Inmaculada Cobo
Retrato de Lope de Vega, Museo Lázaro Galdiano ANÓNIMO
- Es de sobra conocida la intensa vida sexual del poeta español pero, ¿cómo compatibilizó en el s. XVII su larga lista de amantes con el sacerdocio?
- El Doctor en Literatura y autor del libro 'El verdadero amante: Lope de Vega y el amor' cuenta en él la apasionante y contradictoria vida de Lope
Está documentado que el entierro de Lope de Vega fue multitudinario. Acudió toda la ciudad de Madrid y, en especial, se volcó de forma reveladora el sector femenino de la Corte. "Las mujeres apreciaban mucho a Lope y por ello acudieron en masa a su entierro. Siempre estuvo rodeado de ellas y nunca las trató como un objeto", afirma José María Marco, autor de El verdadero amante: Lope de Vega y el amor (Ediciones Insólitas, 2019). La crónica del sepelio de Lope en agosto de 1635 escrita por Juan Pérez de Montalbán retrataba el momento: "Las calles estaban tan pobladas de gente, que casi se embarazaba el paso al entierro, sin haber balcón ocioso, ventana desocupada ni coche vacío".
Se han escrito muchísimas líneas sobre las aventuras y desventuras de la vida amorosa del poeta y dramaturgo español. En el imaginario colectivo da la sensación de que vivió el amor de forma frívola, debido a su amplio listado de amantes. Tuvo quince hijos entre legítimos e ilegítimos. Sin embargo, en la trayectoria de Lope, uno de los exponentes más importantes del Siglo de Oro de la literatura española, el amor tuvo muchas más vertientes y aristas de lo que un primer acercamiento a su figura puede transmitir. Busca el significado del amor en toda su prolífica obra, lo define. "Cervantes, Garcilaso y otros tantos escriben mucho sobre el amor pero Lope coge todo el espectro amoroso, desde el erotismo y el amor físico hasta la idealización, la exaltación de un amor que supera el contacto, que descubre la verdad del mundo. No hay límite para él, no hay nadie en el siglo XVII que se parezca a él en este estudio del amor. Además no es moralista, como sí lo es Cervantes, no necesita justificar moralmente a sus personajes, se deja llevar...", afirma José María Marco.
El primer gran amor de Lope fue Elena Osorio, una joven de la que se enamoró perdidamente. Vivió la historia de forma tan intensa que acabó desterrado. Osorio le abandonó por otro joven rico y poderoso y él acabó insultándola públicamente. Fue a la cárcel y tuvo que abandonar Madrid. Nunca se recuperaría de esta herida y la contaría en grandes obras como La Dorotea.
Lope se casó dos veces: de muy joven, con Isabel de Urbina y más tarde, con Juana Guardo. A pesar de sus numerosas amantes, Lope también dedicó muchos esfuerzos a su vida conyugal. A Isabel la cuidó cuando enfermó y de Juana siempre habló con respeto y cariño, aunque se llegó a decir que lo suyo fue un matrimonio de conveniencia. Juana era hija de un rico empresario que abastecía carne y pescado a la ciudad de Madrid.
En su larga lista de amantes destaca la actriz Micaela de Luján, entre otras menores como María de Aragón, Antonia Trillo y Jerónima de Burgos. Su última amante fue Marta de Nevares, a la que cuidó y vio morir tras una larga enfermedad.
Sin perder de vista su vida familiar, diseccionó como ningún otro el deseo humano y el erotismo. "En Lope todo empieza siempre por el impulso erótico, incluido el amor más depurado y desprendido [...] Dotado como muy pocos para la invención verbal, Lope recrea en múltiples ocasiones la voluptuosidad pura", cuenta Marco en el libro.
Además, su escandalosa vida contenía un elemento que la hacía aún más extraordinaria: Lope se ordenó sacerdote en 1614, a los 52 años, tras la muerte de Juana Guardo, su segunda esposa. El 29 de mayo de ese año ofició su primera misa, en la Iglesia de San Hermenegildo en Madrid. Siendo sacerdote comenzó su relación con Marta de Nevares (que estaba casada con un comerciante al que terminaría dejando) y continuó con sus amoríos esporádicos. Pero, ¿cómo era posible que un sacerdote tuviera esa intensa vida sexual?
"Durante mucho tiempo, la vida amorosa de Lope fue considerada escandalosa. A finales del siglo XIX, la Real Academia Española impidió la publicación de una biografía en la que se empezaba a detallar, con pruebas documentales indiscutibles, la poco ortodoxa historia de los amores de Lope. Nunca había sido bien vista, como es natural, pero la extraordinaria libertad propia de la España de los siglos XVI y XVII, la misma que hizo posible una vida y obra como las suyas, se había apagado y ya no era comprensible", se detalla en El Verdadero Amante: Lope de Vega y el amor.
En efecto, en pleno Siglo de Oro, se permitió que un personaje público como Lope de Vega ejerciera el sacerdocio mientras su vida amorosa no se veía resentida. "Lope era tan popular y tenía tanto prestigio que le perdonaban todo. Y efectivamente, aquella era una sociedad alérgica al puritanismo. Eran capaces de ver al ser humano como un todo, muchas veces contradictorio. Y luego está el catolicismo, con un Dios que lo perdona todo", afirma Marco. Lope considera que el amor de Dios nos sitúa en otro escenario: el amante se convierte en amado.
Por otro lado, su obra también se ocupa de la fuerza destructiva del amor: los celos. "Lope era un gran celoso. Exploró el lado relacionado con la pura lujuria incontrolable. Considera que los celos son la parte más innoble y más dura del amor.", explica el autor.
Lope no entendía el amor como algo secreto sino como algo que hay que contar y explicarle al ser amado. Su obra es la muestra de ello. Todos sus personajes intentan razonar sobre lo que sienten y el por qué de su enamoramiento. El amor y las relaciones, por cortas que sean, se vuelven trascendentes siempre para él. "En ese sentido hemos perdido, ahora todo vale", concluye Marco.
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