Humberto Moreno
- La escalada del Brent a los 67 dólares deja desfasadas las previsiones económicas del Gobierno, con el barril a 54,8 dólares. El déficit petrolero sube a 16.619 millones hasta octubre de 2017.
Campo petrolero cerca a Riad / Efe
El alza del barril de petróleo le puede salir muy cara a España y a las cuentas públicas del Estado. En concreto, 8.500 millones de euros de mantenerse el actual escenario de precios a 67 dólares el barril. Ese es el montante de la factura extra que se deberá pagar para hacer frente a las importaciones de crudo. ¿Por qué ese desfase milmillonario? Porque las últimas previsiones del Gobierno sobre las cuentas públicas españolas remitidas en octubre a Bruselas fundamentaban todos sus pronósticos en un escenario de precios del barril de Brent en 54,8 dólares, casi 13 euros menos que el cierre marcado ayer por el crudo de referencia en Europa.
De hecho, el Ejecutivo estableció su precio medio del barril de Brent para este año en el entorno en el que cerró la cotización media el pasado 2017: 54,79 dólares el barril, según avanzaron ayer a LA RAZÓN fuentes del sector.
Si continúa la senda alcista, el escenario podría ser sangrante ya que las importaciones de productos energéticos suponen el 13% del total. De éstas, el 12,2% corresponden al petróleo, gas y derivados, sólo superadas por las importaciones de bienes de equipo, de productos químicos y las correspondientes al sector del automóvil. Sin embargo, el peso de los hidrocarburos en las cuentas nacionales es muy elevado por la fuerte dependencia de las importaciones y por el déficit de caja que genera. En el acumulado de los diez primeros meses del año, España importó productos petrolíferos y gas por un importe de 30.609 millones de euros mientras las exportaciones de estos mismos productos, ya refinados, lograron ingresar 13.990 millones, un desajuste de nada menos que 16.619 millones de euros en las arcas del país, según los últimos datos de comercio exterior facilitados por el Ministerio de Economía. Además, la dependencia de los combustibles fósiles importados no ha dejado de crecer: si en 1990 España necesitaba adquirir fuera el 81% de los hidrocarburos, en 2015 ese porcentaje alcanzó el 98%. La práctica totalidad de las necesidades de crudo y gas nacionales deben de ser cubiertas desde el exterior, lo que deja a las cuentas nacionales sometidas a las tensiones de los precios de los hidrocarburos.
España figura entre los diez países de la UE con mayor dependencia de las importaciones de combustibles fósiles. Los últimos dos años, la economía española se ha visto beneficiada por un contexto de precios anormalmente bajos como consecuencia de la apertura de Estados Unidos a las exportaciones de hidrocarburos procedentes de explotaciones de «fracking», que han inundado los mercados hasta hacer caer el precio del barril de Brent, el crudo de referencia en Europa, hasta los 27,8 euros en enero de 2016.
Es cierto que muchas otras grandes economías europeas con un grado de dependencia de las importaciones de hidrocarburos similar al español no han logrado beneficiarse de este escenario energético tan favorable, pero a España este contexto le supuso un balón de oxígeno en el mejor momento posible.
Ante esta situación, la OPEP y otros grandes exportadores como Rusia decidieron recortar su producción en 1,8 millones de barriles diarios para tratar de nivelar los «stocks» de los mercados y elevar el precio del barril. Esta situación, ha logrado que el barril de Brent se revalorice un 18,5% desde enero de 2017, especialmente después de que el principal cártel petrolero y Rusia hayan decidido prolongar ese recorte de 1,8 millones de barriles diarios a lo largo de buena parte de 2018.
Esta escalada llega además en un momento en el que España engulle más petróleo por el crecimiento del consumo y de las exportaciones. Si en 2012 se importaron 58,8 millones de toneladas de crudo, en 2015 y 2016 se sobrepasaron los 64 millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario