millones de contratos temporales en un solo año. 4º ESO-Economía

EL PAÍS ECONOMÍA
Manuel V. Gómez

En 2017 volvió a batirse el récord de contratación al firmarse 21,5 millones compromisos en apenas 12 meses.



Pocos datos como la contratación muestran la principal debilidad de las cifras de paro y Seguridad Social de 2017: precariedad e inestabilidad. En solo 12 meses se firmaron 21,5 millones de contratos. De nuevo, se batió el récord marcado el año anterior. Además, más del 90% de ellos fueron temporales. Y eso implica que se suscribieron 19,6 millones de contratos temporales, el mayor número de la historia. 
En el incremento del número de contratos firmados año tras año tienen un gran protagonismo los de muy corta duración. Hasta el pasado noviembre, los de menos de una semana suponían ya el 24,8% del total. También reviste importancia el vigor de actividades como la hostelería, cuyas contrataciones —especialmente de camareros— no han dejado de crecer en los últimos años. Y este es un sector donde abundan muchos contratos de muy corta duración.
El récord de compromisos laborales con fecha de caducidad se logró a pesar de que en diciembre bajó el número respecto al mismo mes del año anterior. Esto es bastante inusual y fue destacado por BBVA Research en su comentario.

Dos millones de contratos indefinidos


A la hora de valorar los datos, el Ministerio de Empleo subrayó ayer que en 2017 se firmaron casi 2 millones de contrataciones indefinidas. No obstante, de los 611.000 nuevos afiliados creados, solo 320.000 fueron cotizantes indefinidos. También hay que aclarar que un contrato fijo no es lo mismo que un empleo estable. Este puede ser a tiempo parcial o fijo discontinuo.
El peso de los contratos temporales y el incremento que se observa trimestre tras trimestre en la tasa de temporalidad demuestra que la economía española apenas está cambiando en la salida de la crisis su patrón histórico de creación de empleo. El trabajo de baja calidad y poca estabilidad fue el talón de Aquiles por el que se produjo el gran hundimiento laboral de la crisis. Y ahora vuelven a observarse los mismos vicios: una gran cantidad de empleo —necesaria dado el alto número de parados— pero de escasa calidad, lo que facilita mucho su destrucción cuando la situación económica se torna complicada.

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