Marc Bassets
El plan pretende ofrecer "una experiencia ciudadana de la vida militar, de la mezcla social y de la cohesión".
El presidente francés, este viernes durante su reunión con Merkel AP
Fue una de las propuestas más polémicas en la campaña que le llevó al Elíseo en mayo de 2017, y una de las que recibió más críticas y burlas. Después quedó medio aparcada. Ni era una prioridad ni estaba claro cómo aplicarla. El presidente Emmanuel Macron recuperó ayer la idea de un servicio nacional universal, una especie de breve servicio cívico-militar para los jóvenes franceses. “Acabará realizándose”, prometió. El servicio nacional universal no es exactamente la mili obligatoria tal como se entendía hasta que el presidente Jacques Chirac la abolió en 1997. El proyecto de Macron contempla un mes de servicio para hombres y mujeres de 18 a 21 años.
El objetivo, según el programa de Macron para las elecciones del pasado mayo, era ofrecer a los jóvenes “una experiencia ciudadana de la vida militar, de la mezcla social y de la cohesión”. Debía servir para que los jóvenes “reciban una formación militar elemental: disciplina y autoridad, conocimiento de las prioridades estratégicos del país y de las grandes problemáticas de la seguridad, actividades físicas y deportivas”.
Al presentarse en marzo de 2017, el plan topó con críticas, algunas procedentes del estamento militar. Muchos entendían que a unas fuerzas armadas embarcadas en operaciones bélicas y antiterroristas, dentro y fuera de las fronteras francesas, y sometidas a recortes presupuestarios, no les correspondía además ocuparse de la educación de la juventud. El diario Le Monde señaló entonces que su coste total anual —entre 2.000 y 3.000 millones de euros— equivalía al coste de la disuasión nuclear.
"Deseo que cada joven francés tenga la ocasión de una experiencia, incluso breve, de la vida militar. Se instaurará pues un servicio nacional de corta duración, obligatorio y universal. Se trata de un proyecto de sociedad de calado, un verdadero proyecto republicano, que debe permitir a nuestra democracia estar más unida y aumentar la resiliencia de nuestra sociedad", dijo Macron cuando presentó el plan en plena campaña. En aquel discurso Macron habló de un "servicio militar".
Una vez en el poder, la palabra "militar" despareció de las presentaciones públicas sobre el proyecto. "Como no se trata de un servicio militar sino de un servicio nacional, el ministerio de Educación nacional sin duda, el ministerio del Interior quizá, e incluso otros ministerios participarán", dijo el pasado octubre, en una comparecencia ante la Asamblea Nacional, Geneviève Darrieussecq, secretaria de Estado adjunta a la ministra de los Ejércitos.
A principios de 2018 se filtró la idea, barajada en la Asamblea Nacional, de que una especie de currículum ciudadano —una formación cívica de una semana al año— sustituiría al servicio nacional universal.
Macron aprovechó el discurso de Año Nuevo a las fuerzas armadas, en la base naval de Toulon, en el sur de Francia, para reafirmar su plan aunque señaló que no sólo participará el Ministerio de los Ejércitos ni representará una carga para el presupuesto militar. Los detalles están en el aire y es una incógnita cómo y cuándo se pondrá en marcha. Un grupo de diputados prepara un proyecto.
En la propuesta original, los responsables de gestionarlo debían ser las fuerzas armadas y la Gendarmería, y debía formar a unos 600.000 jóvenes cada año.
La utilidad de la iniciativa, según explicó Macron durante la campaña, va más allá de la formación cívico-militar, forzosamente limitada al prolongarse solo un mes la formación. El servicio nacional universal puede abrir las puertas a entrar en la carrera militar y también a disponer de una reserva en caso de necesidad. Otro beneficio, dijo en su momento el entonces candidato, era que permitiría "detectar las dificultades, especialmente el iletrismo" y proponer una puesta al día del nivel escolar para quienes lo necesiten.
La supresión del servicio militar obligatorio en 1997 acabó con casi dos siglos de ejército de ciudadanos, una práctica que tiene su origen en la Revolución Francesa. "Todo francés es soldado y se debe a la densa de la patria", decía el artículo 1 de la ley Jourdan-Delbrel de 1798. Si llega a realizarse, el proyecto de Macron no reestablecerá esta práctica, pero quizá sí recobre algo del espíritu republicano, el de los ciudadanos que, al menos una vez en su vida, se dan cita con nación para aprender a defenderla, o conocerla.
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