domingo, 30 de octubre de 2016

El lobo Falcó, la última criatura de Pérez-Reverte, se presenta al público. 4º ESO

EL PAÍS CULTURA


El escritor habla en Madrid de su nueva novela, ambientada en la Guerra Civil.

El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte.  EFE


Quienes entraron ayer a la sala de columnas del Círculo de Bellas Artes, en Madrid, miraban alrededor por si la sombra de Falcó se les aparecía con sombrero, gabardina y pitillo en mano. Y es que, como dijo el periodista de EL PAÍS Jacinto Antón, la presentación de la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, editada por Alfaguara, con el título del nombre de su personaje, supone el nacimiento de un héroe.
Un lobo oscuro, amoral, solitario, que se ha escapado vivo de la primera entrega tratando de liberar a José Antonio Primo de Rivera, y anda por ahí, entre la penumbra.
“A mí me gustan más los lobos que los corderos, lo siento pero es así”, asegura el autor. “Responden más a las reglas de la naturaleza. El mundo real es de los lobos y yo me identifico más con ellos. Procuro ser más lobo que cordero. Falcó es de estos: mata, miente, se manejaría mejor en este mundo donde, no nos engañemos, hoy, en Haití o en África, no te asesinan por un Martini, sino por dos dedos de agua”.
En los tiempos de la Guerra Civil, donde está ambientada la novela, también se respiraba esa crueldad. Quizás haya pasado a la historia como una carnicería más ideologizada, pero la coartada de la supervivencia, vaya que si influía. “Me atraía llevar la historia a esa época para colocar en medio de un escenario tan etiquetado de buenos y malos a un personaje amoral. Pero esta no es una obra sobre el conflicto; este es solo un pretexto, un buen espectáculo donde este tipo opera de forma transversal”, indica el novelista.
Porque Falcó no ha sido llevado a su extremo más cruel por unas deudas trágicas pendientes. Este señorito andaluz, expulsado de la Marina por conducta indecorosa, está ahí por elección propia. “Podía haber caído en otro bando; en realidad, él busca la aventura, la adrenalina…”, detalla el escritor. Nada que pueda ser confundido ni por asomo con la nobleza.

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