miércoles, 3 de abril de 2019

Valencia ya ha sacado 5.000 toneladas de toallitas que taponaban casi dos kilómetros de un colector. Actualidad

EL PAÍS SOCIEDAD
Cristina Vázquez

El Ayuntamiento ha gastado más de ocho millones de euros en limpiar la mole de desechos e invertirá otros 12 en remozar la cloaca.


Una pala excavadora saca kilos de toallitas húmedas del colector norte de Valencia. Mónica Torres/EP


Las toallitas húmedas, utilizadas como sustituto del papel higiénico y para mil cosas más, se han convertido en una auténtica plaga para las cloacas de las grandes ciudades. La inmensa bola que forman, mezclada con la inmundicia, ha atascado los colectores de Nueva York, Londres, Madrid o San Sebastián. En Valencia, la mole de desechos superaba los tres kilómetros de longitud y el Ayuntamiento ha tenido que gastarse más de ocho millones de euros en extraer 5.000 toneladas de la apestosa amalgama.
En dos años se han despejado 1,6 kilómetros y en la actualidad se están limpiando "los últimos 150 metros más complicados del tapón en todo el recorrido del colector, que mide cinco metros de ancho por 2,4 de alto", explica Jesús Cenicero, ingeniero del Servicio del Ciclo Integral del Agua del municipio valenciano. "Con esta actuación, que terminaremos dentro de un mes, tendremos unas condiciones de funcionamiento del colector razonables". El resto de la limpieza -queda otro kilómetro y pico por despejar- saldrá a licitación porque no es tan urgente.
La situación hace dos años en Valencia era de emergencia en el colector norte -que recoge el 60% de las aguas residuales que genera la ciudad-, después de que el tapón de toallitas, bastoncillos de algodón y otros desechos que se tiran negligentemente al inodoro, disparara el riesgo de vertido de aguas fecales al antiguo cauce del río Turia. Ahora todo está encauzado pero el concejal del Ciclo Integral del Agua de Valencia, Vicent Sarrià, ha solicitado un crédito de 160 millones de euros al Banco Europeo de Inversiones para renovar en los próximos 15 años la red urbana de saneamiento, y a la modernización del colector norte se destinarán unos 12 millones de euros.
"Por las noticias de las que disponemos, el caso de Valencia es el más difícil que conocemos pues teníamos 3,5 kilómetros de tapón. Ya hemos extraído unas 5.000 toneladas de suciedad y quedarían otras 2.000 por extraer. En Londres, hace dos años, eran 130 toneladas y afectaba a 100 metros de colector", recuerda Cenicero.
El mensaje del Ayuntamiento valenciano ante esta plaga no biodegradable es inequívoco: "Los residuos tienen que ir a los contenedores adecuados. El váter no es ni un contenedor ni una papelera y todo lo que se tire al retrete tiene que ser biológicamente degradable", subraya el ingeniero municipal. El concejal ha reiterado la necesidad de que las empresas comercialicen nuevos tipos de toallitas que, "sin ser inocuas, son menos nocivas". 
Un operario dirige la pala que limpia de toallitas el principal colector urbano de Valencia.
Un operario dirige la pala que limpia de toallitas el principal colector urbano de Valencia. MÒNICA TORRES
Al uso indiscriminado de toallitas en los hogares españoles se ha unido la antigüedad del colector atascado en Valencia. "Las toallitas son un material muy pesado que el agua en condiciones normales no arrastra. En el caso de Valencia, tenemos unos colectores unitarios, que recogen las aguas residuales y las de lluvia que, cuando es torrencial, arrastra los residuos de los colectores y los deposita al final, que es donde ocasiona problemas al colector", prosigue el técnico municipal. 
El pronóstico ahora es favorable. "Llevamos dos años trabajando y en un mes limpiaremos esos 150 metros más complicados por su difícil acceso y podremos dar por finalizada la situación de emergencia por vertido al antiguo cauce del río. A partir de ahí, nos quedará el resto, que vamos a licitar porque es un asunto urgente pero no emergente", concluye el técnico.

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