Jessica Mouzo Quintáns
600 trabajadores de la compañía participan en un estudio de nutrición para analizar el impacto de los hábitos de vida saludable.
Dos trabajadores en la línea de producción del Seat León de Martorell. ALBERT GARCIA
Se acabaron los bocadillos de chorizo en Seat. La compañía automovilística sustituirá el pan blanco y los embutidos industriales del tentempié que ofrecía a sus empleados por un piscolabis más saludable: en vez de mortadela o chorizo, el bocata —ahora de pan integral— llevará humus, sardinas, tomate con queso fresco o aguacate. La iniciativa, que ha contado con el aval de los representantes de los trabajadores previa cata de los nuevos refrigerios, se enmarca dentro de un estudio de nutrición liderado por el hospital Clínic de Barcelona e Irsicaixa para analizar el impacto de los hábitos de vida saludable.
Unos 600 trabajadores de las plantas de Seat serán los conejillos de indias de este proyecto de investigación que se prolongará a lo largo de un año. La idea es estudiar el comportamiento y los hábitos alimentarios y de vida de los empleados y analizar su impacto en la salud. "Lo que queremos es cambiar los hábitos de vida, no solo los alimentarios. El tema es dar todo el paquete, en el que también está el cambio del patrón alimentario, y queremos hacer un proceso de ósmosis y que esto también pase a sus familias", ha explicado este viernes Ramón Estruch, consultor de Medicina Interna del Hospital Clínic, durante la rueda de prensa de presentación del proyecto.
Para ello, los investigadores seleccionarán a 300 voluntarios de la planta de Zona Franca en Barcelona y otros 300 de la fábrica que tiene la compañía en El Prat. A todos se les someterá a un exhaustivo análisis médico y de conductas alimentarias, pero solo uno de los grupos (el de Zona Franca) recibirá pautas para mejorar sus hábitos de vida y alimentos —como los nuevos bocadillos saludables— para facilitar la incorporación de buenas conductas alimentarias. "Ahora estamos reclutando voluntarios. Primero haremos una revisión muy completa, luego haremos la intervención en uno de los grupos durante seis meses y volveremos a repetir los análisis a todos los participantes. Compararemos los resultados del grupo en el que se ha hecho la intervención con el grupo de control", ha indicado la doctora Patricia Such, responsable de salud y seguridad en el trabajo de Seat. La compañía dispone de un centro médico pionero dentro de sus instalaciones que recibe unas 70.000 visitas de los trabajadores cada año por cuestiones derivadas de patologías comunes.
Además del cambio en los bocadillos que la empresa suele entregar a cada trabajador diariamente a mitad del turno, los investigadores han desplegado un paquete de medidas para intervenir en los patrones alimentarios y de vida del grupo de voluntarios de la Zona Franca. "Modificaremos las máquinas de vendingpara que haya productos más saludables, a todos los trabajadores se les darán instrucciones y formación de hábitos de vida saludables, podrán participar en seminarios de cocina para hacer comida buena, bonita y barata y les daremos cinco litros de aceite de oliva virgen y frutos secos para toda la familia durante los seis meses", ha enumerado Such.
LA SALUD DE LOS TRABAJADORES DE SEAT, A ESTUDIO
Los investigadores han analizado también los datos médicos de los últimos 20 años que habían recopilado los equipos de salud laboral de Seat. En total, la empresa disponía de los resultados médicos de 30.000 trabajadores que han arrojado una radiografía de la evolución de su estado de salud. "Los marcadores de salud son mejores que hace 20 años, pero queda mucho por hacer, son muy mejorables", admite Such.
Según los datos analizados, los empleados de Seat fuman más hoy (28%) que hace 20 años (23%). También han empeorado en el cómputo global de hipertensos (el 5,3% frente al 2,9% en 1998) y de personas con triglicéridos elevados.
En el estudio también participará el equipo de Irsicaixa, el centro de investigación del sida que dirige el doctor Bonaventura Clotet. Estos investigadores quieren aprovechar el proyecto para estudiar el impacto de la dieta en la microbiota intestinal. "Miraremos si esta intervención modifica el microbioma, la composición de la flora intestinal, hacia unos perfiles que podrían ser más favorables y asociados a menor inflamación. Eso se hace detectando el ADN de las bacterias en las heces, qué bacterias hay y qué pueden estar haciendo", ha explicado Roger Paredes, de Irsicaixa.
El plan de sustituir el bocadillo de chorizo, sostienen los investigadores, va más allá de la anécdota. "El bocadillo será como un recordatorio de la comida saludable, ha de concienciar de otro tipo de dinámica de vida", ha matizado Clotet. Si el estudio arroja los resultados esperados, de una mejora de los marcadores de salud de los trabajadores intervenidos, la compañía ampliará el cambio de almuerzo al resto de las plantas de la compañía. "Con la modificación de hábitos de vida, en concreto con una dieta mediterránea, deporte y atención a la salud mental, los marcadores de salud mejorarán en los trabajadores", ha asegurado la responsable de salud de Seat.
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