miércoles, 22 de mayo de 2019

El seguimiento a un antiguo colaborador de Josu Ternera llevó a su detención

EL PAÍS ESPAÑA
Óscar Pérez-Fontecha/Silvia Ayuso


El terrorista, que ha sido capturado este jueves en Francia, tiene que cumplir en ese país una condena de ocho años por pertenencia a banda terrorista.


Josu Ternera, momentos antes de la detención. VÍDEO: ATLAS


José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, ha sido detenido este jueves a las siete de la mañana en el aparcamiento de un hospital de la localidad de Sallanches, en los Alpes franceses, en una operación conjunta de la Guardia Civil y la DGSI (el servicio de inteligencia francés). El arresto se produjo cuando se dirigía para ser tratado de un cáncer diagnosticado hace años. Ternera llevaba en el momento de su detención una pesada mochila. Los investigadores creen que pasaba buena parte del día escondido en el bosque. El que fue jefe político de ETA, de 68 años, llevaba fugado 17. Francia tenía dictada una orden de detención contra él para que cumpla una condena de ocho años que le impuso en rebeldía en junio de 2017. En España lo reclaman cuatro juzgados de la Audiencia Nacional. El seguimiento a un antiguo colaborador del dirigente etarra dio la pista que llevó a su arresto.

La línea de investigación que ha permitido la detención de Ternera se inició hace meses, después de que el seguimiento a un antiguo colaborador del jefe de ETA permitiera interceptar una conversación en la que se hablaba de un tratamiento contra el cáncer y de una cita médica programada. Los expertos antiterroristas tenían indicios desde hace años de que el etarra sufría esta enfermedad y sospecharon que se referían a él. Ya entonces, las sospechas sobre el paradero del destacado miembro de la organización terrorista situaban su escondite en la zona de los Alpes que comparten Francia, Suiza e Italia. Los agentes de la Guardia Civil iniciaron entonces un rastreo en centros médicos de la zona con servicio de oncología en busca de pacientes de las características del etarra. Todo ello con una discreción extrema, después de que Ternera hubiera conseguido burlar entre los años 2011 y 2013 tres operaciones policiales para detenerlo supuestamente por culpa de filtraciones. Una de ellas, en la misma zona de los Alpes.
Las pesquisas desembocaron en un discreto control del aparcamiento del hospital de Sallanches, una localidad del departamento de Alta Saboya, ante la sospecha de que uno de los pacientes que iba a recibir tratamiento contra el cáncer esa mañana pudiera ser Urrutikoetxea, registrado con una identidad falsa. “No había ninguna certeza de que el paciente citado fuera él”, admite una fuente cercana a la investigación, que detalla que en días anteriores se habían realizado despliegues similares en otros centros sanitarios de la zona sin ningún éxito. En esta ocasión lo tuvieron. Sobre las siete de la mañana los agentes vieron entrar en el aparcamiento del hospital francés un vehículo con dos hombres en su interior. Los agentes creyeron identificar a uno de ellos como el dirigente de ETA y el servicio de inteligencia francés procedió a su arresto.
Tras su detención, Urrutikoetxea pidió ser examinado por un médico. Posteriormente, fue trasladado a la ciudad de Bonneville. Allí, ingresó en la prisión de esta localidad francesa. Este viernes será trasladado a París, donde se le notificará la orden de detención emitida contra él, según detalló la Fiscalía francesa.
Su acompañante también fue trasladado a dependencias policiales. Allí, tras ser interrogado, quedó en libertad. Los investigadores creen que esta persona —de la que hasta ahora no constaba ninguna relación ni con ETA ni con la izquierda abertzale— le daba cobijo. Expertos de la lucha antiterrorista destacan que Ternera siempre ha gestionado al margen de la organización terrorista sus escondites, para los que buscaba personas sin conexiones con la banda como una medida de seguridad. En esta ocasión había encontrado refugio en las cercanías de la localidad de Saint Gervais les Bains, una zona muy concurrida para la práctica de deportes de invierno.
Con el arresto de Ternera, la Guardia Civil se quita una de las espinas que aún tenía clavadas en la lucha contra ETA, según reconocen altos mandos del instituto armado. Aunque el papel de Urrutikoetxea dentro de la organización en los últimos años había sido secundario —puso voz en castellano a la lectura del comunicado con el que ETA anunció su disolución en mayo del año pasado, aunque su papel ya se consideraba entonces anecdótico—, conseguir su arresto era “algo más que un símbolo” para los agentes. “Está detrás de atentados como el de la casa cuartel de Zaragoza, que costó la vida a 11 personas, entre ellas seis menores, y su libertad era una ofensa para las víctimas”, señala un experto de la lucha antiterrorista de la Guardia Civil. De hecho, el operativo fue bautizado Operación Infancia Robada, en alusión, precisamente, a la muerte de aquellos niños.

Causas pendientes de ETA

Fuentes del Ministerio del Interior también destacan que el arresto de Ternera es “una demostración de que se siguen investigando las causas pendientes pese a la disolución de ETA” y que la colaboración francesa “sigue siendo totalmente plena”. El ministro Fernando Grande-Marlaska ensalzó  “el carácter simbólico” del arresto, que calificó como una “victoria del Estado de derecho”. La detención se produce en plena campaña electoral y a apenas unos días de que se constituyan las Cortes.
El histórico dirigente de la banda terrorista militó en ETA medio siglo y desempeñó prácticamente todas las funciones orgánicas.
Estaba en paradero desconocido desde 2002. El Tribunal Supremo le citó hace ya 17 años para tomarle declaración por su participación en el atentado de la casa cuartel de Zaragoza. Ternera, que entonces era diputado de Euskal Herritarrok y formaba parte de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara vasca, se dio a la fuga y recuperó su vida en la clandestinidad.




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